EL ASESINO DE LA GRACIA
Creo que todos estamos de acuerdo en que vale la pena luchar
por la libertad. Es, sin lugar a dudas, la principal razón por la cual los
soldados dan sus vidas por la Patria. Pero, hay algo que es realmente
contraproducente, los cristianos no siempre estamos dispuestos a luchar, somos
capaces de pelear contra cualquier enemigo que amenace, no sólo a nuestra
familia sino a nuestra independencia nacional; sin embargo, como creyentes que
vivimos bajo la Gracia no nos mostramos tan dispuestos y apasionados a defender
nuestro derecho de ser libres "con la libertad que Cristo nos hizo libres".
Sólo basta que se una a nuestro núcleo algún legalista y de inmediato le
entregamos el mando. Les tenemos miedo. En cuanto a mí, ya basta, y estoy en la
disposición de enfrentarme abiertamente contra ellos y seguir luchando por la
libertad que tengo en Cristo. Tanto en los tiempos de Pablo como ahora uno de
los problemas más serios que afecta a la iglesia es el legalismo, éste arrebata
el gozo del Señor de la vida del creyente y con el gozo se va el verdadero
poder para adorar a Dios "en espíritu y verdad". Servirle con verdadero entusiasmo, ya que un
creyente sujeto a la ley no es otra cosa que una triste caricatura de un
verdadero hijo de Dios. En Gálatas, capítulo 5, la llamada Carta Magna de la emancipación
cristiana y ya en el versículo primero encontramos un mandamiento que si en el
día de hoy lo siguiéramos fielmente contribuiría a parar el legalismo. Estad, pues,
firmes en la libertad con que Cristo no hizo libres, y no os pongáis otra vez
bajo el yugo de la esclavitud". Lo que más perturba a los
legalistas es la verdad libertadora de la gracia, por lo tanto, tenemos que
definir dos términos muy importantes.
Legalismo
El legalismo es una actitud carnal que se conforma a un
código con el propósito de exaltar a la persona. El código es cualquier modelo
objetivo aplicable al tiempo; el motivo es exaltarse a sí mismo y ganar
méritos, en lugar de glorificar a Dios por lo que Él ha hecho; y el poder es la
carne no el espíritu, produce resultados externos solamente muy similares a la
verdadera santidad. Los resultados externos son, el mejor de los casos,
falsificaciones y no pueden jamás aproximarse a la santificación genuina, por
motivos de la actitud carnal y legalista. A los legalistas les podemos
identificar por expresiones con éstas:
"porque haga o
no haga estoy agradando a Dios". “Si
YO pudiera hacer o dejar de hacer esto o lo otro, agradaría a Dios". “Estas cosas que YO hago o dejo de hacer ME
gana el favor de Dios"
Para un legalista ser
un creyente significa un estilo de vida rígido, duro, inflexible, severo,
carente de color y gozo. Para un creyente liberado significa, un reto
constante, una vida llena de sorpresas y también de riesgos, caminando no por
vista sino por fe, lleno de expectación, positivismo y optimismo. "Oh gálatas
insensatos, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado como crucificado".
¿Quién os hechizó? Sólo esto quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu
por las obras de la ley o por haber oído con fe? ¿Tan insensatos sois? Habiendo
comenzado en el Espíritu, ahora ¿terminareis en la carne?". (Gálatas 3:1-3)
"Corríais
bien. ¿Quién os estorbó par no obedecer a la verdad? (Gálatas 5:7)
Libertad
Libertad entre otras cosas no es más que independencia para
hacer algo, y siempre es independencia de la esclavitud. Es librarse de poder
del pecado y de la muerte. Cristo nos trajo una poderosa libertad de la
maldición de la ley, lo que se traduce en libertad del temor de ser castigado
por Dios y de una conciencia acusadora. Es estar libre frente a las exigencias
de los demás. La libertad tiene su motivación primordial en el amor
incondicional de Dios, que nos ha iluminado con la gracia salvador de Cristo,
lo que nos hace actuar por amor y no por temor.
La gracia de Cristo
nos da la libertad, para disfrutar de los derechos de hijo. Es libertad para
ser todo lo que Cristo quiere que yo sea, sin tener que fijarme como son los
demás. Me enseña a ser yo mismo, no una marioneta de los demás.
Instrumentos del
Legalismo
Nos preguntamos: ¿Cómo entran los legalistas, en una vida o
en una iglesia? ¿Cómo se meten A qué se debe su éxito? La epístola a los
gálatas nos da la respuesta.
1- Distorsionan la verdad.
"Estoy asombrado
de que tan pronto os estéis apartando del que os llamó por la gracia de Cristo,
para ir tras un evangelio diferente. No es que haya otro evangelio, sino que
algunos os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero aún, si
nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio contrario al que
recibisteis, sea anatema" (Gálatas 1:6-9)
2- Acosamiento por aquellos que viven para esclavizar y espiar.
'Luego, después de catorce años, subí otra vez a
Jerusalén, junto con Bernabé, y llevé conmigo también a Tito. Pero subí de
acuerdo con una revelación y les expuse el evangelio que estoy proclamando
entre los gentiles. Esto lo hice en privado ante los de reputación, para
asegurarme de que no corro en vano. Sin embargo, ni siquiera Tito, que estaba
conmigo, siendo griego, fue obligado a circuncidarse, a pesar de los falsos
hermanos quienes se infiltraron secretamente para espiar nuestra libertad que
tenemos en Cristo Jesús, a fin de reducirnos a esclavitud. Ni por un momento
cedimos en sumisión a ellos, para que la verdad del evangelio permaneciese a
vuestro favor. Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes
--quienes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace
distinción de personas-- a mí, a la verdad, los de reputación no me añadieron
nada nuevo".
3. Hipocresía, los que mienten y engañan.
"Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él
frente a frente, porque era reprensible. Pues antes que viniese ciertas
personas de parte de Jacobo, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron se
retraía y apartaba, temiendo a los de la circuncisión. Y otros judíos
participaban con él en su simulación, de tal manera que aún Bernabé fue
arrastrado por la hipocresía de ellos. En cambio, cuando vi que no andaban
rectamente ante la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos "si
tú, que eres judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿por qué
obligas a los gentiles a hacerse judíos? (Gálatas 2:11-14)
Como defenderse
del legalismo y los legalistas
Los asesinos de la gracia no pueden ser simplemente
ignorados o tolerados con la bondad que es notoria en los creyentes. Es
perjudicial y más que ello anti bíblico, permitir que el legalismo continúe su
obra esclavizadora y destructiva, es como permitir que una enfermedad
infecciosa enferme y mate. Entonces vale la pena luchar por la libertad, no
para defender la gracia de Cristo que no necesita defensa, sino para acabar con
los cuatro maneras para atacar al legalismo.
Afírmese en su
libertad; Pablo les aconsejó a los Gálatas:
‘‘Estad, pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres, y no os pongáis otra vez bajo el yugo de la esclavitud".
No busque en lo
más mínimo la aprobación de los demás.
“¿Busco ahora convencer a los hombres o a Dios? ¿Será que
busco agradar a los hombres? Si yo todavía tratara de agradar a los hombres, no
sería siervo de Cristo" (Gálatas 1:10)
Renuncie a vivir
esclavizado.
No trate de ser "espiritual"
en base a sus propios méritos, deje que se cumpla en usted la Palabra de Dios.
"Y el
mismo Dios de Paz os santifique por completo; y todo vuestro ser (, como y
cuerpo, alma; y espíritu, sea guardado irreprensible en la venida de nuestro
Señor Jesucristo. Fiel es el que nos llama, quien también lo logrará"
(Tesalonicenses
5:23,24)
Sea firme en
cuanto a la verdad.
Viva con honestidad, en línea con la Palabra de Dios.
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad". (2 Timoteo 2:15)
Si luchar por la libertad le resulta agresivo y hasta
egoísta, piense serenamente que está luchando no sólo por su libertad sino por
la de otros, para que lleguen a disfrutar del gozo de la libertad personal que
Cristo nos vino a dar.
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