LOS
PROFETAS MENORES
AMÓS
Capítulo 7
Vv. 1-6. Esta clase de plaga eran de los
peores en el Medio Oriente (Ver Éxodo 10:12-15;
y Joel
2:1-11). Es más, esta plaga atacó el cultivo después que el pueblo
había entregado la primera siega, o sea, lo mejor, para el impuesto al rey para
alimentar los caballos de la caballería real.
Amós
intercede por el pueblo, no en base a sus méritos, sino debido a su debilidad
como nación pequeña y sin recursos. Amós sabía que Dios los había rescatado de la
esclavitud (Deuteronomio
7:7) y tenía mucha compasión por las viudas, los huérfanos y los
pobres (Éxodo
22:21-27). El término “Arrepintió”
de los versículos
3 y 6 (Najam), significa “Desistir, tener compasión, lamentar,
cambiar de opinión”. En otras palabras, Dios desiste de aplicar a los
israelitas el castigo bien merecido por su compasión como Padre.
Vv. 7-9. La idea es que Dios
utiliza una plomada para medir la rectitud del edificio moral y religioso de la
nación.; como resultado halló a la sociedad entera inclinada hacia la maldad.
El edificio nacional va a caer debido a su inclinación al pecado en todos los
niveles de la sociedad. Ante esa realidad el profeta ya no pudo seguir
intercediendo; tuvo que resignarse a la sentencia divina: “¡No lo soportaré más!” Dios
no pudo pasar por alto un pecado tan grave. Los santuarios y lugares del culto
pagano iban a ser destruidos y y terminaría la dinastía de Jeroboam II.
Vv. 10-17. El sumo sacerdote Amasias de
Bet-El,
envía un emisario al rey para mal informar sobre Amós; Amasias creía que el profeta era
una amenaza para el bien público Quizás haya sido por celos o por envidia hacia
Amós
para haber dicho: “La tierra no puede sufrir sus palabras” Es
más, el sacerdote comunica al rey sobre una supuesta conspiración para
derrocarlo; además, falsea la información al poner en boca del profeta que haya
dicho que el rey moriría por la espada. Lo cierto es que Jeroboam II murió de causas
naturales según
2 Reyes 14:29. Amasias se toma
ciertas atribuciones, le dice a Amós que vuelva a su tierra y gane su dinero
de sus compatriotas de Judá y que ya no profetice en Bet-El
porque es “El
santuario del rey y capital de su reino”. Como una persona enérgica
e independiente como era, Amós le dijo a Amasias que él no era y nunca
había sido “un profeta profesional” (1 Samuel 9:6-10; Miqueas 3:5-8, 11), ni
tampoco miembro de un gremio o sindicato
de profetas (2
Reyes 2:3; 1 Samuel 10:5; 1 Reyes 22:6).
El profeta enfatiza el punto de que él no era pobre; tenía propiedades,
cultivos, ganados y otras ocupaciones y no necesitaba lucrar con su ministerio
profético. Fue Dios
mismo quien lo llamó a profetizar a la nación de Israel y él obedeció. El
dialogo entre Amasias
y el profeta Amós
termina con una descripción del sufrimiento que le esperaba a la
familia del sacerdote y una afirmación de la próxima invasión de parte del
imperio asirio y el cautiverio de su población, cosa que se cumplió al pie de
la letra en menos de 40 años (2 Reyes 17:23;
25:21).-
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