domingo, 24 de marzo de 2013

ESCUELA DOMINICAL



                                    LIBRO DE DANIEL (III)
Capítulo 2: Nabucodonosor tuvo un sueño alarmante y su espíritu se perturbó (V. 1). El rey mandó llamar a todos los entendidos de su reino (Magos, encantadores, astrólogos, caldeos) pero no a Daniel. Los magos eran los que empleaban las ciencias ocultas, los encantadores acudían a artes ocultistas mezclado con el exorcismo, los astrólogos pretendían adivinar los sucesos futuros por medio de la observación de los astros y los caldeos eran los sabios, una casta de adivinadores que practicaban la magia y sabiduría esotérica. Nabucodonosor nada más les dijo que había tenido un sueño que lo perturbaba mucho; ningún otro dato. El problema era que Nabucodonosor quería una explicación de una obra sobrenatural de Dios por parte de personas que no conocían a Dios. Nota: A partir del versículo 4 hasta el final del capítulo 7 el libro está escrito en arameo. Estos sabios empleaban libros de sueños ya conocidos  que contenían diferentes tipos de sueños con su respectiva explicación. Al conocer el sueño del rey buscarían en su manual de los sueños uno semejante y su posible interpretación.  Para su sorpresa, en vez de contarles el contenido del sueño, el rey solamente les dijo que tuvo un sueño, y que si no les daban a conocer tanto el sueño como su interpretación iban a ser ejecutados, “seréis hechos pedazos” (se refiere a la desmembración del cuerpo, una forma de castigo común entre los pueblos antiguos, particularmente entre los asirios) y no solo eso sino que sus familias sufrirían el mismo fin. Nabucodonosor ya había dictaminado sobre el tema; o le decían el contenido del sueño (que le garantizaba al rey que serían capaces de dar la interpretación de la misma), o morían junto a sus familias. El rey prometía dar a quien le interpretaba correctamente bienes materiales “dones y favores”; pero además, les ofrece “gran honra”, es decir, colocarlos en una posición elevada dentro del reino. En los versículos 5-9, hubo un desesperado tira y afloje de estos sabios con el rey, pero éste no cedió. La sentencia había sido dictada sin importar el reclamo de estos hombres de que ningún rey había pecho pedido semejante y a pesar del reconocimiento sincero de estos escogidos sabios de Babilonia de que “No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al rey” (V. 10) porque escapa a la capacidad humana (V. 11). La muerte caería sobre todos, todos eran unos incompetentes; para el rey todos habían fallado y morirían, salvo que… ¡Aparezca un enviado celestial que los salve, y…apareció!; ese enviado divino era Daniel. Daniel respondió con prudencia y discreción a Arioc, (Nombre babilónico antiguo, ver Génesis 14:1,  y significasiervo de Akudios lunar), capitán de la guardia del rey, la persona encargada de matar a todos los sabios. Oficialmente era el que se encargaba de matar los animales para la comida de la corte. Su título es el mismo que se usa para el siervo de Potifar en Egipto en la época de José (Génesis 37:36; 39:1). Daniel mantuvo la compostura bajo presión, y averiguó la causa del decreto tan severo de parte del rey. Daniel pidió al rey tiempo para poder declararle la interpretación del sueño (V. 16). Evidentemente, Daniel tuvo plena confianza en Dios y seguridad de que Dios le haría conocer (le revelaría) el sueño y su interpretación. Daniel buscó inmediatamente a sus amigos y les solicitó ayuda a fin de implorar misericordia al Dios de los cielos sobre el asunto (V.18). En otras palabras, él utilizó todos los recursos espirituales a su alcance. Entonces el misterio le fue revelado a Daniel en una visión de noche (V.19). Ver Génesis 46:2, donde Dios habló a Jacob en “visiones de noche”, y también Job 33:15, donde Job supo también que Dios “Habla por sueños, en visión nocturna”. Lo que para los sabios era un misterio escondido, le fue revelado a Daniel.  Daniel vio lo que Nabucodonosor había visto y pudo comprender su significado. Dios estaba obrando.-

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