¿POR FE O POR OBRAS?
Bíblicamente la salvación no es ni por obras ni por fe; es
por Gracia, pero es la fe "el medio" establecido por Dios
para alcanzar la justificación y no las obras.
Efesios 2:10-11
“Porque por Gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe".
La Salvación es obra y voluntad única de Dios, no del hombre
(Juan 1:13). Esta comprende una serie de eventos en aquel
que cree y es salvo. Estos sucesos
ocurren antes de la salvación, durante y después de la salvación. La salvación en si es instantánea y permanente,
nunca progresiva. La salvación comprende
lo siguiente:
1. Antes de la salvación
Llamamiento:
Proceso por el cual Dios llama.
Llamamiento
Externo Hecho por aquel que
Predica el Evangelio o Invita al arrepentimiento (Marcos 16:15, 16)
Llamamiento Interno
Obra por el cual el Espíritu Santo convence de pecado, produce fe
y arrepentimiento (Del Griego [metanoia]
que significa "cambio de mente"),
va con la fe. "Antes no creías y ahora crees". El que oye y responde al llamado "creyendo", recibe salvación... (Mateo 20:16)
2. Al momento de la Salvación
Regeneración
Los que creen en Cristo nacen de nuevo. Esto es regeneración. Dios nos restaura a una relación recta con sí
mismo. El Nuevo nacimiento es obra del Espíritu Santo el cual pasa a hacer
morada dentro del nuevo creyente. (Juan
3:3; Tito 3:4-6)
Conversión
Es un cambio radical que ocurre con el conocimiento de la persona. El pecador conscientemente abandona su vida
pecaminosa, volviéndose a una vida en comunión con Dios. Es producto del Arrepentimiento (cambio de mente). (2 Corintios 7:9,10). La Conversión ocurre una sola vez y para
siempre.
Justificación
Es la declaración legal de parte de Dios de que ya somos perdonados por la
sangre de Cristo. Es un acto de Dios ha
hecho una vez y para siempre que libera al pecador de su culpa y pena de pecado
y es declarado santo (separado) para
Dios (Romanos 5:1; 8:1, 33, 34).
Adopción
En este proceso vemos un cambio en
nuestra relación con Dios. Antes, éramos
enemigos de Dios, en guerra contra El.
Ahora, estamos en una relación de amor y amistad. Somos hijos adoptivos de Dios (Efesios 1:4, 5).
Bautismo El nuevo creyente es Bautizado por medio del
Espíritu Santo y unido por Cristo como miembro de su cuerpo, la Iglesia (I Corintios 12:13).
3. Desde la Salvación
Santificación
Es el proceso por el cual nos mejoramos,
purificamos hasta que el creyente es glorificado. Desde el momento de la salvación todo
creyente queda capacitado por el Espíritu Santo para toda buena obra. El Espíritu
Santo toma parte directa en la santificación de los creyentes a medida
que estos se someten a su dominio y dirección. (Efesios 1:4; I Tesalonicenses 4:7; I Pedro 1:15,16).
¿Para qué son las
obras?
Son muy necesarias.
"Las obras son fruto de la
salvación, pero la salvación nunca es fruto de las obras". El único paso hacia la salvación es la FE VERDADERA en Cristo,
reconociéndose que se es pecador y se necesita a Cristo como Señor y Salvador.
Dios te Justifica, es decir te declara inocente por creer de todo corazón en
Cristo como Señor y Salvador. Este es resultado de la "Regeneración" o "Nuevo Nacimiento" el cual produce
el Espíritu Santo y hace al hombre apartarse de sus malos caminos (SANTIFICACIÓN) y OBRAR en buenas obras que
según dice la Biblia "fueron
preparadas de antemano para que andemos en ellas" (Efesios 2:10; 4:17-32; Mateo 7:15-23).
Es decir, toda aquella persona que dice tener fe debe de tener obras dignas de
arrepentimiento. El que dice tener fe y no tiene buenas obras en AMOR es mentiroso y No es Salvo (Santiago 2:14-26).
La Biblia dice:
“Justificados pues
por la FE tenemos paz para con Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo"
(Romanos 5:1-2; Efesios 2:1-10).
No dice Por la "fe
y las obras". Es por Gracia (bondad o misericordia inmerecida).
La Justificación es solo "por gracia" y solo "por
medio de la fe" en Cristo y su obra.
"Porque por
Gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe"(Efesios 2:8-9).
¿Qué del pasaje de
Santiago 2:14-20?
Este pasaje ha sido motivo de confusión y discrepancia, aún
en los círculos evangélicos, al punto de que, incluso, se ha originado una doctrina dañina y
destructiva de ella.
¿Está predicando Santiago la salvación por obras? ¡NO! ¡ABSOLUTAMENTE NO! Todo lo contrario; él está afirmando que la
salvación (la justificación) es por
gracia, pero dice que el justificado debe manifestar externamente el resultado
de dicha obra de gracia. Un pasaje que va a ayudar a entender lo expresado por
Santiago lo encontramos en Hebreos 3:1:
“Por tanto, hermanos
santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de
nuestra profesión, Cristo Jesús;”
Consideremos los dos aspectos del ministerio del Señor
Jesucristo que encontramos en este versículo: Apóstol y Sumo Sacerdote.
Cristo como apóstol
fue enviado por Dios el Padre para comunicarnos el mensaje de salvación y
ofrecerse como sacrificio expiatorio a favor de nosotros, y como sumo sacerdote él fue escogido
y enviado para ministrar a favor de
nosotros delante de Dios el Padre. Es un camino de doble vía; por una parte es enviado de parte de Dios y
por otra parte es enviado por los hombres delante de Dios (Hebreos 5:1).
De la misma manera, Santiago habla de dos aspectos (la fe y las obras) en la vida del cristiano,
quien fue justificado gratuitamente por Dios.
Por una parte, la fe lo justifica delante de Dios y las
obras lo justifican delante de los hombres. Para Dios las obras del ser humano
son “como trapos de inmundicia” (Isaías 64:6), y no son aceptables para
ser justificados (Génesis 4:3-5). En
el pasaje de Génesis 4, vemos que Caín
trajo el fruto de su esfuerzo, el resultado de “sus obras” para obtener la aprobación de Dios: Caín olvidó, o no quiso
aceptar, el método divino para la justificación. Cuando Adán y Eva pecaron,
Dios sacrificó un animal inocente (un
cordero), derramó su sangre y cubrió el pecado y la vergüenza de ellos (Génesis 3:21); estableciendo de esa
manera la forma en que los hombres debían acercarse a Dios. “Y casi todo es purificado, según la ley,
con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22- Levítico 17:11).
Por otra parte, las obras son la forma de “Testificar” a los
hombres de lo que sucedió en la intimidad con Dios; o sea, las obras nos
justifican delante de los hombres. Si alguien profesa ser un hijo de Dios pero
vive como un hijo de Satanás, no va a estimular a nadie a querer hacerse
cristiano; no está viviendo esa vida que profesa tener; no se justifica delante
de los hombres. Eso es lo que Santiago quiere decir cuando expresa: “La fe sin obras es muerta”.
Parafraseando a Santiago podríamos decir que las obras perfecciona nuestra fe,
o sea, manifiesta nuestra fe, la hace notar; exhibe públicamente la nueva naturaleza
que Dios nos ha dado. Somos criaturas nuevas, con una naturaleza totalmente
nueva y distinta a la que teníamos antes, y debemos vivir conforme a esa verdad
“De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
(2 Corintios 5:17).
Concluyendo, digamos que, la Biblia es la expresión de la
voluntad y el pensamiento de Dios, por lo cual es perfecto, sin errores y sin
contradicciones. En ella encontramos un sinfín de pasajes que nos hablan de la
forma en que Dios nos justifica delante de él; y en todas dice lo mismo: “El justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17) y “no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9). Para muestra basta un botón-
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