EPÍSTOLA DE JUDAS (III)
Vv. 17-23. Exhortaciones
a los cristianos. V. 17.
Judas pasa a exhortar en forma directa a los cristianos para “recordar” las palabras de los ministros
del Señor para protegerse de los falsos maestros que, de seguro, aparecerán. V. 18. “En el postrer tiempo”, señala que al final de los tiempos habrá
gente que se caracterizará por su falta absoluta de espiritualidad. Burlarse es
actuar en forma impía hacia las cosas santas, y los burladores no obedecen a la
ley del Espíritu, sino que siguen la ley de las pasiones carnales. V. 19. Judas prosigue la acusación
contra los falsos maestros por dos motivos: Causan divisiones y Carecen
del Espíritu de Dios. Con ironía acusa a los “sabios” (Gnósticos),
quienes se consideraban muy espirituales, de no tener al Espíritu. V.20. La
pureza de vida comienza con una sana doctrina, que es “la fe dada una vez a los santos” (v. 3). Las personas verdaderamente espirituales no son las que se
consideran justas (v. 19) y viven en
forma desenfrenada, sino las que oran en el Espíritu (Los que están llenos del Espíritu de Dios). V. 21. El cristiano está rodeado del amor de Dios quien le provee
de lo necesario para su sustento y crecimiento. Nosotros hemos ofrecido
nuestras vidas en “sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1) y, si hemos sacrificado
nuestras pasiones y deseos mundanos, no bajemos del altar del sacrificio, ya
que si lo hacemos contaminaremos ese sacrificio “santo” y ya no será aceptable para Dios. Quedémonos en el altar
para “conservarnos en el amor de Dios”.
V. 22. Judas apremia a los
cristianos a que respondan a las dudas morales e intelectuales de los que han
sido influenciados por los falsos maestros, para integrarlos a la comunión de
los santos. V. 23. La actitud
cristiana hacia el pecador es la de tener misericordia hacia ellos acompañada
de aborrecimiento al pecado. “Arrebatándolos
del fuegos” se refiere del fuego del infierno; y eso lo haremos con la
predicación del evangelio y un buen testimonio de vida cristiana.
Vv. 24-25. La
bendición final. V. 24. La bendición que figura al término de esta
breve carta es una de las más expresivas de todo el Nuevo Testamento, comparables
con las que encontramos en Romanos 16:25
y 1 Timoteo 6:14-16. En todas las exhortaciones a los creyentes es vital recordar los recursos infinitos de
Dios. Él es el único que puede impedir nuestra caída y preservarnos hasta el
final. La frase “presentaros sin mancha”
nos hace recordar a los animales para el
sacrificio en el Antiguo Testamento; y, de esa manera, se demuestra su poder
salvador en la persona de su Hijo Jesucristo, a quien la iglesia reconoce como
“Señor”. V. 25. Es la exclamación final de un alma que por fin ha encontrado
a su Señor; que ha llegado a su presencia y “con alegría” (v. 24)
pronuncia desde lo más profundo de su ser estas palabras “Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio
y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”.
Judas ha llegado al final de su carta con un grito de
júbilo, luego de haber “navegado” en
medio de un mar atestado de “piratas de
la fe” y llega al fin al puerto deseado, a la ciudad gloriosa, con la
bandera en alto, con las palmas en las manos; y luego de haber” peleado la buena batalla”, de haber
guardado “la fe dado una vez a los
santos”, y así entrega al Señor los frutos de una vida dedicada a defender
la sana doctrina. Estas son exhortaciones que haríamos bien en aceptar y ponerlas
en práctica.-
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