jueves, 24 de abril de 2014

ESCUELA DOMINICAL

                                                     LOS PROFETAS MENORES
                                                          AMÓS
                                                      Capítulo 9
Vv. 1-4. El juicio ineludible; no hay escape de la ira de Dios. El Señor está por encima de todo, en este caso está sobre el altar observando  a su pueblo y ve como la falta de honradez y sinceridad se ha hecho moneda común entre los moradores de Israel. La orden de destruir el refugio tradicional para el pueblo de Dios (El Templo) fue dado a la hueste celestial. Amós describe el juicio como un terremoto que destruirá todo. No habrá ningún sitio de refugio en este desastre; nadie puede escapar de la mano de Dios (Salmo 139:7-12). El profeta comprendió que no hay lugar en la tierra, en los cielos o el mar donde uno pueda ir para escapar de la presencia de Dios. El versículo más preocupante para el pueblo es el 4 “Sobre ellos pondré mis ojos para mal y no para bien”
Vv. 5-6. Este es un himno (Doxología) muy semejante a la de  2:13 y 5:8-9. Los tres terminan alabando el nombre de Jehová y afirmando su poder como Creador de todo el universo.
Vv.7-10. Ante los ojos de Dios todas las naciones son iguales aunque sobre Israel ha puesto su Nombre y lo apartó de entre los pueblos para serles una nación santa. Pero cuando se trata del pecado, Dios ejecuta los mismos juicios sobre Israel como así también sobre las demás naciones. Es por lo mismo que Israel debiera darse cuenta que tiene mayor responsabilidad ante el Creador que las demás naciones del mundo. Ellos tienen la ley de Dios; las demás naciones no. Es por eso que Amós lamenta que Israel esté tan arraigado en los hábitos morales pervertidos y que no tenga ningún interés en cambiar su manera de vivir. Dios, por tanto, ha determinado destruir a la nación pecadora, aunque dejará un remanente para sí mismo.
Vv. 11-15. Dios había prometido a David conservar su dinastía para siempre (2 Samuel 7) y Amós proclama el cumplimiento de esa promesa porque sabe que su Dios cumple cada una y todas las promesas que hace. El libro concluye con una hermosa profecía de restauración. Dios promete sanar la tierra y bendecirlo con abundancia y traer a su pueblo de cualquier lugar donde fueren desterrados para habitar en la tierra que Él había jurado dar a sus padres, para nunca más abandonarla. ¡¡Dios lo dijo, y así será!!
                                              Período del ministerio de los profetas A.C.      
1.       Abdías -840……………………………………………………………………….9. Sofonías-630
2.       Joel-835……………………………………………………………………………10. Jeremías-627
3.       Amós-760…………………………………………………………………………11. Habacuc-607
4.       Jonás-760…………………………………………………………………………12. Daniel-605  
5.       Oseas-755………………………………………………………………………..13. Ezequiel-592
6.       Isaías-740…………………………………………………………………………14. Hageo-520
7.        Miqueas-735…………………………………………………………………..15. Zacarías-520
Nahúm-660………………………………………………………………………16. Malquías-432

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