jueves, 14 de marzo de 2013

ANTES DE CRISTO, ¿CÓMO SE SALVABAN LAS PERSONAS?


                  ANTES DE CRISTO, ¿CÓMO SE SALVABAN LAS PERSONAS?

Primero:  La Biblia enseña que la salvación es solamente “por gracia por medio de la fe”. (Efesios 2) Esta gracia salvadora abarca TODA la historia del mundo (Hebreos 11:1, 6ss), comenzando desde Adán hasta el último ser que viva sobre esta tierra. Nadie ha sido, ni es, ni será salvado sino solamente por la Soberana Gracia de Dios.  Como sabemos, la razón por la cual la salvación es por gracia es porque si no fuera de esa manera NADIE sería salvo ya que la salvación por obras es imposible (Romanos 3:23; 6:23). El Apóstol Santiago nos recuerda que el que guarda toda la ley (mandamientos de Dios) y fracasa en un punto ha violado TODA la ley (Santiago 2:10). Es decir la demanda de Dios al hombre es “obediencia perfecta” (Mateo 5:48).  Pero eso nos lleva a tomar un paso más hacia atrás al principio de la creación del hombre.
 Dios hizo un Pacto de obras con Adán (Oseas 6:7) Cuando Dios pone a Adán en el huerto de Edén le da un mandamiento (LEY) la cual el debe seguir fielmente para poder ALCANZAR la vida eterna. Como nos dice la Escritura Adán “quebrantó el pacto” trayendo condenación para él y toda su descendencia (Romanos 5:12, 19, 21) Al darse cuenta que estaba en pecado, Adán y su mujer cocieron vestidos de hojas para “cubrir” su desnudez (Génesis 3). Este esfuerzo por parte del hombre le identifica con “las obras” humanas aparte de la fe.  Vemos en la historia del Génesis que Dios cubre la desnudez de Adán proveyendo pieles posiblemente de un par de corderos para que la culpa de Adán fuese cubierta. (Génesis 3:21) Dios había dicho a Adán que “el díaque comas del árbol de la ciencia del bien y del mal, ese día morirás (Génesis 2:17).  La Biblia nos enseña que Adán trajo muerte espiritual a toda la humanidad PERO la muerte FÍSICA no la recibe inmediatamente.  Dios no mata a Adán físicamente por su pecado sino que cubre su desnudez matando a un animal ‘inocente’ en su lugar – ¡Eso es GRACIA! Ese acto apunta hacia la obra redentora de Cristo, el cordero de Dios en la cruz del Calvario;  pero el problema continuó.
 Aunque Adán antes de pecar tenía toda la capacidad para no pecar, ahora después de la caída pierde es capacidad pues se ha hecho ‘ESCLAVO DEL PECADO’ y toda su descendencia junto con él.  SIN EMBARGO Dios sigue demandando obediencia perfecta (Santiago 2:10; Romanos 10:5). El simple hecho de que el hombre no puede obedecer a Dios perfectamente no le ‘libra’ de la responsabilidad que le sigue siendo impuesta por  Dios.  Dios tampoco aliviana esa responsabilidad aflojando sus demandas al hombre. Dios sigue demandando obediencia perfecta. 
El punto es que EN REALIDAD la salvación eterna fue, es y SIGUE SIENDO por medio de la obediencia perfecta a la ley de Dios.  Lo fue para Adán, lo fue para los hombres que vivieron en el Antiguo Testamento y lo sigue siendo para nosotros hoy en día.  La demanda de Dios es y siempre ha sido esa y no ha cambiado (aunque NADIE nunca ha podido ni podrá cumplir con tal demanda divina).  La diferencia está entonces en que en el pasado (antes de la cruz), el énfasis estuvo siempre puesto en la necesidad obligatoria para el hombre de seguir los mandamientos de Dios al pie de la letra sin fallar en nada. Esos mandamientos son más que una práctica ‘externa’; como bien lo aclaró Cristo en el Sermón del monte está involucrado ‘el corazón’.  No basta con decir “yo no he matado”, el simple hecho de sentir ‘rencor’ hacia el prójimo es suficiente para ser contado como asesino (Mateo 5:21-22).  No es decir “yo nunca he cometido adulterio”, sino que el simple hecho de mirar una mujer y codiciarla es suficiente para ser contado como “adúltero”. (Mateo 5: 27-29) En el sermón del monte Cristo predicó la LEY. Ese fue el comienzo de sus enseñanzas las cuales dice para terminar “sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. (Mateo 5:48). Cristo enfatizó la LEY en todo su rigor.  ¿Cuál fue el propósito? Simplemente que si había alguno que osara decir “yo he cumplido TODA la ley”, se diera cuenta en realidad no lo había hecho. Por eso Cristo pudo decir “no he venido a abrogar la ley sino a cumplirla”.  Hasta que Cristo vino NINGÚN HOMBRE había podido llenar los requisitos divinos del cumplimiento total y perfecto de la ley.
Volviendo a su pregunta ¿Cómo se salvaban las personas en el Antiguo Testamento?  La respuesta es “de la misma manera que se salvan en el Nuevo Testamento Por la gracia de Dios por medio de la fe.  El hecho de que el énfasis estuvo antes puesto en el cumplimiento de la ley era con el fin de demostrar “la corrupción y depravación del hombre”.  Pero aquellos que eran salvos eran porque POR LA GRACIA DE DIOS entendían que solamente debían poner su fe en Dios y no en las obras de ellos tratando de cumplir los mandamientos de Dios.  Por esa razón la Biblia nos habla que en el Antiguo Testamento existía “UN REMANENTE” (Isaías 10:22; Romanos 9:27) dentro del pueblo de Dios.  Como en los días de Elías ese remanente que seguía fielmente a Dios y no se alejaba de Él había sido “salvo por Gracia” y por eso permaneció según nos dice el Apóstol Pablo en (Romanos 11:3).  Cuando esa gente “ponía su fe en Dios” le era contado por Justicia, tal como Abraham (Romanos 4).  Es decir Dios les consideraba justos como si NUNCA hubieran quebrantado la ley de Dios (Romanos 5:1).  Dios podía decir “son salvos porque son rectos y han cumplido mi ley”.  Es ahí donde entra el asunto de la fe y la salvación por medio de la gracia. 
Los sacrificios del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento apuntaban hacia la realidad de Cristo muriendo por nuestros pecados (y los de ellos) una vez y para siempre.  El sacrificio de un corderito bajo la ley de Moisés tenía validez no porque la sangre del cordero fuera pura, ya el escritor de Hebreos nos dice que tales sacrificios "nada perfeccionaron" y por tanto debían ser hechos continuamente (Hebreos 10), sino que el valor estaba en lo que representaba (el sacrificio perfecto de Cristo).  De ahí que una persona pudiera ser declarada perdonada después de ofrecer tal sacrificio de acuerdo a la ley.  Pero al ser simplemente la sombra de lo venidero debía ser repetida una y otra vez para que el pueblo entendiera que a través de ese sacrificio de un cordero inocente (tal como hizo con Adán) lo que estaba funcionando era LA GRACIA DE DIOS  como remedio para el que no ha podido cumplir las obras que Dios demanda.  Por eso, podemos ver la gracia de Dios en los sacrificios del Antiguo Pacto.  Cuando un hombre entendía que había pecado y llevaba su cordero al sacerdote para ‘pagar’ por su culpa, ese hombre debía de entender que quien debía morir era él mismo y que el corderito había tomado su lugar, pero eso requiere “fe”. 

En el Nuevo Testamento LA DEMANDA DIVINA sigue siendo la perfección ante Dios cumpliendo TODAS las demandas de la ley para poder ser salvo.  Si algún hombre pudiera verdaderamente cumplir todas las demandas de Dios, muy ciertamente podría reclamar a Dios con todo derecho ¡Me he ganado la salvación! Y Dios estaría ‘obligado’ a conceder esa salvación. PERO sabemos que ‘TODOS han pecado y están destituidos de la gloria de Dios’ (Romanos 3:23) La ley en realidad es presentada para “exhibir el pecado”.  POR ESA RAZÓN, el énfasis ya no está puesto en ‘cumplir a la perfección’ las demandas divinas SINO que se dice al hombre “CREE Y SERES SALVADO”.  La forma de salvación es la misma, el énfasis, sin embargo no es el mismo, por eso el Apóstol Juan puede decir lo siguiente:
Juan 1:17   Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
¿Quería decir Juan con eso que no había gracia antes de que Cristo viniera?  ¡De ninguna manera! Lo que sí significa es que el ‘énfasis’ ya no es puesto mayormente en “la ley” (la demanda divina sobre el hombre) sino en el favor divino de Dios al hombre.  En el Antiguo Testamento se enfatizaba la obediencia perfecta a la LEY, aunque se ofrecían ‘medios de gracia’ que funcionan por la fe como lo eran los sacrificios continuos, personales y anuales.  En el Nuevo Testamento se enfatiza LA FE como el medio de Gracia aunque la LEY de Dios sigue vigente a todos los hombres.
Los que creen en Cristo, Por medio de ESA FE le es contada la justicia, ¿Pero cuál justicia? No la nuestra por "creer" sino la justicia del que cumple toda la LEY, la justicia de Cristo.
Romanos 3:20-22     Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.   Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;   la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia.
Dios nos declara justos ante su ley, libres de condenación y merecedores de la vida eterna y por eso “justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Cuando creemos ‘nuestra fe en Cristo’ nos es imputada a favor nuestro por justicia o mejor dicho, la fe sirve como 'medio' para que la justicia de Cristo (el cordero inocente) nos sea contada a nosotros. 
Al ser declarados justos por participar “por medio de la fe” de la justicia de Cristo,  somos contados como aquellos que NUNCA han roto la ley divina y por eso somos salvos POR GRACIA por medio de la FE al mismo tiempo que somos salvados por el cumplimiento PERFECTO DE LA LEY que es como Dios nos ve (esa es nuestra posición eterna en Cristo).  Por eso el mensaje central del evangelio dice “si alguno está en Cristo...”. En Cristo somos declarados perfectos – eso es justificación.  Tanto antes de la cruz como después de la cruz el sistema es el mismo: ‘SALVACION POR GRACIA POR MEDIO DE LA FE’.
¿En manos de quien estaba la salvación?

En realidad durante el Antiguo Pacto como durante el Nuevo Pacto la salvación “está en manos de Dios” y a la misma vez “está en manos del hombre”; son dos caras de una misma moneda. Recordemos las palabras de Jonás quien dijo en el Antiguo Testamento “la salvación es de Jehová” (Jonás 2:9) (la salvación en manos de Dios); y en Habacuc el profeta dice “el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4) (la salvación en manos del hombre). El llamado del evangelio es “arrepentíos y convertíos”, y también “tened fe(al hombre le es presentado por Dios un mandamiento; CREER).  El mensaje del evangelio es tanto una ‘oferta’ como un ‘mandamiento’ (Hechos 17:30), por eso es pecado no creerlo. En el Antiguo Pacto, siguiendo el propósito del periodo (declarar la ley), el énfasis de la demanda divina era puesta en el cumplimiento perfecto de la ley: “obedeced los mandamientos” y al mismo tiempo era “arrepentíos y convertíos”.  Sin embargo, en realidad tanto allá (AT) como acá (NT) solamente se consigue lo que Dios ofrece por medio de la obra misma de Dios.  El pueblo del pasado no podía ‘obedecer’ debidamente los mandamientos divinos porque para tal cosa era necesaria la “fe salvadora” que ellos no poseían.
Romanos 9:30-32   ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo
El pueblo del presente, tal como el Israel del pasado no puede obedecer debidamente el llamamiento al arrepentimiento porque tampoco poseen la fe necesaria (Hebreos 11:6):
Romanos 8:7-8    Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;  y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Por eso la fe es don de Dios al hombre (Efesios 2, Filipenses. 1:29) para que éste pueda cumplir con las demandas presentadas por el mismo Dios, y esa fe es dada “por gracia divina”.  En el Antiguo Pacto, el remanente que era salvo lo fue por la gracia de Dios y por eso ellos eran fieles ‘creyentes’ a Dios, cosa que los otros no podían hacer; eso mismo ocurre en el tiempo presente.

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