LA EPÍSTOLA DE JUDAS (I)
La carta de
Judas, última de las cartas “generales”
o “universales”, fue escrito por el
mismo Judas, hermano de Jacobo, y por ende, medio hermano de Jesús. Fecha
probable es la de 66-69 D.C. Está dirigida a todos los creyentes y su intención
era resguardarlos contra los falsos maestros que se habían infiltrado en la
comunidad cristiana. Estos “maestros”
negaban las obligaciones de la santificación personal, enseñaban a vivir una
vida pecaminosa y, al mismo tiempo, los halagaban con la esperanza de la vida
eterna. Demuestra el vil carácter de estos seductores pronuncia su sentencia.
La epístola termina con advertencias, amonestaciones y consejos para los
creyentes.
1-4. Saludo y propósito de la carta. Luego
de identificarse como “siervo de
Jesucristo”, y saludar en la forma tradicional de aquellos tiempos (misericordia, paz y amor); véase 2 Timoteo 1:2, él afirma con claridad
el propósito de la carta, “defender la
fe”, recordando nuestra “común
salvación”. Esta fe, o conjunto de doctrinas, enseñanzas y mandamientos,
tiene un depositario, y son “los santos”,
o sea, los creyentes en Cristo Jesús. Judas establece la razón por la cual hace
este recordatorio y es porque “hombres
impíos” con un ropaje de santidad se habían infiltrados dentro del cuerpo
de creyentes, la iglesia. Estos hombres tenían algunas características que lo
identificaban: a) Entraron en
forma clandestina; b) Hombres
impíos, condenados porque no creyeron el mensaje de salvación; c) Negaban a Dios y a su Hijo
Jesucristo y, d) Vivían una
vida desenfrenada de libertinaje. Estos falsos cristianos querían pervertir
desde adentro la santidad de vida de los cristianos y conducirlos a la misma
vida de condenación en la cual ellos vivían.
5-16. Aviso
contra falsos maestros. Empieza esta sección advirtiendo primeramente a
los que se niegan a depositar su fe en el Señor, ya que serán destruidos; y usa
la ilustración de Israel en el desierto (v.
5). Otra ilustración que utiliza es la caída de los ángeles rebeldes (v. 6), quienes al tratar de exaltarse a
sí mismos se desviaron “no guardaron su
dignidad” y “abandonaron su propia
morada” Ver Génesis 6:1-4. El
orgullo fue la causa de la caída de este número grande de ángeles; no aceptaron
el plan de Dios para ellos y se rebelaron. La consecuencia fue que: a) Fueron apresados e inutilizados;
b) Fueron puestos en prisiones de
oscuridad sin posibilidad de salir de allí (como ejemplo ver Apocalipsis 20:1-2) y, c) Esperando, nada más, el juicio
final de Dios. Por último, Judas
cita la historia de Sodoma y Gomorra
(v. 7). En toda la Escritura estas
ciudades son símbolo del juicio divino y nos habla del final que esperan a los
que rechazan los mandamientos y el señorío del Dios. Tanto Sodoma y Gomorra,
así como las ciudades vecinas siguieron el mal ejemplo de los ángeles caídos y
pervirtieron el orden natural de las relaciones sexuales. Los habitantes de
estas ciudades habían “fornicado e ido
contra naturaleza” a tal grado que ya no encontraban satisfacción en la
forma natural que Dios había dispuesto, igual que los ángeles caídos, y
depravaron su cuerpo al extremo que el Señor dispuso la destrucción total de
estas ciudades. El término “sodomizar”
es un triste legado que nos dejaron y significa mantener relaciones sexuales
por el vaso indebido y se refiere en líneas generales al homosexualismo. Ver Romanos 1:25-32.
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