miércoles, 19 de febrero de 2014

ESCUELA DOMINICAL

                                                     LOS PROFETAS MENORES
                                                                         AMÓS
                                                       Capítulo 8
Vv. 1-3. El Señor le muestra al profeta un canastillo de frutas maduras, muy pasadas de punto que ya no resulta sano comérselas y con ello le ilustra la situación del pueblo de Israel. Habían llegado al colmo; el Señor proclama “Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más”. Habrá muchos muertos que serán sepultados en el silencio y en el anonimato y los que cantan alegremente en el templo empezarán a gemir a causa de la tragedia.
Vv.4-10. El profeta ataca el fraude en el comercio: empleaban medidas más chicas que las del tamaño oficial y utilizaban balanzas falsas. Todo esto se hacía en los comercios sin pensar en los pobres que compraban con sacrificio estos artículos básicos para la comida diaria. Entre los países del Medio Oriente antiguo solamente los hebreos tenían leyes que prohibían el uso de medidas fraudulentas (Levítico 29:35-36; Deuteronomio 25:13-16). Se entiende que un pueblo consagrado  a Dios no debe hacer semejante injusticia a su prójimo, a quien debe amar porque Dios lo manda (Levítico 19; 13-18). Estos versículos demuestran que había un plan premeditado para acabar con los pequeños agricultores y pobres obreros endeudándoles hasta que perdieran sus tierras, sus casas y su independencia, hasta que no les quedara más remedio que venderse a sí mismos o a sus hijos como esclavos (Levítico 25:30-40). Esto no podía quedar impune y Dios lo llevaba muy en cuenta. El Señor no paga cada fin de semana pero sí paga y su paga es justa. Amós dice que Dios ha jurado por sí mismo, (”El orgullo de Jacob”) que no va a pasar por alto los pecados de esta gente que estaba plenamente consciente de lo que hacía.
Amós ya no habla solamente de un ejército humano que va a invadir sus territorios; también habla de un terremoto de grandes proporciones desconocidas hasta entonces “¿No se estremecerá la tierra sobre esto?”.La tierra se va a mover como un río agitado por grandes cascadas. Es más, todo será acompañado por un eclipse de sol. Según los científicos hubo un eclipse parcial de sol, visible en Israel el 15 de junio del 763 a.C. y otro eclipse total el 9 de febrero del 784 a.C.

Vv.11-14. En estos versículos podemos notar la capacidad oratoria del profeta. Según él, el hambre más grande no se satisface con carne y pan. Esa gente tenía todo; no había lujos del Medio Oriente que ellos no pudieran comprar. Pero en su corazón había un espacio tan grande que no se llenaba nunca. Según el profeta,  llegarían al punto de desear escuchar una Palabra genuina que provenga de Dios. Sus profetas y sacerdotes falsos siempre les decían lo que más les agradaba, pero no era la Palabra de Dios. El Señor habla muy duro a veces, pero hay algo que oír la dureza de la Palabra de Dios y es; ¡No oír nada de Él! Esta gente se estaba quedando sola; no sabían qué hacer ni qué dirección tomar y no había ninguna Palabra de Dios para orientarlos. Esta nación, distinta a las demás, se fundó sobre la Palabra del Señor. Dios les había ordenado todo: lo que habían de comer, cómo debían vestirse, los animales que habían de domesticar, cómo debían vivir, cómo debían tratar as sus ancianos, a los enfermos, y a los extranjeros. ¡Y ahora nada! Dios les había retirado su consejo, su enseñanza, su Palabra, dejándolos a su suerte, sin una palabra de orientación. Amasias el sacerdote de Bet-El le había prohibido al profeta Amós predicar la Palabra de Dios en Samaria y Bet-El; y, tristemente, eso fue lo que pasó. ¡¡Dios dejó de hablarles!!

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