LOS
PROFETAS MENORES
ABDÍAS
Capítulo 1
El mensaje profético de Abdías va dirigido a un pueblo por demás
orgulloso: EDOM.
Cuando Israel
caminaba hacia la tierra prometida no le permitió pasar por su territorio (Números 20:2). Y cuando Jerusalén fue destruida, los edomitas
permanecieron al margen de esta tragedia. Para colmo de males, Edom participó
en el saqueo de Jerusalén
por Nabucodonosor en el
año 586 a.C. (Abdías 11). De la profecía de Abdías
aprendemos lo siguiente;
1.
Dios está pendiente de su pueblo; sabe quien le
hace daño y cuáles son las acciones de los enemigos de su pueblo.
A. La
violencia de Edom contra Israel (Vv. 10-11).
B. La
alegría de ver al pueblo de Dios derrotado (V. 12).
C. La
decisión de aliarse con el enemigo en contra de Israel (V.13).
D. La
saña contra los fugitivos (V.14).
2.
Nadie puede estar en contra de su pueblo sin
que Dios se
dé cuenta y tome las acciones de castigo (Vv.2, 18).
3.
Dios castiga el orgullo.
A. Edom era orgulloso por su ubicación
geográfica privilegiada “¿Quién me hará caer en tierra?” (V.3).
B. Edom menospreciaba el poder de Dios
(V.8).
C. En
el castigo de Edom se aplicó la
“regla de oro” (Vv.
10, 15).
4.
Dios asegura la permanencia de su pueblo.
A. En el monte Sion (V.17a).
B. La herencia de Jacob será restituida (Vv.17b-20).
C. El pueblo de Dios está destinado a la
victoria (V.21).
Después de la caída de Jerusalén los babilonios se volvieron en
contra de Edom. El rey de Babilonia Nabónido (556-539 a.C.),
dirigió una campaña contra Edom que
destruyó la ciudad de Bosra y
aceleró el proceso por el cual el reino edomita se desintegraría durante los
siglos VI-V a.C. Así para los siglos
IV-III a.C. Edom había desaparecido y un nuevo reino ocupó su lugar: El
reino de los Nabateos.
Lo que no debió
haber hecho Edom:
1.
No debió quedarse mirando a su hermano en
desgracia.
2.
No debió alegrarse de su hermano en el día
de su ruina.
3.
No debió hablar de más en la angustia de su
hermano.
4.
No debió aprovecharse de la tragedia de su
hermano para saquearle.
5.
No debió perseguir y destruir a los
fugitivos.
6.
No debió entregar al enemigo a los
sobrevivientes de su hermano Israel.
El pueblo de Israel es el pueblo escogido por Dios. Cualquiera que le haga daño recibirá el
castigo de la ira de Dios porque, no lo olvidemos, el que toca a Israel
ofende a
Dios y el reino es y será siempre de Jehová el Señor (V.21).-
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