EL DON DE
DISCERNIMIENTO
Un importante conflicto se mantiene entre Dios y
Satanás; Satanás no siempre se opone a Dios en forma directa; a menudo trata de
obstaculizarle a través de la falsificación. “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño
si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia…” (2 Corintios
11:14-15). Para Cristo hay un anticristo. Para profetas verdaderos
hay profetas falsos. Para el trigo hay cizaña. Para las ovejas hay lobos con
pieles de ovejas. Para el Espíritu Santo y los santos ángeles hay espíritus
inmundos. ¿Cómo podemos distinguir lo genuino de lo falso? Para ello
necesitamos discernimiento. La Biblia enseña claramente la existencia de un
mundo espiritual. Los demonios son seres espirituales, sin cuerpo, invisibles,
inteligentes, fuertes, depravados, caídos; algunos presos, algunos libres,
condenados, enemigos de Dios y opresores de los hombres. Aunque al cristiano le
está prohibido por la Palabra de Dios tratar con cualquier forma de espiritismo
(Deuteronomio
18:10-14), puede tener que enfrentarse a la falsa religión promovida
por espíritus engañadores. A tales doctrinas falsas Pablo las llama “doctrina de demonios” (1 Timoteo 4:11).
Pablo resume este pensamiento en Efesios 6:12. ¿Qué es el don de discernimiento?
A pesar que cada creyente es responsable del discernimiento de espíritus, algunos
tienen una capacidad especial para hacerlo. Este es el don de discernimiento,
una facultad especial para distinguir entre el espíritu de verdad y el espíritu
de mentira. Los que lo poseen pueden detectar falsas enseñanzas y descubrir
falsos maestros, pueden captar el error en un libro o en un sermón. Puede decir
si la atmósfera durante un servicio es pura emoción o es una emoción basada
sobre la verdad bíblica. La iglesia de Éfeso fue elogiada por haber probado a
los apóstoles profesantes y haberlos reconocido como mentirosos (Apocalipsis 2:2).
Pero las iglesias de Pérgamo y Tiatira fueron reprendidas por su fracaso al no
discernir y eliminar la doctrina de Balaam (v.4) y las enseñanzas de la falsa
profetiza Jezabel (v.20). Los falsos maestros deben ser apartados. “Si alguno viene a vosotros, y no trae esta
doctrina, no le recibáis en casa, ni le digáis ¡Bienvenido!” (2 Juan 10).
Es por ello la necesidad de este don en la iglesia, para proteger a la
congregación contra los engañadores de Satanás, quien en todo tiempo se
transforma a sí mismo en un ángel de luz en la persona de falsos maestros.
¿Sostienen estos maestros, o su doctrina, o el espíritu que trae esta enseñanza
el honor de Jesucristo? Ésta es la
prueba (1 Juan 4:2-3); Jesús: se refiere a la persona histórica; Cristo: significa el Ungido, el
profetizado. El apóstol Juan prácticamente iguala con la Deidad (1 Juan 2:22-23).
Ha venido: esto implica su
preexistencia. El entró en el curso de la historia desde afuera; bajó al mundo
del Padre. Venido: es tiempo
perfecto, que indica un acto definido, cumplido en el pasado, un deci-sivo
advenimiento, la Encarnación. En
carne: Jesús tomó sobre sí mismo la naturaleza humana, incluyendo un
cuerpo. Llegó a ser participante de la naturaleza humana para que pudiéramos
ser parte de la naturaleza divina. Llegó a encarnarse para poder morir en la
cruz por nuestros pecados. Su venida en la carne fue para morir; luego venció a
la muerte con su resurrección. Cualquier forma de relegar a Jesucristo a una
posición inferior, menor que la de Hijo de Dios encarnado, el Salvador
crucificado, significa que el espíritu no es de Dios. Pablo advirtió de estos
peligros (1
Timoteo 4:1), “la fe” de
los falsos espíritus tratan de desviar a la gente de la fe verdadera que
encontramos en 1
Timoteo 3:16; una vez más, Cristo (su persona y su obra) provee la parte vital de la verdad: “e indiscutiblemente grande es el misterio
de la piedad: Dios fue manifestado en carne(La encarnación de Cristo), justificado
en el espíritu, (declarado divino
por la resurrección- Romanos 1:4), visto
de los ángeles (resurrección
atestiguada), predicado a los
gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria, (ascensión y glorificación, el sello divino
sobre su obra consumada). La divinidad encarnada de Cristo y el ministerio
propiciatorio sobre la cruz constituye la prueba decisiva de cada credo y sistema
religioso. Veamos algunos ejemplos bíblicos de discernimiento: Jesús (Mateo 16:17,23); Pedro (Hechos 5:1-10; 8:20-23); Pablo (Hechos 13:10-11; 16:16-18).En forma
muy interesante, un escrito cristiano primitivo del primer siglo (La Didaché), da consejos acerca de cómo descubrir
a un falso profeta. Este escrito dice que”
si alguien viene y aunque hable verdad, si permanece por más de tres días, si
lleva todo, excepto pan, pide dinero, enseña verdad pero no practica lo que
enseña, es un falso profeta”. En la actualidad debemos estar atentos a la
incursión indiscriminada, aún en las iglesias, del falso evangelio; ese “otro evangelio, diferente” (Gálatas 1:8) del que nos habló y
advirtió Pablo. Cualquier evangelio de obras no es evangelio. Tal evangelio no
es del Espíritu Santo. Para reflexionar: Deuteronomio 13:1.11.-
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