"Divina Gracia" es una pagina de servicio al Señor Jesucristo, con miras a la difusión del Evangelio y la enseñanza bíblica, para la Salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Nos encontramos en la ciudad de Areguá-Caacupemi.
martes, 28 de octubre de 2014
jueves, 24 de abril de 2014
ESCUELA DOMINICAL
LOS
PROFETAS MENORES XXIII
MIQUEAS (II)
Cuando
Dios creó el mundo hizo el día y la
noche. En Miqueas
2:1 tenemos el relato de hombres que usaron la noche y el día de una
manera perversa. Trazaron planes malévolos durante la noche y los llevaron a
cabo en el día. La manera en la cual pasamos nuestras noches es un índice del
carácter moral.
El pecado del pillaje, 2:1-5. La palabra Ay
es una exclamación de desdicha o de
lamentación, relacionada con la calamidad. La condición del pecador es digna de
ser lamentada. Hay muchas manifestaciones del pecado y ninguna de ellas es
atractiva. Traman el mal que es algo pecaminoso
y nocivo, comenzando en sus pensamientos y luego lo realizan cuando tienen el
poder de hacerlo. Había gente en Israel que, en su avaricia, buscaba con
prepotencia tomar la herencia de los que no se podían defender. Incluso andaban
con orgullo (erguidos en el v. 3) por sus malos hechos. La heredad de cada
tribu y familia era porción de Jehová (Números 36:9) y por lo tanto no se podía
canjear. El término familia en el v. 3 es interesante. La familia es la unidad
básica de la sociedad (Génesis 12:3) y ahí tiene que empezar la
bendición. El pueblo de Dios tiene que ser una familia y, como tal,
vivir unida. El pecado de avaricia y pillaje destruye la familia y resulta en
su mal.
El pecado de petulancia, 2:6-11. El pueblo responde a la predicación de Miqueas con descaro e
insolencia, no está dispuesto a escuchar al profeta. Incluso le dice: ¡No prediquéis! (v. 6). Le habían dicho algo parecido a Amós
unos cuantos años antes, según Amós 7:13; también Ezequiel habló en contra de los
falsos profetas (cap. 13); y algunos siglos después el apóstol Pablo
habló del tiempo cuando “teniendo comezón de oír, amontonarán para sí maestros
conforme a sus propias pasiones” (2 Timoteo 4:3). El pueblo tenía
la idea expresada por Miqueas (2:7) de que Jehovah es poderoso y paciente.
Sus obras no incluyen el juicio y la destrucción que acaba de mencionar. A esto
responde Miqueas
que Dios
manifiesta el bien al recto solamente. Si Dios es recto, espera que su pueblo también lo
sea. Dios
es santo y justo, por lo tanto no puede aprobar ni mirar con agrado al que hace
lo malo. Miqueas
ahora comunica al pueblo las palabras de Dios (vv. 8–11). Su pecado manifestaba su condición
espiritual. En primer lugar es un pueblo hostil que se hace enemigo de Dios
al descuidar su palabra. El pueblo con su pecado había quitado el reposo de la
tierra; la había contaminado. Dios es “Padre de los huérfanos y juez (defensor) de las viudas”
(Salmo 68:5),
quienes son indefensos. Es un gran pecado aprovecharse de su debilidad,
echándoles de su herencia
La promesa de provisión, 2:12, 13. Aquí se
introduce un tema importante en Miqueas. El remanente (o
resto) se menciona también en 4:7; 5:7, 8; y 7:18, y se refiere a los salvos
en Israel.
Observación:
Moreset, el pueblo de Miqueas estaba situado en una
región llamada la Sefela. El nombre significa tierra baja y se refiere al área
entre los montes de Judá y la llanura de Filistea. La Sefela
no era estrictamente una llanura o una serie de montes; más bien
consistía en varias colinas.
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LOS PROFETAS MENORES
MIQUEAS (I)
En la primera sección del libro de Miqueas figuran solo los reyes
de Judá,
puesto que Miqueas es de ahí. Jotam
reinó del 740 al 732, Acaz del 732 al 716 y Ezequías del 716 al 687. Pero Miqueas dirige
su mensaje a Israel
también, representado por su capital Samaria. Emplaza a las naciones
para que comparezcan como testigos en el juicio que tiene Dios contra su pueblo. Es un
escenario visto también en Isaías 1, Oseas 4, Jeremías 2 y Miqueas 6. Cita a todas las
naciones porque finalmente tiene que ver con toda la tierra (vv. 3, 4),
aunque comienza con su pueblo. Estos versículos tienen un propósito histórico.
Exponen el nombre, tiempo y lugar de la profecía. Además nos dicen algunas
características en cuanto a toda profecía verdadera.
I. Viene de Dios. El mensaje de Miqueas es “palabra de Jehová”. Miqueas estaba
seguro de que
Dios le había hablado y así es en el caso de todo profeta verdadero
(ver Jeremías 28:9).
II. Viene por medio de los hombres. …que vino a Miqueas
de Moreset. La profecía verdadera
está formada en el crisol de siervos obedientes a Dios.
III. Viene en tiempos y situaciones específicos. …en días de Jotam,
Acaz y Ezequías, reyes de Judá; sobre lo que vio acerca de Samaria y Jerusalén.
El mensaje profético es pertinente a situaciones concretas.
Qué fácil es dirigirnos a los problemas de otros tiempos y lugares.
Debemos enfocar la Palabra de Dios a nuestra generación.
IV. Viene a todos los hombres. ¡Oíd, pueblos todos!
La profecía verdadera, bien entendida, contiene lecciones que todos
los hombres deben oír. La profecía viene de Dios por medio de hombres. Tiene un propósito concreto en el tiempo que es proclamada.
La profecía de Miqueas
referente a Samaria
se cumplió literalmente. La ciudad fue
destruida por los asirios en el 722 a. de J.C. y actualmente se
encuentra en ruinas. A continuación se mencionan 12 lugares afectados por la inminente invasión de los asirios
realizada en el año 701. El juego de
palabras asocia la severidad de la invasión con el significado del nombre de cada
pueblo. Por ejemplo, Bet-le-afra
quiere decir “casa de polvo”, y sus habitantes se
revolcarían en la tierra. Safir
quiere decir “amena” pero sus habitantes serían
desnudados y avergonzados. Laquis
(v.
13) sería el lugar más conocido y grande. Fue una ciudad fortificada
y el nombre tiene que ver con “ser difícil de capturar”. El
mensaje declara que con rapidez huirían de Laquis
en carros. Cuando el rey Senaquerib invadió Judá (2 Reyes
18:13–16), los asirios
destruyeron 46 pueblos antes de
llegar a Jerusalén.
Zaanán significa “uno
que sale”; Betesel
es “casa al lado”; Marot
es “amargura”; Moreset
quiere decir “posesión”; Aczib
es “engañador” (que miente); Maresa
es “el que encabeza” (o posee). El pecado estaba por arruinar el
destino y el carácter de cada uno. Del v. 13 observamos que Laquis sería culpable de haber introducido el pecado (quizás la
idolatría) en Sion.
Este término hija de Sion se ve nueve veces en
el libro de Miqueas.
Se refiere así en general a Jerusalén. A Moreset-gat
(v.14)
se le daría su dote o regalos de despedida. Sería de otro ahora. Esto habrá
herido especialmente a Miqueas porque era de allí. Maresa (v.15)
en hebreo es algo similar a la palabra “conquistador”. El pueblo cuyo
significado es “conquistador” terminará siendo conquistado, vendría a ser la “posesión”
de Senaquerib. La flor de Israel
(v.15)
se iría a Adulam por la invasión
asiria. Adulam
es famosa por su cueva donde buscó refugio David cuando fue perseguido por Saúl
(1 Samuel 22:1). Y así la magnificencia y manifestación de la presencia de Dios se
iría a meter en un escondrijo de oscuridad.-
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LOS PROFETAS MENORES
JONÁS IV
4:1-4. El profeta manifiesta su egoísmo;
la misericordia de Dios desagradó a Jonás. Su enojo era como un
fuego ardiente, un exacerbado sentimiento de enojo, Jonás estaba “caliente” por la
bondad de
Dios; él quería que los ninivitas sean destruidos. Al fin Jonás
reconoce el motivo de su intento de huir de la presencia de Dios. No quería que los asirios
gozaran de la misericordia de Dios ni quería ser el mensajero del Señor para
ellos porque Jonás conocía a los
asirios. De todos los enemigos de Israel los asirios eran los más crueles; no
solamente destruyeron la ciudad de Samaria y deportaron a sus habitantes sino que
pusieron otras gentes en la tierra de manera que los judíos ni siquiera tenían una
patria a la cual regresar. Es por eso que, conociendo la bondad divina (Éxodo 34:6-7;
Salmo 86:5, 15; 103:8; Joel 2:13), es que el profeta se negó a ser
el portador de un mensaje de arrepentimiento y perdón. Entonces, como Moisés
y Elías
habían hecho antes, Jonás pidió a Dios que le quitara la vida (Números
11:10-15; 1 Reyes 19:4). Es triste ver la oración del profeta, tan
distinta del capítulo
2. Viendo al Jonás del capítulo 1, podemos ver que
obedeció el mandamiento de Dios porque sabía que no se puede huir de la
presencia de Dios,
pero él prefería morir antes que ver la salvación de los asirios. El Señor
le hace ver que su razonamiento es absurdo e inadecuado y le insta a
reflexionar sobre ello.
4:5-8. Jonás deseaba íntimamente que Dios al final destruyera a Nínive, es por ello que se hizo una
enramada en lo alto de una colina y esperó para ver el resultado final.
¿Podríamos imaginar el efecto sicológico sobre los habitantes de Nínive al
ver a ese profeta que trajo malas noticias esperando para ver los resultados de su profecía? Aún
allí Dios
le muestra su misericordia al hacer brotar una calabacera para proveerle de
sombra, y
Jonás se reconfortó con ello. Su felicidad duró poco; después de 24 horas Dios
dispuso que un gusano destruyese la planta. Jonás se molestó; parecía que al
profeta le daba más valor a las cosas que a las personas; especialmente la
gente de Nínive. Ante el sofocante
calor por el viento oriental que el Señor envió, Jonás lamentó su situación y le
manifestó al Señor
su deseo de morir. Jonás demuestra una actitud muy superficial
sobre la vida al pedir la muerte por tener sed y calor sin importarle la muerte
de cientos de miles de personas que necesitaban y anhelaban obtener el perdón
de Dios.
4:9-11. Ante la pregunta del Señor, Jonás
responde y demuestra su falta der madurez. El egoísmo excesivo es una clara
muestra de la falta de madurez de una persona. Dios le demuestra a Jonás
que su actitud es equivocada y absurda. El profeta se desespera por la pérdida
de una planta que él no sembró ni cultivó; cuanto más el Señor debe pensar en cientos de
miles de personas que él ha creado a su imagen y semejanza. En este momento se
ve a un Jonás
con muchos prejuicios y con una escala de valores totalmente confundida y
distorsionada. La expresión “más de 120.000 personas que no distinguen su mano
derecha de su mano izquierda” se refiere a que, además de los
adultos, había esa cantidad de niños, demasiado pequeños para tener criterio o
discernimiento moral. De allí deducimos que la población de Nínive era de unas 600.000 personas, aproximadamente.
La lección más importante que encontramos en el libro de Jonás
es ésta: El Señor de la tierra ama a toda su creación, justos e injustos y
no quiere que ni ninguno se pierda.
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LOS PROFETAS
MENORES XX
Jonás III
El mensaje urgente: 3:1-3. Dios, sencillamente le repite a Jonás
la orden que le había dado antes. No hay reproche ni reprensión; además Jonás
ya había aprendido que era imposible huir de la presencia de Dios.
No estaba de acuerdo con el mandato de Dios pero no había otra alternativa. Jonás no
tenía que preparar ningún mensaje; Dios iba a darle el mensaje para Nínive.
La Escritura dice que Nínive era una ciudad grande que fue destruida en el año 612 a.C. y nunca se construyó de nuevo.
La expresión “tres
días de camino” se refiere a
que la gran población de Nínive,
que abarcaba la ciudad, propiamente
dicha y las poblaciones que la rodeaban,
tenía aproximadamente 80 kilómetros
cuadrados y se tardaba ese tiempo para recorrerla toda.
Cuando Jonás llegó al centro de la ciudad empezó a
proclamar el mensaje divino. El mensaje era breve pero espantoso; una sola fase
que el profeta repitió constantemente: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” el verbo que utiliza el profeta para la
palabra destruir habla de “revolcar”, “poner patas para arriba” y
se utiliza una sola vez más en la Biblia en Génesis 19:29
para describir la destrucción total de Sodoma
y Gomorra.
El gran arrepentimiento. 3:5-10.
La reacción de la gente de Nínive era
lo que Jonás
estaba temiendo. Un arrepentimiento genuino y total; no solamente creyeron en Dios
sino que depositaron toda su confianza en Él. El verbo “creer” que se utiliza
aquí es la misma palabra que se usa para describir la fe de Abraham
en Génesis
15:6. Para mostrar la sinceridad de su fe emplearon dos símbolos muy
conocidos en el Medio Oriente para manifestar el arrepentimiento: el ayuno y
cubrirse con cilicio, que era una tela rústica, gruesa y barata. Todos, desde
los de la alta sociedad hasta los más humildes, se unieron en la búsqueda de la
misericordia de Dios.
Cuando la noticia llegó a oídos del rey, y al entender la gravedad del asunto,
se unió junto con sus nobles al pueblo y expidió un decreto de penitencia
general.
La costumbre de cubrirse con cilicio y sentarse sobre
cenizas se empleaba en momentos de tristeza o tragedia (Ver 2 Samuel 3:31; Jeremías 6:26), de luto (Ester 4:1-3), de arrepentimiento (Nehemías 9:1; Job 42:6)
y humillación (Daniel 9:3-5). El contraste,
pues, con la ropa fina del rey era muy grande y evidente. Lo más importante del
decreto real se halla al final del versículo 8. El arrepentimiento no sería
únicamente una ceremonia externa como en Isaías 58:3-8 se condena, sino un cambio
radical en la moral de la gente. Cada uno debía dejar su mal camino y dejar el
uso de la violencia: “Cúbranse de cilicio tanto hombres como animales y clamen a Dios
fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en
sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del
ardor de su ira, y no pereceremos? (3:8,
9)” El rey no sabía si Dios los
iba a perdonar (V.9),
pero confía que así será (Ver Jeremías 18:7-9).
El versículo 10 es de suma importancia porque nos
enseña que Dios
se complace en perdonar y que escucha la oración de arrepentimiento de
cualquier persona y de cualquier pueblo. La misericordia de Dios se extiende a cada habitante de nuestro
planeta. El
Señor Jesucristo reconoció el cambio operado en los habitantes de Nínive
cuando dijo: “·Los
hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la
condenarán, porque ellos se arrepintieron ante la predicación de Jonás”
(Lucas 11:32).-
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LOS
PROFETAS MENORES
JONÁS (II)
Luego de contestar las preguntas que le hicieron acerca de
su procedencia y de sus actividades, resulta llamativo notar que Jonás,
quien no quiso predicarles a los gentiles de Nínive, ahora se encuentra en circunstancias en que está dispuesto a dar su vida para salvar
a unos marineros gentiles. Ellos por su parte no podían entender cómo él haría
algo tan estúpido como intentar huir del Dios que hizo el cielo y la tierra; Jonás no
pudo responder a esa pregunta (V.10).
La pregunta ahora era: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?
Es importante notar la actitud de los marineros. Ellos hicieron todo lo posible
para evitar la muerte de Jonás; intentaron volver a tierra para
dejarlo, pero era imposible; la tempestad era más fuerte cada vez. Finalmente
comprendieron que el sacrificio de Jonás era inevitable. Por medio de la oración,
los marineros reconocieron la voluntad de Dios, cuando echaron la suerte y ahora por
medio de esta furiosa tempestad (V.14). Es notable que estos marineros gentiles
tuvieran tanta compasión por un profeta que no la tuvo con una ciudad entera. Cuando echaron a Jonás
al mar se produjo una calma instantánea, y entonces, con temor y respeto adoraron a Jehová Dios (Vv.15-16). El versículo 17 deja bien en claro que lo que
pasó a Jonás
no fue una casualidad; Dios preparó un gran pez para que tragara a Jonás.
Cuatro veces en este libro se emplea este verbo “Preparó” (1:17; 4; 6, 7 y
8) Dios
preparó no solamente el pez, sino también la planta de ricino, el
gusano, y el viento solano, para enseñarle importantes lecciones al profeta
rebelde.
Capítulo 2: Ante la realidad latente y
cercana el profeta Jonás comenzó a orar con mucho fervor. El profeta manifiesta desesperación pero
también esperanza y comienza a orar en prosa, como una poesía; y el estilo
poético que utiliza es el Paralelismo, o sea que la
segunda parte de la estrofa repite en palabras similares lo que dice la primera
parte. Jonás estaba desesperado porque
no estaba acostumbrado al mar y le causaba un espanto de muerte (Vv.2-6)
“Descendí a
los cimientos del monte; la tierra echó sobre mí los cerrojos para siempre” (V.6)
describe con claridad la situación y angustia del profeta. “Mas tú sacaste mi vida de la sepultura” (V.6) “Me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu
santo templo” Es el clamor de
un alma que siente el peso de su pecado, su desobediencia y su rebeldía. En
medio del “valle
de sombra de muerte” se acuerda del Señor y clama de lo profundo de
su alma y el
Señor escucha y responde. Por
último, en este capítulo, el profeta hace un contraste entre los que abandonan
su fe para adorar ídolos, vanidades ilusorias, y los que adoran al Dios
verdadero. A pesar de su desobediencia Jonás
nunca dejó de creer en Dios o de reconocer que era el único Dios,
el Creador.
Como en otros lugares de la Biblia el profeta Jonás manifiesta que el culto a
los ídolos no es solamente falso sino totalmente vano (Ver Isaías 44:9-20) Jonás
termina su oración con la confianza de que un día va a ofrecer sus sacrificios
y cumplir sus votos prometidos. Jonás era un profeta que amaba a su pueblo Israel
y odiaba a sus enemigos. El llamado de Dios para ir a predicar a Nínive era inconcebible para él, y así empezó su huida, su
experiencia en el barco y en el vientre del gran pez. Solo cuando escuchó la segunda vez la voz de Dios.
Jonás
fue a Nínive y dio el mensaje. A
pesar de no ser un mensajero no convencido, los habitantes de Nínive respondieron y Dios el Señor
desistió de su plan de castigarlos. La última palabra siempre lo da nuestro
misericordioso Dios
que no desea que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.-
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LOS PROFETAS MENORES
JONÁS (I)
El libro de Jonás
empieza como muchos otros libros proféticos diciendo que la Palabra de Dios
vino al profeta (Ver Oseas 1:1; Joel 1:1; Miqueas 1:1; Sofonías 1:1; Hageo
1:1; Zacarías 1:1) De esta manera se establece que es un libro
profético. Para los profetas la Palabra de Dios podía ser un hecho o una
palabra. Una vez dada tenía su propia existencia y lograba lo que Dios había
previsto. La
Palabra podía ser como fuego (Jeremías 5:14) o como un martillo (Jeremías 23:29).
Era Eterna
(Isaías 40:8)
y no volvía a Dios
vacía, sino que hacía lo que Dios quería (Isaías 55:11).
Jonás, hijo de Amitai se menciona en 2 de Reyes
14:25 como un profeta que anunció de forma exitosa la expansión del Reino de Israel.
El nombre Amitai significa “Verdad” y Jonás significa “Paloma”.
La comisión del profeta consiste en tres imperativos Levántate…Vé…y
pregona. Tal como llamó a otros profetas Dios llamó a Jonás
a una misión precisa. Tenía que anunciar el juicio de Dios sobre la ciudad de Nínive. Nínive era la capital de Asiria, el imperio que tanto daño hizo
a los israelitas hasta destruir la capital del Reino del Norte, Samaria,
en el año 722 a.C. y llevar a las
diez tribus que lo componía a un cautiverio del cual nunca regresaron a su
patria. La ciudad estaba situada al lado del río Tigris en el territorio donde está Iraq en la actualidad.
Jonás recibió el mandato de “pregonar” contra Nínive; en lugar de levantarse para obedecer al Dios,
Jonás
se levantó para huir de la presencia del Señor. Tarsis era en aquél entonces una colonia fenicia situada en el sur
oeste de España. Era el destino más
lejano adonde una nave podía llevarlo de Jope.
Es interesante notar que Jonás “descendió”
a Jope
para buscar una nave para huir y luego “descendió”
al interior de la embarcación para dormir. Él quería ocultarse de Dios
y de su responsabilidad en vez de subir y ponerse a disposición de su Señor. El versículo 3 dice dos veces que Jonás
quería huir de la presencia de Jehová. La reacción de Dios a la conducta de su profeta desobediente no tardó en
manifestarse. Envió un viento fuerte que causó una enorme tempestad. La tormenta
era tan fuerte que aún los marineros más experimentados tuvieron miedo (V.5)
Eran de diferentes nacionalidades puesto que dice que “Cada uno clamaba a su dios”,
pensaban que algún dios se había ofendido y los estaba castigando. Empezaron a
aligerar la nave echando en el mar todo el cargamento. Sabían que una nave
menos pesada no quedaría tan hundida en
el agua y respondería mejor al timón. Jonás había descendido al fondo de la nave,
al lugar reservado a los pasajeros, y allí se quedó dormido. Es interesante
observar que mientras los marineros paganos oraban a sus dioses y luchaban
contra la tempestad el profeta de Dios estaba profundamente dormido. El capitán
encontró a Jonás
durmiendo y lo reprendió duramente por su holgazanería en momentos que se debía
actuar. La furia de la tempestad y la nula respuesta a sus oraciones convenció
a los marineros de que todo se debía a la culpa de alguien. Para saber quién
era el responsable recurrieron al último recurso disponible “echar suertes”
(Ver 1
Samuel 14:41-42), y efectivamente “la suerte cayó sobre Jonás”. Al
caer la suerte sobre alguien era costumbre pedirle al mismo culpable que
confesara su crimen (Ver Josué 7:19). Jonás fue encarado por los marineros y él no tuvo otra alternativa que confesar su
delito y pecado.-
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LOS
PROFETAS MENORES
ABDÍAS
Capítulo 1
El mensaje profético de Abdías va dirigido a un pueblo por demás
orgulloso: EDOM.
Cuando Israel
caminaba hacia la tierra prometida no le permitió pasar por su territorio (Números 20:2). Y cuando Jerusalén fue destruida, los edomitas
permanecieron al margen de esta tragedia. Para colmo de males, Edom participó
en el saqueo de Jerusalén
por Nabucodonosor en el
año 586 a.C. (Abdías 11). De la profecía de Abdías
aprendemos lo siguiente;
1.
Dios está pendiente de su pueblo; sabe quien le
hace daño y cuáles son las acciones de los enemigos de su pueblo.
A. La
violencia de Edom contra Israel (Vv. 10-11).
B. La
alegría de ver al pueblo de Dios derrotado (V. 12).
C. La
decisión de aliarse con el enemigo en contra de Israel (V.13).
D. La
saña contra los fugitivos (V.14).
2.
Nadie puede estar en contra de su pueblo sin
que Dios se
dé cuenta y tome las acciones de castigo (Vv.2, 18).
3.
Dios castiga el orgullo.
A. Edom era orgulloso por su ubicación
geográfica privilegiada “¿Quién me hará caer en tierra?” (V.3).
B. Edom menospreciaba el poder de Dios
(V.8).
C. En
el castigo de Edom se aplicó la
“regla de oro” (Vv.
10, 15).
4.
Dios asegura la permanencia de su pueblo.
A. En el monte Sion (V.17a).
B. La herencia de Jacob será restituida (Vv.17b-20).
C. El pueblo de Dios está destinado a la
victoria (V.21).
Después de la caída de Jerusalén los babilonios se volvieron en
contra de Edom. El rey de Babilonia Nabónido (556-539 a.C.),
dirigió una campaña contra Edom que
destruyó la ciudad de Bosra y
aceleró el proceso por el cual el reino edomita se desintegraría durante los
siglos VI-V a.C. Así para los siglos
IV-III a.C. Edom había desaparecido y un nuevo reino ocupó su lugar: El
reino de los Nabateos.
Lo que no debió
haber hecho Edom:
1.
No debió quedarse mirando a su hermano en
desgracia.
2.
No debió alegrarse de su hermano en el día
de su ruina.
3.
No debió hablar de más en la angustia de su
hermano.
4.
No debió aprovecharse de la tragedia de su
hermano para saquearle.
5.
No debió perseguir y destruir a los
fugitivos.
6.
No debió entregar al enemigo a los
sobrevivientes de su hermano Israel.
El pueblo de Israel es el pueblo escogido por Dios. Cualquiera que le haga daño recibirá el
castigo de la ira de Dios porque, no lo olvidemos, el que toca a Israel
ofende a
Dios y el reino es y será siempre de Jehová el Señor (V.21).-
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LOS
PROFETAS MENORES
AMÓS
Capítulo 9
Vv. 1-4. El juicio ineludible; no hay
escape de la ira de Dios. El Señor está por encima de todo, en este caso está sobre
el altar observando a su pueblo y ve
como la falta de honradez y sinceridad se ha hecho moneda común entre los
moradores de Israel.
La orden de destruir el refugio tradicional para el pueblo de Dios (El Templo) fue dado a la hueste
celestial. Amós
describe el juicio como un terremoto que destruirá todo. No habrá ningún sitio
de refugio en este desastre; nadie puede escapar de la mano de Dios (Salmo 139:7-12).
El profeta comprendió que no hay lugar en la tierra, en los cielos o el mar
donde uno pueda ir para escapar de la presencia de Dios. El versículo más preocupante para el pueblo es el 4 “Sobre
ellos pondré mis ojos para mal y no para bien”
Vv. 5-6. Este es un himno (Doxología) muy semejante a la de 2:13 y 5:8-9. Los tres terminan alabando el
nombre de Jehová
y afirmando su poder como Creador de todo el universo.
Vv.7-10. Ante los ojos de Dios
todas las naciones son iguales aunque sobre Israel ha puesto su Nombre y lo apartó de entre los
pueblos para serles una nación santa. Pero cuando se trata del pecado, Dios ejecuta
los mismos juicios sobre Israel como así también sobre las demás
naciones. Es por lo mismo que Israel debiera darse cuenta que tiene mayor
responsabilidad ante el Creador que las demás naciones del mundo.
Ellos tienen la ley de Dios; las demás naciones no. Es por eso que Amós
lamenta que
Israel esté tan arraigado en los hábitos morales pervertidos y que
no tenga ningún interés en cambiar su manera de vivir. Dios, por tanto, ha determinado destruir a la nación pecadora,
aunque dejará un remanente para sí mismo.
Vv. 11-15. Dios había prometido a David
conservar su dinastía para siempre (2 Samuel 7) y Amós proclama el cumplimiento de
esa promesa porque sabe que su Dios cumple cada una y todas las promesas que
hace. El libro concluye con una hermosa profecía de restauración. Dios promete
sanar la tierra y bendecirlo con abundancia y traer a su pueblo de cualquier
lugar donde fueren desterrados para habitar en la tierra que Él
había jurado dar a sus padres, para nunca más abandonarla. ¡¡Dios lo dijo, y así será!!
Período del ministerio de los profetas A.C.
1.
Abdías -840……………………………………………………………………….9. Sofonías-630
2.
Joel-835……………………………………………………………………………10. Jeremías-627
3.
Amós-760…………………………………………………………………………11. Habacuc-607
4.
Jonás-760…………………………………………………………………………12. Daniel-605
5.
Oseas-755………………………………………………………………………..13. Ezequiel-592
6.
Isaías-740…………………………………………………………………………14. Hageo-520
7.
Miqueas-735…………………………………………………………………..15.
Zacarías-520
Nahúm-660………………………………………………………………………16. Malquías-432miércoles, 19 de febrero de 2014
LA ORDENACIÓN DE UN MINISTRO
LA ORDENACIÓN DE UN MINISTRO
En las iglesias, en sus
diferentes denominaciones, la Ordenación
de un ministro se practica en forma diferente. En algunas congregaciones la
ceremonia es algo opcional ya que puede ser en privado e informal, pero el
sentido está presente. Es en una ceremonia, sea formal o informal, donde se introduce
a un hombre al ejercicio del ministerio espiritual. Algunos lo llaman “las ordenes
sagradas”; otros, “el santo ministerio”; otros “el ministerio
pastoral”; otros simplemente “el pastorado”.
Tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo Testamento encontramos antecedentes de la
ordenación. El verbo “ordenar”
proviene del latín “ordinare” que significa “arreglar”, “poner en orden”.
Con el tiempo vino a significar “designar o
nombrar para un cargo”.
Es necesario saber que hay
muchos vocablos que pueden ser traducidos por el verbo “ordenar”.
“Titemi” que se traduce por “poner”, “nombrar
o designar a alguien para algo” (Juan 15:16); “katistemi” que se traduce por “establecer” para un cargo vitalicio
(Tito 1:5;
Hebreos 5:1, 8:3); “tasso” se traduce por “estar
ordenado” (Hechos 13:48), este vocablo tiene que ver con
órdenes militares; “diatasso” que se traduce por “ordenar”, “disponer”
(Hechos 9:14,
10:42, 17:31); “cheirotoneo” que se traduce “constituyeron” ancianos (Hechos 14:23),
que literalmente significa “estirar las
manos”. Esto nos muestra
que este concepto es bien amplio, por tanto, tiene un amplio respaldo bíblico y
teológico.
ESCUELA DOMINICAL
LOS PROFETAS MENORES
AMÓS
Capítulo 8
Vv. 1-3. El Señor le muestra al profeta
un canastillo de frutas maduras, muy pasadas de punto que ya no resulta sano
comérselas y con ello le ilustra la situación del pueblo de Israel.
Habían llegado al colmo; el Señor proclama “Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no
lo toleraré más”. Habrá muchos muertos que serán sepultados en el
silencio y en el anonimato y los que cantan alegremente en el templo empezarán
a gemir a causa de la tragedia.
Vv.4-10. El profeta ataca el fraude en el
comercio: empleaban medidas más chicas que las del tamaño oficial y utilizaban
balanzas falsas. Todo esto se hacía en los comercios sin pensar en los pobres
que compraban con sacrificio estos artículos básicos para la comida diaria.
Entre los países del Medio Oriente
antiguo solamente los hebreos tenían leyes que prohibían el uso de medidas
fraudulentas (Levítico
29:35-36; Deuteronomio 25:13-16). Se entiende que un pueblo
consagrado a Dios no debe hacer semejante
injusticia a su prójimo, a quien debe amar porque Dios lo manda (Levítico 19;
13-18). Estos versículos demuestran que había un plan premeditado
para acabar con los pequeños agricultores y pobres obreros endeudándoles hasta
que perdieran sus tierras, sus casas y su independencia, hasta que no les
quedara más remedio que venderse a sí mismos o a sus hijos como esclavos (Levítico
25:30-40). Esto no podía quedar impune y Dios lo llevaba muy en cuenta. El Señor
no paga cada fin de semana pero sí paga y su paga es justa. Amós
dice que
Dios ha jurado por sí mismo, (”El orgullo de Jacob”) que no va a pasar por
alto los pecados de esta gente que estaba plenamente consciente de lo que
hacía.
Amós ya no habla solamente de un ejército
humano que va a invadir sus territorios; también habla de un terremoto de
grandes proporciones desconocidas hasta entonces “¿No se estremecerá la tierra sobre esto?”.La
tierra se va a mover como un río agitado por grandes cascadas. Es más, todo
será acompañado por un eclipse de sol. Según los científicos hubo un eclipse
parcial de sol, visible en Israel el 15 de junio del 763 a.C. y otro eclipse total el 9 de febrero del 784 a.C.
Vv.11-14. En estos versículos podemos
notar la capacidad oratoria del profeta. Según él, el hambre más grande no se
satisface con carne y pan. Esa gente tenía todo; no había lujos del Medio Oriente que ellos no pudieran
comprar. Pero en su corazón había un espacio tan grande que no se llenaba
nunca. Según el profeta, llegarían al
punto de desear escuchar una Palabra genuina que provenga de Dios.
Sus profetas y sacerdotes falsos siempre les decían lo que más les agradaba,
pero no era la Palabra
de Dios. El Señor habla muy duro a veces, pero hay algo
que oír la dureza de la Palabra de Dios y es; ¡No
oír nada de Él! Esta gente se estaba quedando sola; no sabían qué
hacer ni qué dirección tomar y no había ninguna Palabra de Dios para orientarlos. Esta nación, distinta a las
demás, se fundó sobre la Palabra del
Señor. Dios
les había ordenado todo: lo que habían de comer, cómo debían
vestirse, los animales que habían de domesticar, cómo debían vivir, cómo debían
tratar as sus ancianos, a los enfermos, y a los extranjeros. ¡Y ahora nada!
Dios
les había retirado su consejo, su enseñanza, su Palabra, dejándolos a su suerte,
sin una palabra de orientación. Amasias el sacerdote de Bet-El le había
prohibido al profeta Amós predicar la Palabra de Dios en Samaria y
Bet-El; y, tristemente, eso fue lo que pasó. ¡¡Dios dejó de hablarles!!
lunes, 10 de febrero de 2014
ESCUELA DOMINICAL
LOS
PROFETAS MENORES
AMÓS
Capítulo 7
Vv. 1-6. Esta clase de plaga eran de los
peores en el Medio Oriente (Ver Éxodo 10:12-15;
y Joel
2:1-11). Es más, esta plaga atacó el cultivo después que el pueblo
había entregado la primera siega, o sea, lo mejor, para el impuesto al rey para
alimentar los caballos de la caballería real.
Amós
intercede por el pueblo, no en base a sus méritos, sino debido a su debilidad
como nación pequeña y sin recursos. Amós sabía que Dios los había rescatado de la
esclavitud (Deuteronomio
7:7) y tenía mucha compasión por las viudas, los huérfanos y los
pobres (Éxodo
22:21-27). El término “Arrepintió”
de los versículos
3 y 6 (Najam), significa “Desistir, tener compasión, lamentar,
cambiar de opinión”. En otras palabras, Dios desiste de aplicar a los
israelitas el castigo bien merecido por su compasión como Padre.
Vv. 7-9. La idea es que Dios
utiliza una plomada para medir la rectitud del edificio moral y religioso de la
nación.; como resultado halló a la sociedad entera inclinada hacia la maldad.
El edificio nacional va a caer debido a su inclinación al pecado en todos los
niveles de la sociedad. Ante esa realidad el profeta ya no pudo seguir
intercediendo; tuvo que resignarse a la sentencia divina: “¡No lo soportaré más!” Dios
no pudo pasar por alto un pecado tan grave. Los santuarios y lugares del culto
pagano iban a ser destruidos y y terminaría la dinastía de Jeroboam II.
Vv. 10-17. El sumo sacerdote Amasias de
Bet-El,
envía un emisario al rey para mal informar sobre Amós; Amasias creía que el profeta era
una amenaza para el bien público Quizás haya sido por celos o por envidia hacia
Amós
para haber dicho: “La tierra no puede sufrir sus palabras” Es
más, el sacerdote comunica al rey sobre una supuesta conspiración para
derrocarlo; además, falsea la información al poner en boca del profeta que haya
dicho que el rey moriría por la espada. Lo cierto es que Jeroboam II murió de causas
naturales según
2 Reyes 14:29. Amasias se toma
ciertas atribuciones, le dice a Amós que vuelva a su tierra y gane su dinero
de sus compatriotas de Judá y que ya no profetice en Bet-El
porque es “El
santuario del rey y capital de su reino”. Como una persona enérgica
e independiente como era, Amós le dijo a Amasias que él no era y nunca
había sido “un profeta profesional” (1 Samuel 9:6-10; Miqueas 3:5-8, 11), ni
tampoco miembro de un gremio o sindicato
de profetas (2
Reyes 2:3; 1 Samuel 10:5; 1 Reyes 22:6).
El profeta enfatiza el punto de que él no era pobre; tenía propiedades,
cultivos, ganados y otras ocupaciones y no necesitaba lucrar con su ministerio
profético. Fue Dios
mismo quien lo llamó a profetizar a la nación de Israel y él obedeció. El
dialogo entre Amasias
y el profeta Amós
termina con una descripción del sufrimiento que le esperaba a la
familia del sacerdote y una afirmación de la próxima invasión de parte del
imperio asirio y el cautiverio de su población, cosa que se cumplió al pie de
la letra en menos de 40 años (2 Reyes 17:23;
25:21).-
ESCUELA DOMINICAL
LOS PROFETAS MENORES
AMÓS
Capítulo 6
Vv.1-6. En la prosperidad existe el
peligro de pensar que somos auto-suficientes, que no nos falta nada. Eso es lo
que les pasaba a los israelitas; ellos estaban convencidos de que nada les iba
a pasar y que iban a vivir para siempre en su pequeño país al lado del mar
mediterráneo. Vivían muy tranquilos, confiados en que esa forma de vida iba a
durar para siempre; se recreaban, comían y bebían de lo mejor y en abundancia,
se vestían y se perfumaban todos los días con los mejores atuendos y los más
finos perfumes de la época. ¿Qué podía pasar? El profeta Amós les menciona tres ciudades
que iban a ser conquistadas por Asiria.
Calne y Hamat eran dos ciudades que estaban como a 180 kilómetros al norte de Damasco;
la primera cayó en el año 738 y la
otra en el año 720 a.C. Gat era una
de las cinco ciudades filisteas y cayó en el 711 a.C. Ninguna de las tres pudo resistir al ejército de Asiria. Los versículos 4-6 nos describen en
forma gráfica acerca de la vida lujosa de la alta sociedad de Jerusalén y Samaria. A las personas de esta “clase” no les importaba
nada de lo que pasaba en las familias de sus vecinos y hasta de sus propios
familiares. Ellos vivían sus vidas de manera egoísta, sin preocuparse por
nadie, excepto por ellos mismos.
Vv. 7-8.
El único consuelo que Amós puede ver para el futuro de una sociedad tan
corrompida es que sus líderes irán a la cabeza dl triste desfile de cautivos
marchando al exilio.
Vv. 9-14. Aquí se describe una epidemia o
una catástrofe universal que va a acompañar el sitio de la ciudad. Debido al
sitio e los asirios los habitantes no tendrán otro recurso que sacar los
cadáveres y quemarlos en las casas o en la plaza pública. En voz baja, uno que tiene esta
tarea tan desagradable, pregunta a un sobreviviente si hay más cadáveres
adentro. Demostrando sus creencias supersticiosas y temiendo que este va a
decir; “¡No, gracias a Jehová!”,
le acorta la conversación porque teme
que aún la mención del nombre personal de Dios podría causar más maldición sobre la
ciudad. Con ello está reconociendo que todo lo que ha ocurrido es el juicio
bien merecido de Dios. Se ve que además de la guerra esperan un terremoto
como otro aspecto del juicio divino sobre Samaria
(V. 11).
En el versículo
8 se indica el orgullo de los dirigentes, orgullo basado en los
palacios que ellos han construido con el sudor de los pobres. Con el juicio
divino, el Señor
rechaza totalmente tal soberbia y el orgullo y la magnificencia de sus
palacios. Es más, Israel se jactaba de haber adquirido el poder
con su propia fuerza. Se jactaban de haber colocado sus fronteras de nuevo en
los límites establecidos por David (2 Reyes 14:25). Jeroboam II había podido recuperar el territorio que Israel
había perdido anteriormente al este del Jordán. El profeta Amós menciona la futilidad de
esta “hazaña” pues el pueblo le había dado la espalda al Señor Dios
Todopoderoso, por lo que les anuncia que una nación poderosa va a
quitarles todo desde el norte (Hamat),
hasta el sur (El arroyo del Arabá). Israel se
jactaba, como muchas personas, diciendo;” Nadie jamás
me ha dado nada; todo lo que tengo lo he adquirido con mis propias fuerzas”. Frente a tal clase de egoísmo, la única
opción que le queda a Dios es quitarles todo.-
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