miércoles, 4 de diciembre de 2013

ESCUELA DOMINICAL (4)

                                                LOS PROFETAS MENORES
                                                    OSEAS  (IV)
El capítulo 9 de Oseas está lleno no solo de la reprensión del Señor contra su pueblo pecador y rebelde, sino también de las características del juicio venidero. Los elementos esenciales de ese juicio eran: (1) El cese del gozo, versículos 1-2; (2) El exilio de su tierra, versículos 3-6; (3) La pérdida del discernimiento espiritual, versículos 7-9; (4) La disminución de la tasa de natalidad, versículos 10-16 y (5) La expulsión, versículo 17.
Puesto que el alma alejada de Dios no puede tener gozo, el profeta Oseas exhorta a su nación a que no se alegre ni salte de gozo como otros pueblos. El gozo del cual habla el profeta se refiere evidentemente en la cosecha; Israel atribuía a los ídolos los frutos que le habían sido dados, y en todos los lugares de cosecha se celebraba este hecho con gran desenfreno. Tanto es el enojo del Señor con su pueblo que lo resume en esta frase: “No los amaré más” (V.15).
El capítulo 10 describe a Israel como una viña que ha crecido mucho y ha fructificado, y al notar su prosperidad se enorgulleció en su corazón apartándose del Señor (V.1); cuando mayor era la prosperidad que Dios les daba, mayor era el mal uso que hacían de su generosidad, alabando a los ídolos mediante sacrificios sobre los altares paganos. El corazón dividido y el dudar entre dos opiniones fueron características del Israel de los días de Elías (1 Reyes 18:21) y lo hizo clamar por una entrega a Dios de todo corazón. Por esta causa, el Señor anuncia su castigo. Aún cuando Israel había colmado el vaso de la ira de Dios, el Señor insiste en señalarles el camino de la reconciliación, el perdón y la restauración (V.12)”Antes del juicio viene la misericordia”.

El capítulo 11 empieza a hablarnos del amor de Dios por su pueblo y del llamado que Él les hizo. Cuando Dios quiere hablarnos de su infinito amor por la nación de Israel, recalca que ese amor se inició cuando apenas comenzaban a constituirse como nación, en medio de la terrible esclavitud en Egipto (V.1); y aún cuando Dios les mostró infinidad de veces su amor incondicional, ellos persistían en darles la espalda y volverse a los ídolos. Sin embargo, el amor de Dios, que nunca ha tenido como base los méritos de los hombres ni la bondad humana, persistió en seguir al pueblo desobediente. Después de todo, ningún padre terrenal renuncia a su hijo debido a la desobediencia y menos lo hará Dios, aun cuando el pecado de idolatría es abominable para el Señor. El versículo 7 describe el profundo dolor que la rebeldía de su pueblo provocaba en el Señor: “Aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer”. A partir del versículo 8, se nota el prevalecer de la gracia y la misericordia de Dios por su pueblo rebelde. Desde lo más profundo de su ser exclama: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo Israel?...Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión” Evidentemente, este versículo contiene el mensaje más sublime de todo el libro y muestra a carta cabal el corazón de nuestro Dios, “Cuando abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. Su amor toma forma de compasión, su misericordia prevalece sobre el juicio y, la razón de esto es que, Dios es Dios y no hombre; porque Él es bueno y para siempre es su misericordia y, finalmente, porque Él se complace en perdonar.-

50 RAZONES POR LA QUE UN SALVO JAMÁS PUEDE PERDER LA SALVACIÓN

50 Razones Por Las Cuales Un Salvo Jamás Puede Perderse.
1.    ¡LA VIDA ETERNA ES UNA PROMESA DE DIOS! Juan 3:15, 10:28, Romanos 6:23, 1 Juan 2:25, 5:11, 5:13, etc.; Por definición, eterno: que nunca se termina. Una vez que un creyente tiene la vida eterna esta nunca puede perderse. ¡Si pudiera perderse no sería eterna!
2.    ¡LA VIDA ETERNA ES ETERNA! Daniel 12:2; Juan 3:16, 3:36, 5:24, 6:40, 6:47; Romanos 6:22; etc.; de la misma manera, la vida eterna nunca puede terminarse. Esta es eterna independientemente del comportamiento del creyente.
3.    ¡ESTA ES LA VOLUNTAD DE DIOS! Juan 6:39; esta es la voluntad de Dios que no se pierda ninguno de los que vienen a Cristo.
4.    ¡PARA EL SALVO ESTA RESERVADO EL CIELO! 1 Pedro 1:4; una herencia en el cielo es reservada para el creyente.
5.    ¡LA SALVACIÓN (LA HERENCIA) ES INCORRUPTIBLE! 1 Pedro 1:4; Nadie puede corromper algo que Dios ha hecho incorruptible.
6.    ¡LA SALVACIÓN (LA HERENCIA) NO PUEDE SER PROFANADA! 1Pedro 1:4; Nadie puede profanar lo cual Dios dice no puede ser profanado.
7.    ¡EL SALVO ES SELLADO CON EL ESPÍRITU SANTO! Efesios 1:13; ningún poder en el Cielo o la tierra puede romper el sello de Dios.
8.    ¡EL SALVO ES SELLADO PARA EL DÍA DE RESCATE (AMORTIZACIÓN)! Efesios 4:30; el creyente es sellado hasta el día que Dios redima su cuerpo.
9.    ¡EL ESPÍRITU SANTO LO SOSTENDRÁ SIEMPRE! Juan 14:16-17; la morada del Espíritu Santo es permanente.
10. ¡EL SALVO ES CONSERVADO SIEMPRE! Salmo 37:28; Dios conserva al santo siempre.
11. ¡EL SALVO ES NACIDO DE DIOS! Juan 1:12-13 el creyente en realidad es hecho hijo de Dios y no puede ser "nonato".
12. ¡EL SALVO ES UNA NUEVA CRIATURA! 2 Corintios 5:17; Dios ha hecho al creyente una criatura nueva y nadie pueden "DES-CREARLO".
13. ¡EL SALVO ES CREADO EN CRISTO JESÚS! Efesios 2:10; el santo ha sido creado en su Salvador.
14. ¡EL SALVO ES CONSERVADO PARA EL REINO DIVINO! 2 Timoteo 4:18; el creyente es conservado como Pablo ya que Dios no hace ninguna acepción de personas.
15. ¡EL SALVO ES GUARDADO (MANTENIDO) POR EL PODER DE DIOS! 1 Pedro 1:5; ya que Dios lo guarda (mantiene), el creyente no puede caerse de la salvación.
16. ¡CRISTO HA ORADO POR EL SALVADO! Juan 17:11; Jesús oró para que Dios guardara a todos los que Él le había dado.
17. ¡LAS OBRAS NO PUEDEN AFECTAR SU SALVACIÓN! Romanos 11:6; la salvación no es ganada por obras, por lo tanto no puede perderse por obras.
18. ¡SU FE ES CONTADA POR JUSTICIA! Romanos 4:5; esto es la fe que trae la salvación(a un creyente)
19. ¡NADA PUEDE SEPARARLO DEL AMOR DE CRISTO! Romanos 8:38-39; nada material, inmaterial, el pasado, el presente, o el futuro puede separar a un creyente del amor de Cristo.
20. ¡LA SALVACIÓN ES DEL SEÑOR! Jonás 2:9; la salvación es obra de Dios. Él la compró y la proporcionó.
21. ¡DIOS ES CAPAZ DE GUARDARLO! 2 Timoteo 1:12; la salvación del creyente se basa en la capacidad omnipotente de Dios de guardarlo (mantenerlo)
22. ¡DIOS LE PROMETE NO ENTRAR EN CONDENACIÓN! Juan 5:24; esta promesa sería rota si algún creyente cayese en la condena eterna.
23. ¡DIOS LE PROMETE NO FALLECER NUNCA! Juan 10:27-28; cada santo tiene una promesa incondicional que no perecerá jamás.
 LSADO! Juan 6:37; ningún creyente bajo ninguna circunstancia va a ser echado por Cristo o del Cielo.
25. ¡TODO LAS COSAS SON PARA SU BIÉN! Romanos 8:28; perder su salvación no sería algo bueno para él.
26. ¡EL SALVO ESTÁ EN LA MANO DE CRISTO! Juan 10:28; el creyente está en la mano de su Salvador.
27. ¡EL SALVO ESTÁ EN LA MANO DEL PADRE! Juan 10:29-30; el santo está en la mano de su Padre divino.
28. ¡EL SALVO ES, Y SIEMPRE SERÁ, UNA OVEJA! Juan 10:27-28; una oveja representa a una persona salvada y no puede cambiarse lo que es.
29. ¡LA PIEDAD DE DIOS NUNCA SE TERMINA! Tito 3:5; el creyente es salvado por la piedad de Dios y esto dura para siempre (Salmo 136)
30. ¡DIOS NO PUEDE MENTIR! Tito 1:2; una vez que Dios ha salvado a un creyente, él no puede volver sobre Su palabra.
31. ¡SUS PECADOS SE HAN IDO PARA SIEMPRE! Salmo 103:12; Miqueas 7:19; Isaías 38:17, 44:22; Hebreos 10:17; dice Dios que nunca más se acordará de sus pecados y transgresiones, los pecados de los santos se han ido.
32. ¡EL SALVO SERÁ COMO CRISTO! 1 Juan 3:2; esto es una certeza, el creyente será como Cristo.
33. ¡DIOS VE AL SALVO COMO YA GLORIFICADO! Romanos 8:30; el santo aparece como glorificado a la vista de Dios.
34. ¡EL SALVO HA NACIDO DE UNA SEMILLA INCORRUPTIBLE! 1Pedro 1:23; el nuevo nacimiento del Cristiano es de la semilla incorruptible.
35. ¡EL SALVO APARECERÁ CON CRISTO EN LA GLORIA! Colosenses 3:4; promete al santo aparecer con Cristo cuando Él vuelva.
36. ¡EL SALVO ESTÁ OCULTO EN CRISTO! Colosenses 3:3; el creyente está profundamente muerto pero vivo en Cristo.
37. ¡EL SALVO ESTÁ MUERTO AL Y LIBERADO DEL PECADO! Romanos 6:2-7; el pecado no puede afectar más el destino del santo. Él es liberado de ello.
38. ¡EL SEÑOR AHORA ORA POR ÉL! Hebreos 7:25; el Señor en este momento intercede en nombre del creyente.
39. ¡DIOS TERMINARÁ LO QUE ÉL COMENZÓ! Filipenses 1:6; Dios comenzó el trabajo de salvación y lo terminará.
40. ¡EL SALVO TIENE EL RESCATE ETERNO! Hebreos 9:12; cada creyente ha sido redimido para siempre de sus pecados.
41. ¡SU VIDA ES LA VIDA DE CRISTO! Colosenses 3:4; la vida del santo es la propia vida de Cristo, ¿cómo podría perderse?
42. ¡EL SALVO TIENE UN CONVENIO ETERNO CON DIOS! Hebreos 13:20; Dios hizo un convenio: dar Vida Eterna al santo.
43. ¡EL SALVO ESTÁ LIBRE DE CAERSE, POR CRISTO! Judas 24; el cristiano no puede caerse de la gracia porque Cristo lo guarda (mantiene)
44. ¡LA SALVACIÓN ES UN REGALO GRATUITO! Romanos 6:23; EL SALVO recibe un regalo gratis, sin condiciones.
45. ¡SE LE HA IMPUTADO JUSTICIA! Romanos 4:6-7; la justicia que el santo tiene es la justicia perfecta de Cristo.
46. ¡EL SALVO ES UNA PARTE DE CRISTO! Efesios 5:30; cada creyente es una parte del cuerpo de Cristo. " Hueso de Su hueso... "
47. ¡CRISTO ES EL AUTOR Y EL CONSUMADOR DE SU SALVACIÓN! Hebreos 12:2; Cristo comenzó y terminará su salvación.
48. ¡EL SALVO HA SIDO PREDESTINADO PARA SER CONFORMADO A LA IMAGEN DE CRISTO! Romanos 8:29; después de la salvación el creyente es predestinado.
49. ¡LA SANGRE DE CRISTO HA HECHO LA PAZ PARA EL SALVO! Colosenses 1:20; el santo tiene paz con Dios por la sangre.
50. ¡LA BIBLIA HA SIDO ESCRITA PARA QUE ÉL PUDIERA CREER Y SABER! 1 Juan 5:13; ¡El santo puede saber que TIENE SALVACIÓN ETERNA!.


ESCUELA DOMINICAL (3)

LOS PROFETAS MENORES
                                                               OSEAS (III)

Los capítulos 5 y 6 de la profecía de Oseas nos muestran de manera clara la destrucción y la ruina a que el pecado de rebelión ha llevado tanto a Efraín (El reino del norte) como a Judá (El reino del sur). Tan llena está la copa de iniquidad del pueblo de Dios que el siervo del Señor tiene que censurar, reprender y exhortar de distintas maneras. Con una triple exhortación de OIR, Oseas se dirige a los sacerdotes, al pueblo y a la corte real (5:1). Iban a ser juzgados ahora por ÉL a causa de su deslealtad y de su desobediencia a su verdad  y su voluntad. Se han entregado de lleno a su rebelión contra el Señor, que han cometido  toda clase de excesos (5:3-5).  Dios se aparta de ellos (5:6), permite que pueblos enemigos invadan su heredad hasta que se arrepientan y retornen a ÉL (5:15). El capítulo 6 empieza describiendo el tiempo y la forma en que Israel regresará en arrepentimiento a Dios. “Al tercer día” comenzará a latir nuevamente el corazón de la nación, y ellos vivirán delante de ÉL (Ver Ezequiel 37).Ahora, hemos estado observando un cuadro de las futuras bendiciones y la restauración de Israel; Oseas tuvo necesidad de fijar su atención también en la lamentable situación espiritual de su época. Dios ruega y pregunta tiernamente a Efraín y a Judá que más podría hacer por ellos (6:4), aparte de lo que ya ha hecho al bendecirlos y advertirles que vuelvan a su corazón. El pueblo había equivocado el camino para llegar a Dios. Ellos pensaban que haciendo sacrificios y penitencias conquistarían el corazón del Señor, y Dios les dice que ÉL se complace más en la piedad y el conocimiento de ÉL, que en los ritos externos (6:6).  Lo que Dios está pidiendo es algo más profundo que la mera rutina de acudir al templo en los días de servicio y llevar nuestras ofrendas, ÉL quiere nuestro corazón. En el capítulo 6 se registra el deseo de Dios de salvar a Israel de sus enfermedades espirituales; pero en el capítulo 7 se ve que cada vez que Dios hace un esfuerzo para sanarlos, el mismo queda frustrado una y otra vez, debido a los pecados del pueblo (7:1). Por más que estuvo buscando, Dios no pudo encontrar arrepentimiento en su pueblo “No hay entre ellos quien a mí clame” (7:7). A pesar de la terrible situación en que estaba inmersa la nación “No se volvieron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto” (7:10). El clamor y el dolor del Señor por la rebeldía de su pueblo es lacerante: “se apartaron de mí…contra mí se rebelaron…hablaron mentiras contra mí” (7:13); “No clamaron a mí con su corazón…se rebelaron contra mí” (7:14); “Contra mí pensaron mal” (7:15). Hasta aquí, Oseas ha estado ha estado deplorando y denunciando el pecado del pueblo en todas sus formas. El capítulo 8 no es una excepción a su propósito, que es hacer volver a Israel, por todos los medios posibles del horrible abismo de destrucción hacia el cual corre tan precipitadamente. En este capítulo se hace hincapié en las constantes violaciones de los mandamientos de la ley de Dios. Este continuo mal proceder solo puede dar como resultado el devastador castigo de Dios (8:1). El resto del capítulo nos presenta un bosquejo, por medio de acusaciones específicas, de las cinco razones para el juicio venidero: (1) transgresión del pacto y violaciones de la ley de Dios, versículo 1; (2) el establecimiento de reyes y príncipes sin la dirección de Dios, versículo 4; (3) la idolatría, versículos 4, 5 y 6; (4) el pecado de acudir a Asiria en busca de ayuda, versículo 9, y (5) los altares idólatras y pecaminosos, versículo 11. Puede que el hombre considere poco importante el pacto y la ley de Dios; pero el Señor ve con gran disgusto toda infracción o violación de cualquiera de los dos; lo llama PECADO. Cuando el pueblo del Señor quebranta los mandamientos del Señor, lo que en realidad está haciendo es que “sembrar viento”, la consecuencia lógica es que “cosecharán tempestades” (8:7).-

ESCUELA DOMINICAL (2)

                                        LOS PROFETAS MENORES
                                                    OSEAS  (II)
No es necesario que digamos cuánto hería al profeta la conducta vergonzosa de su esposa. ¿Cuánto mayor era el dolor que la conducta de Israel le causó a Dios? Los hijos que nacieron de este matrimonio servirían de señal al pueblo de las consecuencias y el castigo de parte del Señor por haberles dado la espalda e ido tras dioses ajenos, “Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal” (V.8). En el capítulo 2, hasta el versículo 13, encontramos la declaración de parte de Dios respecto al juicio que iba a caer sobre Israel a causa de sus muchos pecados: Dios repudia a Israel. A partir del versículo 14 hasta el 23 se expresan las bendiciones de la restauración. Dios vuelve a llamar a Israel y lo lleva en un lugar apartado, lejos de sus vicios y tentaciones y le habla con el corazón, la seduce y luego se compromete con ella en un pacto matrimonial basado en el amor y en la gracia (Vv. 19-20) y la restituye en su sitial de pueblo escogido de Dios (V. 23). En el capítulo 3, por medio del Espíritu de Dios,  el profeta nos pinta en forma clara el cuadro completo de la historia nacional de Israel (Versículos  4-5). En este breve capítulo el Señor hace grandes revelaciones sobre sus planes relativos al pasado, presente y futuro de Israel, su nación escogida.

El capítulo 4 de Oseas introduce el resto del libro y contiene un resumen de los  mensajes del profeta. Este capítulo es para el libro de Oseas lo que el capítulo 1 del libro de Isaías es para esa profecía. Tanto en un caso como en el otro, encontramos la acusación de Dios contra su pueblo. De la misma forma que en un proceso judicial normal, se atrae nuestra atención mediante las palabras “¡Oíd palabra de Jehová!” (Véase Isaías 1:2). Luego viene la exposición detallada de los hechos, una acusación contra su pueblo. La tierra ha sido despojada de verdad, de bondad, y del conocimiento de Dios, y está llena de perjurios, mentiras, homicidios, robos, adulterio y derramamientos de sangre. Nótese cuántas violaciones de los diez mandamientos se le atribuyen aquí al pueblo. Por eso aun las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar han experimentado el disgusto de Dios. El pecado del hombre causa estragos incluso en la naturaleza. El ser humano tiene una gran capacidad para causar no sólo su propia ruina, sino también de los que le rodean. En este capítulo encontramos como los sacerdotes y los profetas habían dado ejemplos vergonzosos: eran borrachos, sensuales, rechazaban a Dios y sus demandas, practicaban una adoración formal y estaban desprovistos de espiritualidad. La sentencia del Juez es clara: “¡Destruiré a vuestra madre!” (V. 5);  es decir, a la nación misma. Los sacerdotes, que eran sus maestros, eran los principales transgresores, porque habían hecho que el pueblo de Dios se desviara. La acusación de Oseas en contra de los sacerdotes de su tiempo era extremadamente grave. Culpa a los sacerdotes de deleitarse en los pecados del pueblo y de tener su corazón puesto en la iniquidad del pueblo, por cuanto esto le producía ingresos por concepto de multas y ofrendas por el pecado. Al rechazar el conocimiento y la voluntad de Dios, ya no podían seguir desempeñando sus funciones sacerdotales; por lo tanto, la consecuencia de todo esto y la sentencia de Dios es determinante: “¡Mi pueblo fue destruido por falta de conocimiento!” (V. 6) y  “¡El pueblo sin entendimiento caerá!” (V.14).

ESCUELA DOMINICAL (1)

                                                          LOS PROFETAS MENORES 
                                                       (Introducción)
Nos introducimos a partir de ahora en el fascinante mundo de los llamados Profetas Menores. La impresión que da este calificativo es que se trata de libros de poca importancia; nada más lejos de la verdad. Un modo mucho mejor de designarlos es el que han utilizado los rabinos judíos: Los Doce. El canon hebreo dividía los libros proféticos en Profetas Anteriores (Josué, Jueces, Samuel y Reyes) y Profetas Posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y Los Doce). Se conocía a los doce desde la antigüedad como los profetas menores debido al tamaño relativo de sus profecías al compararlas con las de Isaías, Jeremías y Ezequiel. Constituían un solo volumen para asegurarse de que no se perdiera ninguno de los doce libros. Los autores humanos de estos libros vivieron, trabajaron y escribieron entre el siglo nueve y el siglo cinco antes de Cristo. Sus mensajes, que tienen una importancia muy grande, contienen los temas predominantes de las Escrituras proféticas relativas al Mesías, a Israel, a las naciones y al reino terrenal del Señor. Sus días corresponden a la era del imperio asirio, el imperio babilónico y los siglos posteriores a la cautividad.
                                                              OSEAS  (I)

La única fuente que tenemos para saber sobre la vida y el ministerio del profeta Oseas, lo encontramos en su propio libro. Su nombre aparece en la Biblia como Oseas, Josué y Jesús y significa “Salvación”. Oseas ejerció su ministerio durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías de Judá, y en el período de Jeroboam II, hijo de Joas de Israel. Su ministerio se desarrolló por aproximadamente cincuenta años. De ninguno de los otros profetas tenemos tanta información sobre su vida dentro del hogar como Oseas, porque es en ella donde radica el mensaje de Dios para su pueblo. Tanto la esposa como los hijos de Oseas fueron señales y presagios para Israel, Judá y la nación entera. Los capítulos 1 al 3 constituyen una sección bien definida del libro, en la que se nos dan a conocer las experiencias domésticas del profeta. Los mensajes proféticos propiamente dichos los encontramos en los capítulos 4 al 14. Oseas vivió en un período de aparente prosperidad material. El reinado de Uzías se caracterizó por una serie de batallas triunfales, un número creciente de proyectos de construcción en el país, la multiplicación de las fortificaciones y el fomento de la agricultura (2 Crónicas 26). A pesar de la prosperidad que Dios les concedió, el pueblo se desenfrenó, cometiendo toda clase de pecados y estaban en una gran decadencia moral y espiritual, substituyendo la verdadera adoración por ritos externos de falsa religiosidad; Jesurún había engordado y tirado coces (Deuteronomio 32:15). En otras palabras, Israel se prostituyó y, estando en esa condición, Dios llamó a Oseas y le ordenó que se casara con una mujer que más tarde se convertiría en una ramera (1:2); con eso Dios daría un mensaje al pueblo. Dios había escogido a Israel y estableció una relación muy bendecida entre ellos y El, semejante a los lazos del matrimonio, pero luego Israel, la esposa del Señor, fue y adulteró con cuantos amantes encontraba por el camino. De la misma manera que la prostitución y el adulterio, pecados profundamente viles, dañinos y aborrecibles, son el resultado de la infidelidad, así también la prostitución espiritual es el resultado de la infidelidad y alejamiento espiritual de Dios. El Señor había establecido un pacto eterno con Abraham y deseaba permanecer ligado a su pueblo; pero, correspondiendo a ese amor, esperaba que el pueblo de Israel tuviera presente sus lazos con El. No obstante, los israelitas no lo hicieron así y Dios ilustra la infidelidad de Israel mediante el hogar del profeta Oseas.