VENCIENDO EL ENOJO
El enojo de Jonás
Jonás 4 1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y
se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo
decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque
sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande
misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego
que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le
dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó
hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo
de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. 6 Y preparó Jehová
Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre
su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la
calabacera. 7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano,
el cual hirió la calabacera, y se secó. 8 Y aconteció que al salir el sol,
preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se
desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la
vida. 9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él
respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú
lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer;
que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y no
tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte
mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda,
y muchos animales?
I. El poder dañino
y origen del enojo
El enojo puede hacernos perder las bendiciones espirituales
que Dios tiene para los que le buscan, pero también puede dañar nuestras
relaciones con nuestros hermanos de la iglesia, el matrimonio, las amistades,
etc. Dios desea que seamos personas
perdonadoras, y Cristo es nuestro mejor ejemplo.
Origen: El
orgullo, el odio (rencor), la
impiedad
La mayoría de las
veces el enojo es producto de un pensamiento equivocado:
1. Por falta de amor a Dios y compasión por nuestro prójimo
Mateo 26 7 vino
a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo
derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los
discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto
podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.
2. Por celos y envidias
Lucas 13 10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día
de reposo; 11 y había allí una mujer que
desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y
en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le
dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella; y
ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la
sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a
la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed
sanados, y no en día de reposo.15 Entonces el Señor le respondió y dijo:
Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a
beber?
Lucas 15 27
Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo,
por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar.
Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo,
dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás,
y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
3. Por orgullo
2 Reyes 5 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero,
diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y
serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí:
Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y
alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de
Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos,
¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
4. Por egoísmo o vanagloria
Mateo 20 20 Entonces se le acercó la madre de los
hijos de Zebedeo con sus hijos (Jacobo y Juan), postrándose ante él y
pidiéndole algo. 21 Él le dijo: ¿Qué
quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos,
el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda..... 24 Cuando los diez oyeron
esto, se enojaron contra los dos hermanos.
II. El enojo en el
matrimonio y en el hogar
1. El
enojo en el matrimonio
Podríamos decir que es casi inevitable. Dos personas de
distintos caracteres viviendo bajo un mismo techo pueden tener, por no decir
"tienen o tendrán" diferencias.
Esto es completamente normal. Con la armonía del Espíritu Santo y un
hogar fundado sobre la Palabra se pueden evitar enojos dañinos en las
relaciones matrimoniales.
2. El
enojo descontrolado es pecado
El que las diferencias crezcan a tal grado o magnitud que el
enojo nos haga decir o actuar de manera irracional (tirando cosas el uno al otro y el decir malas palabras el uno al otro)
y no cristianamente puede destruir el matrimonio, y la relación con Dios. En un
hogar donde no hay completa sumisión a Dios y a su Palabra, donde el marido no
es un hombre de Dios, y donde la esposa no reconoce su lugar de ayuda idónea,
se puede convertir en un campo de batalla donde pronto Satanás tomará
lugar.
3.
El
no dar lugar al diablo
El diablo se encargará de crear cualquier situación pequeña
en algo que cualquiera de los dos en la pareja utilice para comenzar una
discusión o un altercado. Celos, intolerancia, y falta de comprensión de
cualquiera de los dos en la pareja podrá ser lo que el diablo presente para
traer el enojo.
4.
El amor en la pareja
El amor a Dios hará
crecer el amor mutuo en la pareja. El matrimonio debe de ser como un niño y
aprender a perdonarse prontamente cualquier falta u ofensa antes que se haga
más grande y el diablo tome lugar. Los enojos y discusiones se deben de evitar
lo más posible en la pareja. La Biblia nos dice "Ni deis lugar al diablo".
“Mejor es morar en
tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda” Proverbios 21:19
“El hombre iracundo
promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla” Proverbios 15:18
“El hombre iracundo
levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca. La soberbia del hombre le
abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra” Proverbios 29:22-23
5. La relación con los hijos
La relación con los
hijos debe ser una de amor y comprensión, evitando la ira excesiva, el enojo y
la contienda. La Biblia dice que los padres deben educar a los hijos en el
temor del Señor y no provocarlos a ira. (Efesios 6:4)
6.
Determina
y Demuestra Nuestra Relación con Dios
Nuestra relación en el hogar con nuestra pareja determina y
nuestra relación con Dios y con los hermanos de la Iglesia, seamos culpables o
no. De igual manera, nuestra relación
con Dios determina nuestra relación con nuestra pareja y con nuestro prójimo, y
lo que es aun más importante es que nuestra relación con nuestros semejantes ‘demuestra’ y da evidencias de la
relación que tenemos con Dios. Recordemos que Cristo dijo “por sus frutos los conoceréis” y Pablo nos dice que el fruto del
Espíritu es “paz, amor, longanimidad,
paciencia y dominio propio” (Gálatas 5:22ss)
III. El
enojo entre los hermanos
1.
Causa de división
El enojo contra los hermanos o contra el Pastor, es en
muchas ocasiones causa de división en la iglesia. Gente que aunque tenga mucho
tiempo en la iglesia, se enojan y causan división son gentes que no se dejan
usar por Dios, sino por el diablo.
Muchos se enojan porque las cosas no son como ellos piensan que deben
ser.
Hay quienes a todo lo que se hace le encuentran faltas,
siempre se quejan y se enojan, como dice el dicho "no hacen ni dejan hacer”.
Con su conducta "insoportable"
crean mal ambiente para los líderes y los demás hermanos. Siembran cizaña y vientos contrarios, en vez
de edificar, destruyen.
2.
Causa de fracaso y estorbo en nuestra
relación con Dios
La Biblia nos enseña que debemos de mantener nuestras cuentas
claras con todos. Especialmente nuestros hermanos. Dios no puede perdonar a
nadie que no haya perdonado a su hermano, y aun también a su enemigo.
Jesús dijo: 21
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí
te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante
del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda. (Mateo 5: 21-24)
El no tener las cuentas claras con nuestros semejantes nos
puede impedir el que Dios acepte nuestra ofrenda. (Adoración, Oración, Alabanza, Cántico, Predicación, Enseñanza,
Profecía, Ministerio, Etc.)
El enojo nos puede cegar de tal manera, que no veamos lo que
Dios quiere hacer con nosotros. Naamán
se enojo en tal manera que no podía ver lo que Dios quería hacer en su vida. (2 Reyes 5:11). El hermano mayor del hijo pródigo, se enojo y
no pudo ver la bendición de tener a su hermano perdido de vuelta en casa. Él
pensaba que se merecía más que el otro. Se creía superior, mejor a su hermano.
Su celo, lo llevó al enojo y la falta de comprensión. (Lucas 15:28)
Dios busca hombres
que no sean iracundos
“Quiero pues,
que los hombres oren en todo lugar, levantando manso santas, sin ira ni
contienda”. (1Timoteo 2:8)
Aun cuando Dios diseñó los requisitos para aquellos que
serian líderes espirituales de la iglesia, Él señalo que quería hombres no
iracundos. Porque es necesario que el
obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo,
no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas. (Tito 1:7).
Como siervos de Dios, estamos llamados a mantenernos lejos
del que se enoja fácil y del iracundo. (Proverbios 22:24), pero no debemos guardar rencor
ni sentir ira ni enojo aun contra los que nos hacen mal. Meditemos las palabras
de Jesús:
“Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:44-45a)
3.
Dios perdona si perdonamos
Dios perdonará nuestras ofensas de acuerdo como nosotros
perdonamos a los que nos deben. Cuando Jesús enseñó a orar a los discípulos les
enseñó diciendo: "Padre... perdona
nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que nos deben".
La falta de perdón afecta nuestra comunión con Dios y
dificulta que nuestras oraciones sean contestadas.
Hebreos 12:14-16
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor. Mirad bien, no sea que alguno
deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os
estorbe, y por ella muchos sean contaminados.
4.
¿Puedo yo como cristiano enojarme?
El Cristiano está llamado a evitar toda clase de enojo (Efesios 4:31),
pero si nos enojamos, debemos de evitar el pecar con nuestra actuación y
debemos de no dar lugar al diablo sobre todas las cosas. Y que no se ponga el
sol sobre nuestro enojo (Efesios 4: 26-27).
"Airaos pero
no pequéis": Significa estar en todo tiempo consciente de nosotros
mismos y de nuestro llamado a una vida santa y espiritual, no haciendo nada
indebido lo cual pueda poner nuestra relación espiritual en peligro.
“No se ponga el
sol sobre nuestro enojo": La Biblia nos habla acerca de ser como
un niño para poder entrar al reino de los cielos. Debemos perdonar nuestras
ofensas los unos a los otros. El enojo es contrario a la paz. Y a paz nos llamo
el Señor con todos los hombres.
"Si es posible
en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres." Romanos 12:18.
"Ni deis
lugar al diablo": El no dar lugar al diablo significa el no
permitir que nuestro enojo sea tan grande que demos lugar al diablo en nuestra
vida y "que nos use" para
hacer daño a nosotros mismos o aquellos que nos rodean.
Buscad la Paz con
todos: El enojo descontrolado es un comportamiento contrario a la
Palabra de Dios y su requisito de que vivamos en paz, armonía, el amor, el
sometimiento y dominio propio.
Versos bíblicos
que nos hablan del enojo:
Proverbios 11:23
El deseo de los justos es
solamente el bien; Mas la esperanza de los impíos es el enojo.
Proverbios 14:17
El que fácilmente se enoja hará
locuras; Y el hombre perverso será aborrecido.
Proverbios 22:24-25 No te
entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo
para tu alma.
Eclesiastés 7:9
No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el
seno de los necios.
IV. El enojo de
Dios es Justo
El único que tiene razón JUSTA para enojarse es Dios.
Porque su enojo es un enojo justo.
Nuestro enojo si es justo entonces es un enojo que edifica y produce
buenos resultados. Pero el enojo del hombre es mayormente dañino. Dios vive
enojado con el pecador (porque no le
busca), y con el desobediente. Dios
estuvo enojado con el pueblo de Israel a causa de su deslealtad y su desobediencia
pero aun así, Dios es lento para el Enojo y grande en misericordia.
Salmos 78:58 Le
enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de
talla.
Isaías 57 15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el
que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16
Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería
ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la iniquidad de su
codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió
rebelde por el camino de su corazón.
Salmos 103 8 Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre, Ni
para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras
iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
La ira de Dios
Llegará un día cuando Dios ejercerá su ira sin
misericordia. Ese día es conocido en la
Biblia como el día del Señor o el día de la gran ira de Dios. Dios ejecutará su ira sobre todos aquellos
pueblos y naciones que le han rechazado y los que continúan en pecado:
Salmos 110 4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres
sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec. 5 El Señor está a tu diestra; Quebrantará a
los reyes en el día de su ira. 6 Juzgará entre las naciones, Las llenará de
cadáveres; Quebrantará las cabezas en muchas tierras.
Romanos 2 4 ¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando
que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5 Pero por tu dureza y por tu
corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de
la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a
sus obras.
Apocalipsis 6 12
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se
puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13 y las
estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus
higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 Y el cielo se desvaneció como
un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.
15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los
poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las
peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre
nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y
de la ira del Cordero; 17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién
podrá sostenerse en pie?
¿Cuál debe ser
nuestro comportamiento?
Aunque haya momentos cuando pensemos que tenemos razón para
estar enojados y quizás hasta sintamos algún tipo de 'ira santa' como dicen muchos por el celo de Dios que hay en
nosotros, lo cierto es que la Biblia nos ordena a que quitemos el enojo de
nuestra vida (Efesios
4). En la historia de Jonás
se nos dice que él se enojó con Dios porque Nínive fue perdonado, pero Dios le
demostró que no debía estar enojado y que debía tener misericordia por las
almas perdidas de aquella ciudad entre las cuales se encontraban lo que
consideramos era una multitud de niños que “no sabían discernir entre su mano derecha y su izquierda”. Nuestro
sentir debe ser el mismo.
El enojo demuestra que hay falta de misericordia y
comprensión hacia nuestro prójimo (nuestro
semejante) y aun indica la existencia de orgullo, soberbia y falta de
agradecimiento hacia Dios en aquel (o
aquella) que se enoja. El enojo es
una falta de compasión y piedad; adicionalmente a esto, muestra falta de
madurez tanto emocional como espiritual en la persona. Debemos de crecer en el Señor y tomar ejemplo
de nuestro Padre celestial. Tal como es
Dios es así también debemos ser nosotros, “lentos
para la ira y grande en misericordia”.
"Si es posible en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres." (Romanos 12:18).
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