¿Quién es un"Bautista?" ¿Qué significa ese
nombre?
INTRODUCCIÓN
Es cada vez más difícil,
para las verdaderas iglesias cristianas, que predican y creen en la Biblia,
mantener una identidad que los separe del resto de las falsas iglesias seudo-cristianas.
Ya ni el simple título de "cristianos" dice mucho, ya que encontramos
toda clase de iglesias "cristianas" que portan el nombre, no
solamente equivocadamente, sino en prejuicio de los que realmente lo son, ya
que confunden a la gente, haciéndoles creer que los cristianos son ellos,
cuando en realidad no lo son, y los que no están muy bien informados no pueden notar la diferencia.
¿Qué nombre, entonces,
deben usar las verdaderas iglesias cristianas para identificarse? No es una
respuesta fácil. Lo ideal sería que se pudieran llamar simplemente
"Iglesia de Cristo", pero desafortunadamente ya existe una secta con
ese nombre. (Y para los que consideraban la así llamada Iglesia de Cristo como
verdadera cristiana, han de saber que ellos predican otro evangelio, por
predicar que sólo los miembros de su iglesia se van a salvar, y que el bautismo
es parte de la salvación; eso es salvación por obras, y va en contra de las
enseñanzas del Nuevo Testamento).
Otro nombre ideal sería
"Iglesia de Dios". Pero hay mucho en esa clase de iglesias que no es
de Dios, tal como el emocionalismo, las demostraciones de éxtasis del hablar en
lenguas, las revelaciones extra-bíblicas y la creencia indiscriminada en
sanadores (no en la sanidad); de manera que no podemos usar ese nombre. Hay
iglesias que han adoptado los nombres de alguno de sus líderes prominentes, o
de su fundador, pero eso lo rechazan los verdaderos cristianos porque no
quieren dar honra al hombre.
Por toda esta confusión
denominacional existente, algunas iglesias que predican y creen en la Biblia,
simplemente han optado por llamarse "Iglesias Bíblicas", rechazando
cualquier nombre, que aunque en algún tiempo tenía una buena connotación, en la
actualidad ya no la tiene. Surge aquí un inconveniente. El nombre "Bíblica"
solamente, ha separado a las nuevas iglesias que predican la Biblia sin
reservas, de sus antepasados históricos, dejándolos prácticamente sin nadie con
quien identificarse.
No es suficiente argumento
rechazar el nombre "Bautista", como el nombre que los cristianos que
más se han apegado a la Biblia han utilizado en los últimos siglos, sólo porque
en la actualidad haya iglesias que se dicen ser bautistas y no lo son (así como
hay iglesias que no se dicen bautistas, pero en doctrina y práctica lo son); es
tanto como decir que uno se va a quitar su apellido porque hay personas en la
cárcel que llevan ese nombre..
La realidad de las cosas
es que tanto los de dentro, como los de fuera, desconocen lo que realmente hay
detrás del nombre "BAUTISTA"; aun aquellos fieles creyentes,
defensores de la verdad, fundamentalistas, con una educación de seminario,
desconocen la herencia que llevamos los bautistas fundamentales, porque en sus
seminarios no les han enseñado nuestra historia. La mayoría de los seminarios,
incluyendo muchos bautistas, no se han dado a la tarea de rescatar nuestro gran
pasado bautista, de enseñar la Historia de los Bautistas, y no solamente la
Historia de la Iglesia o del Cristianismo -- que en la mayoría de los casos, se
centra más bien en la Iglesia Católica, y esporádicamente en el verdadero
cristianismo--.
Una razón de que se
desconozca, y por lo tanto, no se enseñe y promueva la Historia de los
Bautistas es porque el material disponible sobre el tema es muy escaso. John T.
Christian, autor de:”Una Historia de los Bautistas” dice en el prefacio:
Estamos demasiado alejados
de las todas las circunstancias que debieran ser estudiados.
Las descripciones de los bautistas
frecuentemente fueron hechas por los enemigos, porque así les convenía a sus
propósitos, para denigrar su carácter, de ahí que el testimonio de tales
fuentes debe recibirse con discriminación y conceder gran concesión a muchas de
sus declaraciones.
En algunos casos se hicieron intentos
constantes y decididos para destruir los documentos relacionados con esta
gente; el material que permanece está esparcido en muchas bibliotecas y
archivos, en muchos lugares y no siempre son de fácil acceso.
A menudo, debido a las persecuciones, los
bautistas estuvieron mucho más interesados en esconderse que en dar cuenta de
sí mismos o de su paradero.
Estuvieron esparcidos por muchos países, en la
ciudad, en la cueva, donde pudieran encontrar un escondite; y
Frecuentemente se les dio diferentes nombres
por sus enemigos; lo cual originó confusión. No obstante, su historia es una
realidad, que vale muy bien la pena decirla y preservarla.
De ahí que nos propongamos
en este breve artículo, informar lo que hay detrás del nombre bautista, para
crear una conciencia más recta sobre el grupo de cristianos que en la
actualidad no se avergüenzan de llamarse BAUTISTAS.
CONSIDERACIONES
HISTÓRICAS
Los Bautistas no son
protestantes.
Los bautistas no somos
protestantes, porque el movimiento bautista nunca resultó del movimiento de la
Reforma del siglo XVI, iniciado por Lutero. Estrictamente hablando, el nombre
"protestante" fue dado a los gobernantes que "protestaron"
a la rescisión (anulación), del edicto del primer Diet (palabra en alemán que
significa "día", y se refería al día de asambleas donde se resolvían
cuestiones religiosas) de Spiers. Este Diet había logrado el acuerdo de
territorialismo "de quién es tal región, tal será la religión" que
establecía que de acuerdo a los que vivían en tal región, la religión de la
mayoría sería la oficial en esa región.
Eso perjudicaba los
intereses de la Iglesia Católica, y como el rey Carlos V era católico, anuló el
edicto del Diet de Spiers de 1526, convocando uno nuevo en la misma ciudad en
1529, donde oficialmente se les dio el nombre "protestante" a tales
gobernantes que protestaron. El nombre fue luego dado a todos los que
abandonaban la Iglesia Católica.
Ya que los bautistas
(anabautistas, en esa época) no se beneficiaban con ninguno de los edictos, por
no ser mayoría en ninguna región, ni se les puede llamar católicos, ni mucho
menos protestantes; ya que fueron encarnizadamente perseguidos tanto por la
Iglesia Católica, como por los protestantes, y no tomados en cuenta; pero aun
si lo hubieran sido, seguramente hubieran rechazado la idea de que alguna
región se designará anabautista, o cualquier otros nombre de los grupos
religiosos mayoritarios, solo por ser mayoría.
Sorprendentemente, y
contrario a la opinión popular, los protestantes fueron los que más
persiguieron a los bautistas. En la trágica Guerra de los Campesinos de
Munster, donde 5.000 de ellos perdieron la vida, muchos bautistas fueron
inmolados, acusados falsamente de sedición. Lutero mismo reclamó toda
responsabilidad diciendo: "Yo, Martín Lutero, he derramado la sangre de
los campesinos rebeldes; puesto que yo los mandé matar. Su sangre sea en verdad
sobre mi cabeza; pero", y en forma blasfema añadió, "la he puesto
sobre la cabeza del Señor Dios, por cuyo mandato hablé".
De manera que tanto
históricamente, como por decisión determinada, los bautistas informados nos
rehusamos a ser identificados como "protestantes", y no solamente por
las atrocidades infligidas sobre nuestros antepasados por los protestantes,
sino más aun, porque en su esfuerzo por reformar la Iglesia Católica, los
protestantes no sólo no lograron desembarazarse de todas las prácticas y
creencias católicas paganas, sino que las siguieron practicando, y persiguieron
a los anabautistas que los denunciaban por no haber andado hasta el final del
camino en su huida del catolicismo.
Es del conocimiento de la
mayoría que Lutero, por ejemplo, murió católico. Él nunca renunció al
catolicismo, aunque fue excomulgado por el Papa Leo X en 1521 en el Diet de
Worms; su deseo no era iniciar una nueva denominación, sino reformar la Iglesia
Católica desde dentro.
Todos los historiadores
evangélicos no-bautistas, enseñan que los anabautistas del siglo XVI salieron
de la reforma de Suiza con Zuinglio. Cierto es que Baltasar Hubmeir, Grebel y
Manz, una vez convertidos del catolicismo al verdadero cristianismo, intentaron
trabajar al lado de dicho reformador suizo, pero finalmente se separaron de él
por rehusarse a dejar de lado la herética práctica de la transustanciación
(doctrina católica que enseña que el vino y la hostia se convierten
milagrosamente en el cuerpo y la sangre de Cristo en la comunión -- los
católicos la llaman comulgación), y del bautismo infantil. Zuinglio se rehusaba
a tomar tan radicales pasos, no porque no creyera que estos futuros
anabautistas estuvieran en lo correcto, sino porque no consideraba que al
cambiar tan rápidamente estas prácticas, beneficiaría a sus planes de reforma.
Dicho en otras palabras, quería reformar la
iglesia, pero sin "pisarle los callos a nadie", no quería ofender a
nadie. (Eso se asemeja a la moderna predicación de los neo-evangélicos).
Una vez convencidos que
Zuinglio no iba a acceder a sus demandas, optaron por separarse, y en privado,
se bautizaron bíblicamente por inmersión y empezaron una predicación y
evangelización anabautista que finalmente les costó la vida. Ellos no iniciaron
el movimiento anabautista, solamente se identificaron con él al apegarse a lo
que ellos sabían que era enseñado claramente en las Escrituras, probablemente
desconociendo, o quizá no, que ya había otro grupo de cristianos apodados
despectivamente "anabautistas" (re-bautizadores) por insistir que el bautismo
es una ordenanza para los creyentes; y dado que los que se convertían de otras
religiones normalmente ya habían sido bautizados de infantes, los enemigos
consideraban el bautismo practicado por los anabautistas como un segundo
bautismo.
Los auténticos bautistas
modernos, reconocemos nuestro antepasado anabautista con orgullo, porque
sabemos que aquellos llevaron a la práctica las convicciones tomadas de las
Escrituras costara lo que costara. No como los modernos "evangélicos"
(neo-evangélicos) que han vendido a Aquel que los compró con su sangre, y aun a
sus verdaderos antepasados reformistas: Lutero, Calvino, Zuinglio, etc. ya que
en la actualidad trabajan codo a codo con los católicos en esfuerzos
evangelísticos, y dicen que encuentran una "concordancia dinámica"
entre la enseñanza reformista que solo las Escrituras son base para la
doctrina, y la pagana Tradición católica. y que llaman al Papa: "Siervo de
Dios"; o que cuando visitaron a la ahora extinta Unión Soviética, dijeron
no haber visto ninguna represión religiosa; damos dos nombres; ellos son: Billy
Graham, Luis Palau, y hay varios etcéteras
Los bautistas no
empezaron con Roger Williams, ni John Smyth
Una de las teorías de la
Historia de los Bautistas es que tuvieron su origen con el movimiento
separatista inglés, del cual Roger Williams y John Smyth fueron líderes. Cierto
es que Roger Williams fue uno de los primeros en repudiar la idea de la unión
de la Iglesia (Anglicana) y el Estado (Inglaterra), y por eso vino a América a
principios del siglo XVII, y que asimismo repudió el bautismo infantil y
sostenía el bautismo de creyentes por inmersión, pero él mismo no quiso ser
identificado como bautista porque en ese tiempo, era sinónimo de rebelde y
alborotador. Si acaso Williams fue bautista, lo fue durante tres o cuatro
meses. De todos modos, Williams, aunque no fundó el movimiento bautista, ni
siquiera en los EE.UU., es reconocido como un adalid en el avance de la moral,
y el establecimiento de muchos principios y doctrinas cristianos en la Nueva
Inglaterra.
John Smyth, por su parte,
sí fue bautista salido de la Iglesia Anglicana, repudiando su bautismo allí, y
huyendo a Holanda a establecer una iglesia allí, también a principios del siglo
XVII; pero al igual que en el caso de Williams en América, en Holanda ya había
evidencias de que los bautistas estaban allí antes que él llegara.
Es la Iglesia Católica,
los Testigos de Jehová, y otras sectas, quiénes se deleitan y empecinan en
señalar a algunos de éstos como los fundadores de los bautistas, en un afán de
desprestigiar a los creyentes neo-testamentarios, y afirmar, así su propia
secta como la auténtica.
Los bautistas no
empezaron con Juan el Bautista
Algunos que sostienen la
teoría de la sucesión, van al extremo de creer que tienen sus raíces en Juan el
Bautista. Eso ha conducido a muchos a creer que los bautistas tomaron su nombre
de Juan el Bautista, o que él fue quien inició la denominación bautista.
Los verdaderos bautistas
admiran a Juan el Bautista como un personaje auténtico bíblico, digno de
imitar, como a todos los demás caudillos bíblicos, pero nos rehusamos en llevar
un nombre en honor de un hombre.
Cierto es que en los
antepasados bautistas hay quienes llevaron el nombre de algún líder prominente,
como los Petrobrusianos, los Valdenses, etc.; pero ellos, al igual que todos
los bautistas, o creyentes que se adhieren más a las Escrituras, llevaron tales
nombres como apodos dados a ellos por sus enemigos. Nunca ha sido la intención
de este tipo de creyentes llevar un nombre otro que "cristianos",
pero desafortunadamente, como se estableció al principio de este artículo, eso
ya no dice mucho. En cambio, decirse bautista, lo identifica a uno con aquellos
distintivos bíblicos que caracterizaron a los auténticos creyentes a través de
los siglos.
Insistimos, no queremos
decir con esto que todos los que lleven el apodo "bautistas" son los
verdaderos discípulos de Cristo, ni que no pueda haber verdaderos creyentes en
otras denominaciones, aunque no lleven dicho apodo.
LOS DISTINTIVOS
BÍBLICOS DE LOS BAUTISTAS.
Reiteramos que, lejos de
poder trazar una línea interrumpida de sucesión de iglesias bautistas hasta
Jesucristo y los apóstoles, sí podemos reclamar una sucesión interrumpida de
iglesias neo-testamentarias a través de los siglos, con diferentes nombres, y
en diferentes lugares, que se pueden relacionar espiritualmente por sus
doctrinas y prácticas, a pesar de que haya grandes lagunas en la historia, en
las que sea difícil de señalar un grupo con estas características que en
seguida se analizan. Tal confianza la podemos tener en base a las Escrituras.
Tenemos la promesa de Cristo hecha a Pedro de
que las puertas del Hades no prevalecerían contra la Iglesia (Mateo 16:18), y
la promesa de que Cristo sería glorificado en la Iglesia por todos los siglos
(Efesios 3:21). Sería imposible que Cristo recibiera gloria si no ha habido
"Iglesia" en cada siglo, o sería falso que el infierno (Hades) no
prevalecería contra la Iglesia, si no creyéramos que siempre ha habido un
"baluarte y columna de la verdad: la Iglesia" (1 Timoteo 3:15).Eso es
lo que enseñan los libros de historia católicos, y que desafortunadamente,
muchos protestantes enseñan también en sus libros, diciendo que desde los
primeros siglos desapareció la verdadera Iglesia, pero resurgió en el siglo XVI
con la Reforma; o como aseveran los líderes de sectas modernas: que la Iglesia
permaneció en oscuridad y sueño espiritual hasta ahora que, según ellos, Dios
les ha mandado avivar su Iglesia.
Las características, o
distintivos, por medio de los cuales encuentran parentesco espiritual los
cristianos a través de los siglos son:
1º.) La Biblia,
única regla de Fe y Práctica. Los bautistas siempre se han caracterizado por
sostener que la única fuente de autoridad en qué basar sus creencias y
prácticas es la Biblia, la Palabra de Dios. La historia está repleta de
instancias en las que en el momento en que un grupo, en otro tiempo
fundamentalista, empezó a poner tanta o más importancia en otras fuentes,
además de la Biblia, ese grupo irremisible se desvió de la verdad, o de la
verdadera línea del cristianismo.
Este es el principal punto
de diferencia entre el catolicismo romano y el cristianismo. Los Bautistas nos
basamos absoluta y exclusivamente en la Biblia, mientras que los católicos no.
Eso implica que, ya que el catolicismo sostiene muchas doctrinas y prácticas
que no están apoyadas en la Biblia, pero sí en la Tradición, las diferencias
son muchas y muy variadas.
Entendiendo por
"Tradición" todo documento oficial -- bulas papales, encíclicas,
documentos emanados de los así llamados "Concilios Ecuménicos", y
toda declaración papal dicha "ex-cátedra" -- emanado de la Iglesia Católica
a través de sus ya casi 17 siglos de existencia. Este fue también el punto de
separación entre los anabautistas suizos y Zuinglio. Zuinglio prefirió dejar en
manos del concilio de la ciudad la decisión si se iba a eliminar la práctica de
la misa, el bautismo infantil, etc.; a lo que los anabautistas respondieron que
no podían dejar en manos de los hombres lo que Dios ya había decidido en su
Palabra desde hacía muchos años.
Una vez que junto a la
Biblia se ponen otras fuentes de autoridad, queda la puerta abierta para que
entren en la iglesia toda clase de doctrinas y prácticas completamente ajenas a
la Biblia. La Biblia dice de sí misma: Toda la Escritura es inspirada por Dios,
y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra. (2 Timoteo 3:16,17) Pablo exhortaba a los corintios: “Pero esto,
hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros,
para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea
que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros”.
Aunque aquí Pablo está
advirtiendo a los corintios a que pensar más de lo que está escrito sobre él o
Apolos podía conducir al envanecimiento, es válido aplicarlo también en toda
otra doctrina; pensar más de lo que está escrito va irremisiblemente a conducir
a abusos y excesos de la Palabra de Dios.
Toda secta, incluyendo la
católica, tiene, además de la Biblia, otras fuentes de autoridad. Y esto es por
necesidad. Las sectas sostienen un sinnúmero de doctrinas y prácticas extrañas
al cristianismo predicado por Cristo y los apóstoles, que para apoyarlas,
necesitan salirse de la fuente que Cristo estableció para su iglesia.
2º.)Membresía
formada solamente por Personas Regeneradas. Nadie nace siendo cristiano. Los cristianos bautistas
no han aceptado automáticamente en la membresía de sus iglesias, a los hijos de
sus miembros. Se ha hecho siempre el esfuerzo de asegurarse que los que van a
engrosar la lista de membresía sean personas que hayan creído en Cristo para su
salvación.
Cristo sacudió el sistema
teológico de Nicodemo con la revolucionaria declaración: “De cierto, de cierto
te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan
3:3). En el libro de Hechos se nos muestra cómo fue la práctica apostólica de
aceptar dentro de la membresía: “Así que los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41). Y
la señal de que habían sido regenerados se mostraba en el siguiente versículo: “Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en
el partimiento del pan y en las oraciones”. (Hechos 2:42).
La entrada a la membresía
de una iglesia Neo-testamentaria es por el Nuevo Nacimiento por la fe en Cristo
Jesús y el bautismo por inmersión en agua.
Un niño que es bautizado
podrá, de acuerdo con la iglesia católica, ser considerado
"cristiano", pero de acuerdo con la Biblia un cristiano es una
persona que voluntariamente ha escogido creer en Cristo como su Salvador; y un
bebé es incapaz de hacer esa elección en su temprana edad.
Pablo, en todas sus
epístolas, se dirigía a los receptores de las mismas como santos, creyentes,
personas que habían sido ya regeneradas, pero nunca como personas que
necesitaban ser salvos. Eso significa que las iglesias a las que escribió Pablo
estaban formadas solamente por personas que ya habían experimentado el nuevo
nacimiento, y habían dado muestras de ello.
La primera gran incursión
en iglesias cristianas de la historia se llevó a cabo cuando Constantino en el
siglo IV declaró oficialmente que el cristianismo sería la iglesia oficial del
Imperio Romano. No solamente estaba uniendo la iglesia y el estado, sino que
automáticamente las iglesias se vieron repletas de soldados inconversos que
infiltraron sus antiguas prácticas paganas de su anterior religión. Eso dio
como origen a lo que ahora conocemos con el nombre de Iglesia Católica
Apostólica y Romana. Claro es que en esos comienzos, dicha iglesia no había
llegado a ser el complejo sistema religioso que es en la actualidad.
3º.)Gobierno
Autónomo de la Iglesia. Los
bautistas siempre se han opuesto a la jerarquía de unas iglesias sobre otras.
Cada iglesia local tiene la libertad y responsabilidad ante Cristo solamente,
por su doctrinas y prácticas, sin otra autoridad terrenal que las gobierne.
Las iglesias bautistas
tienen la libertad de decidir por sí mismas, y de solicitar consejo y ayuda de
otras similares, sin que ello signifique que éstas últimas tengan ninguna
autoridad sobre aquéllas. De manera que los Obispados, Arquidiócesis,
Presbiterios, Consistorios, Convenciones, Alianzas, Juntas o cualquier otra jerarquía eclesiástica, por
ser completamente ajenas a la enseñanza del Nuevo Testamento para el gobierno
de la Iglesia, han sido rechazados por los bautistas a través de la historia.
La autoridad de la Iglesia
descansa en la iglesia local. Cristo enseñó en Mateo 18 que cuando un miembro
se rehúsa a corregir su camino errado, el asunto debe ser llevado a la iglesia.
y al usar la palabra "iglesia", Cristo no se refería a las
autoridades eclesiásticas como lo usan en la actualidad la Iglesia Católica y
sus hijastras, las protestantes.
Fueron los miembros de la
iglesia los que formaron el comité para nombrar al apóstol que sustituiría a
Judas el traidor en Hechos 1; fueron los miembros de la iglesia los que
buscaron, a sugerencia de los apóstoles, a los siete diáconos que sirvieran en
sus funciones, para que los apóstoles no fueran distraídos de las de ellos en
Hechos 6; fueron los miembros de la iglesia quiénes comisionaron a los
apóstoles a tener el primer Concilio de la Iglesia en Jerusalén en Hechos 15,
la cual, por cierto, no fue presidida por el "primer Papa" sino por
Santiago, apóstol y medio hermano del Señor; fueron los miembros de la iglesia,
los que señalaban y enviaban a los misioneros, etc., etc.
En todo el libro de los
Hechos, y para tal efecto, en todo el Nuevo Testamento, nunca se encuentra ni indicio
de que hubiera una jerarquía ni en los líderes espirituales de la iglesia, ni
entre las iglesias. Esa ha sido la práctica de los creyentes neo-testamentarios
en la historia de la Iglesia.
4º.)El Sacerdocio de
todos los Creyentes. En ninguna parte del Nuevo Testamento, documento
oficial para la Iglesia que instituyó el Señor Jesucristo, se encuentra que
ésta haya sido organizada con sacerdotes, sino con pastores, presbíteros,
obispos o ancianos. Todos estos términos se usan hasta cierto punto
indistintamente para referirse a los ministros encargados de la predicación de
la Palabra de Dios, y el cuidado de la grey de Dios; y en ningún lado se
sugiere ni siquiera la idea de que unos sean superiores a otros, o ejercerían
autoridad sobre otros. El sacerdocio mismo fue abolido por Cristo cuando entró
una vez para siempre, con su propia sangre, al lugar Santísimo, donde antes
entraba una vez al año el sacerdote de la religión judía (Hebreos 9:11-12).
El Nuevo Testamento, en
cambio, establece claramente que los creyentes de esta era no necesitan más de
intermediario que los lleve a Dios. Pedro declara, hablando a cristianos: Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9). De manera que ahora cada creyente
es un sacerdote para sí mismo. El escritor de la epístola a los Hebreos declara
también, en base al camino abierto por Cristo: Por tanto, teniendo un gran sumo
sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra
profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero son pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos
4:14-16).
El rango de superioridad
con atribuciones exclusivas del sacerdote católico, es una de las herencias más
notables de las antiguas religiones paganas romanas y babilonias traídas a las
iglesias antiguas por los inconversos, y es completamente extraño a la
enseñanza del Nuevo Testamento.
Los bautistas, a través de todos los siglos,
siempre se opusieron a tan extraviada idea.
5º.)Libertad de Conciencia. El fanatismo
religioso, producto inequívoco del error, es intolerante hacia quienes
sostienen ideologías diferentes a las de la persona fanática. La verdad, en
cambio, reconoce la libertad inherente a cada individuo concedida por Dios para
creer, no solamente cualquier otro tipo de sistema doctrinal religioso, sino
aun filosófico, o ideológico, aunque no necesariamente tenga que ver con la
religión. Ello explica por qué los defensores del error religioso, como lo
hacen las sectas, son intolerantes, y han perseguido hasta el homicidio, a
quiénes no comulgan con su particular sistema de creencias; y asimismo, los que
sostienen la verdad, la cual es Cristo, siguen la enseñanza de su Maestro en
cuanto a la no persecución de aquellos que se oponen y se rehúsan a creer en
esa verdad.
Cristo prohibió a Pedro
utilizar la espada para defenderlo cuando lo vinieron a apresar diciendo: “Vuelve
la espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.
Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que Él no me daría más de
doce legiones de ángeles? Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras de
que es necesario que así se haga?”. A los que no recibieron a Cristo y sus
discípulos en Samaria, los discípulos querían pedir fuego del cielo para
consumirlos, a lo que Cristo contestó: “Vosotros no sabéis de qué espíritu
sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los
hombres, sino para salvarlas”. (Lucas 9:55,56)
Nunca fue la violencia, el
método para imponer la verdad del evangelio, ni en los tiempos de Cristo mismo,
ni a través de todos los siglos de existencia del cristianismo.
l
En cambio, la historia
imborrable demuestra cómo muchos, católicos, y no católicos también, en nombre
de Dios, persiguieron hasta el martirio y la muerte a aquellos que se oponían a
"su" verdad. No es desconocido de todos nosotros las atrocidades que
la "Santa Inquisición", cometieron contra los "herejes", sólo
por el pecado de creer en otra religión diferente a la católica. Y no tenemos
que remontarnos mucho en la historia para ver estos hechos.
Los bautistas siempre han
sostenido la libertad de conciencia, y han estado en contra de la violencia
como medio de imponer sus creencias, y eso es un hecho histórico. Esa es la
razón por la que se opusieron al Diet de Spiers en el siglo XVI, y esa es la
razón también por la que fueron perseguidos por católicos y protestantes por
igual en la misma época.
6º.)Solamente dos
ordenanzas: Bautismo de creyentes por inmersión, y la Cena del Señor.
No son sacramentos, simplemente
porque no confieren ninguna gracia a los que de ellas participan, ni son siete
como lo estableció el Concilio de Trento. La manera, por cierto, en que el
Concilio determinó el número de sacramentos es por demás singular: "Porque
siete son los días de la semana, siete son los pecados mortales (!), siete
fueron las plagas de Egipto (!), siete son los planetas (!)" Y lo curioso
es que la Iglesia Católica elevó a sacramento el matrimonio, pero lo dejó
prohibido a los sacerdotes, dificultando aún más la entrada al cielo a estos
pobres ciegos, guías de ciegos.
El Nuevo Testamento enseña
que Cristo solamente dejó el mandato de bautizar a los creyentes (Mateo 28:19),
y que se conmemorara la Cena del Señor, como anuncio de su muerte hasta que él
regresara otra vez (1Corintios 11:26). Así lo practicaron los apóstoles en el
libro de los Hechos, y así lo han practicado los bautistas a través de los
siglos. No hay ni insinuaciones de que se hayan bautizado infantes, ni mucho
menos por aspersión en el libro de los Hechos, y las casos de la práctica del
bautismo infantil y la aspersión ha sido más bien la marca de la Iglesia
Católica y sus descendientes. Es más, la misma iglesia referida practicó la
inmersión y el bautismo de adultos en sus inicios, como lo demuestran los
documentos y las pilas bautismales aún existentes en muchas iglesias católicas
en Europa.
En cuanto a la Cena del
Señor, o Comunión, como también se le llama; es claro en el Nuevo Testamento
que nunca se instituyó con el propósito de salvar a los participantes, y que
los elementos: el pan sin levadura y el jugo de la uva, se debían ofrecer a
todos los participantes. Cuando Cristo dijo: "esto es mi cuerpo [. . .]
esta es mi sangre" al sostener en su mano el pan y el vino, es obvio que
no podía referirse literalmente a su cuerpo y su sangre porque no podría estar
vivo y sostener al mismo tiempo en su mano su propio cuerpo y su propia sangre que
en ese mismo instante circulaba por sus venas, lo que quería decir es que
aquello representaba su cuerpo y su sangre. La doctrina de la transustanciación
es insostenible por las enseñanzas del Nuevo Testamento.
Otras iglesias, practican
el lavamiento de pies como otra ordenanza, o alguna otra buena práctica como
esa.
El lavamiento de pies, es,
más que una ordenanza, una buena práctica de higiene que seguramente era agradecida
por aquéllos que tenían caminar en los polvorientos suelos de Israel; pero en
cuanto a lo espiritual se refiere, es un acto de humildad y servicio que deben
ser las características de un verdadero cristiano, nada más.
Una vez más, la práctica
de estas dos ordenanzas, al igual que los otros distintivos, han sido las características
de los creyentes del Nuevo Testamento a través de los siglos.
7º.)Separación de la
Iglesia y del Estado.
El Nuevo Testamento
reconoce que Dios ha establecido tres instituciones, a saber: La Iglesia, el
Estado, y la Matrimonio (El Hogar). Cada una de ellas con una función bien
definida, la cual no puede ni debe interferir con las demás. La Iglesia para
llevar a cabo la Gran Comisión, traer gloria a Cristo, y sostener y defender la
verdad (Mateo 28:19-20; Efesios 3:20-21; 1 Timoteo 3:15); el Estado para traer
orden y paz en la comunidad (Romanos 13:1-7); y el Hogar para educar y criar a
los hijos en el temor de Dios (Deuteronomio 6:6-9). Ninguna de estas
instituciones debe usurpar los deberes de las otras dos. La obligación de la
Iglesia no es educar a los hijos, ni es obligación del Estado proporcionar
fondos a la Iglesia para la predicación del evangelio, ni es responsabilidad de
la Familia recaudar impuestos para la educación de sus hijos.
Cristo estableció la
separación entre el Estado y la Iglesia cuando les dijo a sus enemigos que
dieran al César lo que era del César y a Dios lo que era de Dios. Cristo enseñó
a Pedro a pagar tributo (impuesto), y los apóstoles se sometieron a las
autoridades del gobierno cuando sus leyes no entraban en conflicto con las de Dios.
Pero no encontramos en ninguna parte del Nuevo Testamento que el gobierno tiene
la responsabilidad de imponer sobre las personas tal o cual religión, aunque
sea la cristiana, como ha ocurrido desde que Constantino hizo oficial la
religión cristiana (?) para el Estado Romano en el año 313 D. C., y se autoproclamó,
además de jefe de Estado, jefe de la Iglesia.
Tal práctica perduró en la
mayoría de los países de Europa desde ese entonces, hasta la fecha, y fue
copiada por la Iglesia Anglicana, cuando se separó ésta de la Iglesia Católica
en el siglo XVI.
Los bautistas, y ahora
muchos protestantes, siempre han rechazado esa práctica. En nuestros países
latinoamericanos hemos sufrido por los abusos que se originó, a partir de la
Conquista de la Madre España, los gobiernos dominados por la Iglesia Católica.
No solamente es bíblico
mantener separados a la Iglesia y al Estado, sino que es saludable para el
país.
8º.)Separación Ética y
Eclesiástica
Los creyentes
neo-testamentarios se han caracterizado también por enseñar y sostener que el
cristiano debe vivir una vida separada del mundo para Dios, absteniéndose de
todo lo malo, y renunciando a los placeres temporales mundanos, así como de los
hermanos que anden desordenadamente (2 Corintios 6:14-15:1; Tito 2:11-12; 1
Juan 2:15). Y que asimismo, no puede haber alianzas ecuménicas entre iglesias
neo-testamentarias que enseñan y practican la verdad, y aquellas que no lo
hacen.
Los bautistas, por definición, no creen en la
formación de denominaciones o asociaciones que determinen el curso de las
creencias de las iglesias locales.
En cuanto a la separación
ética, los bautistas no creemos que por vivir vidas separadas del mundo como:
no fumar, no ir a bailes, alejarse de la fornicación, cuidar la música que uno
escucha, y sus amistades y lugares que frecuenta, vamos a ir al cielo; pero sí
creemos que una señal del discípulo de Cristo es la abstención de las cosas
mundanas.
Otras denominaciones, aunque evangélicas, no
han puesto el mismo énfasis en este tipo de separación, sino que más bien son
bastante indulgentes con sus miembros; sobre todo en estos tiempos modernos; y
ni qué decir de la Iglesia Católica.
Lutero mismo detestaba el
énfasis de los anabautistas en la separación del mundo del cristiano diciendo
que eso era volver a creer en la salvación por obras.
La historia revela, que en
el afán de purificar denominaciones, los individuos e iglesias han cedido a sus
convicciones, demostrando así, que para ellos, es más importante mantener la
fidelidad a la denominación, que a la Palabra de Dios. Eso es lo que ocurre en
la actualidad con la mayoría de las denominaciones evangélicas, en las que se
han filtrado las corrientes teológicas liberales, pero los
"conservadores" dentro de las mismas denominaciones se resisten a
abandonarlas, ignorando que Dios no está tan interesado en mantener su
denominación, como en que se obedezca su Palabra, y que verdaderas iglesias
fieles a la Palabra de Dios, han existido en todas las edades sin necesidad de
afiliación eclesiástica o denominacional ninguna (Mateo 16:18).
El gran predicador
bautista del siglo pasado, Carlos H. Spurgeon en Julio de 1889 dijo acerca de
la separación eclesiástica:
“El día llegará cuando los
que piensan que pueden reparar la casa, que no tiene fundamento, verán lo sabio
de salirse completamente de ella. Todo el tiempo hemos visto que salirse de
asociaciones con doctrinas cuestionables es la única solución posible para una
dificultad que, como quiera que sea negada, no es para jugar con ella por
aquellos que están conscientes de su terrible realidad”.
De ahí que, aunque haya
bautistas que pertenezcan a asociaciones o denominaciones, aquellos bautistas
que siguen practicando lo mismo que sus antecesores en el pasado, continúan
enseñando y practicando la separación eclesiástica.
Estas son las marcas que
han caracterizado a los creyentes a través de los siglos, que aunque portaron
diferentes nombres, el hecho de haber sostenido estos distintivos, los une en
un parentesco espiritual indisoluble, y por ello, no faltamos a la verdad al
llamarlos también bautistas.
CONCLUSIÓN:
Este artículo no tiene la
intención de menospreciar a cristianos sinceros en otras denominaciones
evangélicas, ni tampoco establecer que los bautistas, ni siquiera los que más
se han adherido a las enseñanzas del Nuevo Testamento, son mejor que otros
cristianos no bautistas. El único propósito de este breve escrito es informar a
creyentes e incrédulos en general, sobre lo que hay detrás del nombre bautista,
y desmentir las falsas ideas propagadas por los enemigos, acerca de los que sin
vergüenza portamos el nombre.
Este es un llamado triple.
Es un llamado para todo aquel cristiano sincero que, al comparar las marcas
bíblicas de una iglesia neo-testamentaria descritas aquí, se da cuenta que su
iglesia no las tiene, y esté dispuesto a dar el paso de fe de unirse a una
iglesia que sí las tenga. También es un llamado a aquellos bautistas que
menosprecian el nombre por desconocer la gloriosa herencia que nos dejaron
nuestros antepasados. Y finalmente, es también un llamado a cualquier otra
persona, no cristiana, a que valore, a la luz de este escrito, pero sobre todo,
a la luz de la Biblia, las doctrinas y prácticas de su religión para que
deposite su fe más bien en Cristo, que en su religión, para la salvación de su
alma; pues es Cristo quién murió por sus pecados, y no ninguna otra iglesia,
religión o denominación.
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