viernes, 22 de marzo de 2013

LA SUFICIENCIA DE LA CRUZ DE CRISTO



                                                        LA CRUZ DE CRISTO       

 ¡Es Suficiente Para Todos!                                          
"AUNQUE CRISTO SUFRIÓ POR LOS PECADOS DEL MUNDO ENTERO, y es ofrecido por medio de la benignidad de Dios a todos indiscriminadamente, AUN ASÍ NO TODOS LO RECIBEN"
La mayoría se sorprendería si supiera que éstas son palabras de Juan Calvino en su comentario sobre Romanos 5:18. Es sorprendente que Juan Calvino diga semejante cosa, considerando su posición doctrinal de la predestinación; pero Calvino no está solo.  Podemos ver que todas las confesiones reformadas admitían que el sacrificio de Cristo tenía un aspecto general:
Los artículos de religión Irlandeses: (1615)
30. Cristo, en la verdad de nuestra naturaleza, fue hecho como nosotros en todo, excepto sin pecado.
Cristo en la realidad de nuestra naturaleza fue hecho semejante a nosotros en todas las cosas, excepto en el pecado, del cual fue enteramente exento tanto en su carne, como en su naturaleza. Vino para ser el Cordero sin mancha, que por el sacrificio de sí mismo una vez hecho, quitase los pecados del mundo, por medio de su propio sacrificio hecho una sola vez, y el pecado (como dice San Juan) no estaba en el. El cumplió la ley por nosotros perfectamente: por nuestra causa el sufrió los más horribles tormentos inmediatamente en su alma, y más dolorosos sufrimientos en su cuerpo.  El fue crucificado, murió para reconciliarnos el Padre a nosotros, y para ser un sacrificio no solamente por el pecado original, sino también por todas nuestras transgresiones actuales.  Fue enterrado y descendió al infierno, y al tercer día se levantó de la muerte, y tomo de nuevo su cuerpo, con carne, huesos, y todas las cosas pertenecientes a la perfección de la naturaleza humana: con el cual el ascendió al cielo, y allí está sentado a la diestra de su Padre, hasta que vuelva a juzgar a los hombres en el día final.
Los Treinta y Nueve Artículos de la Religión: (1618)
15. De Cristo, el único sin pecado.
Cristo en la realidad de nuestra naturaleza fue hecho semejante a nosotros en todas las cosas, excepto en el pecado, del cual fue enteramente exento tanto en su carne, como en su Espíritu. Vino para ser el Cordero sin mancha, que por el sacrificio de sí mismo una vez hecho, quitase los pecados del mundo. Y no hubo pecado en Él, como dice San Juan. Pero nosotros los demás hombres, aunque bautizados, y nacidos de nuevo en Cristo, con todo eso ofendemos en muchas cosas y; si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.



31. De la única oblación (Sacrificio) de Cristo consumada en la Cruz.
La Oblación (Sacrificio) de Cristo una vez hecha, es la perfecta Redención, Propiciación y Satisfacción por todos los pecados de todo el mundo, así originales como actuales; y ninguna otra Satisfacción hay por los pecados, sino ésta únicamente. Y así los Sacrificios de las misas, en los que se dice comúnmente que el Presbítero ofrece a Cristo en remisión de la pena o culpa por los vivos y por los muertos, son fábulas blasfemas, y engaños peligrosos
Los Cánones de Dort (1618)
III.- Esta muerte del Hijo de Dios es la ofrenda y la satisfacción única y perfecta por los pecados, y de una virtud y dignidad infinitas, y sobradamente suficientes como expiación de los pecados del mundo entero.
V.- Existe además la promesa del Evangelio de que todo aquel que crea en el Cristo crucificado no se pierda, sino que tenga vida eterna; promesa que, sin distinción, debe ser anunciada y proclamada con mandato de conversión y de fe a todos los pueblos y personas a los que Dios, según Su beneplácito, envía Su Evangelio.
VI.- Sin embargo, el hecho de que muchos, siendo llamados por el Evangelio, no se conviertan ni crean en Cristo, más perezcan en incredulidad, no ocurre por defecto o insuficiencia de la ofrenda de Cristo en la cruz, sino por propia culpa de ellos.
VII.- Más todos cuantos verdaderamente creen, y por la muerte de Cristo son redimidos y salvados de los pecados y de la perdición, gozan de aquellos beneficios sólo por la gracia de Dios que les es dada eternamente en Cristo, y de la que a nadie es deudor.
Tradición vs. Revelación
El problema ‘puede radicar’ en que en muchos casos los teólogos modernos buscan ser fieles al sistema antes de ser fieles a la Biblia.  Es una tendencia normal una vez que se ha aceptado como verdadera cierta escuela de pensamiento.  Esto es algo que no ocurre ‘intencionalmente’ sino inconscientemente.  De esta forma muchos estudiosos ‘fuerzan’ la Biblia para que diga lo que ellos desean que diga al punto de ‘negar’ versos bíblicos que son claramente contra algunas de sus ideas ya establecidas y aceptadas.  Recordemos las palabras de Jesús a los fariseos cuando dijo “vosotros hacéis nula la palabra de Dios por seguir vuestras tradiciones”.  Estas palabras tienen mucho que enseñarnos.  Nosotros a veces nos vemos en la ‘obligación’ de defender nuestra tradición aceptada ya sea Calvinismo, Luteranismo, Arminianismo o Dispensacionalismo, o cualquier otro ‘ismo’ que exista en el estudio de la teología y al hacerlo, en muchas ocasiones, escogemos interpretar la Biblia conforme a nuestra ‘tradición’ y no conforme a la’ revelación  A veces hasta pensamos de manera inconsciente que nuestra tradición ‘es’ la Palabra de Dios.




No obstante, al parecer muchos de los primeros reformadores como Calvino en cierto grado no tenían ese problema.  Ellos no tenían un ‘calvinismo’ ni un ‘arminianismo’ que defender sino que deseaban ser fieles intérpretes de la Palabra de Dios (Sola Scriptura) para exponer la verdad que por cientos de años había sido mantenida oculta del pueblo por la Iglesia Católica Romana. Veamos algunas citas más de Juan Calvino en torno a la ‘extensión’ de la cruz.
(1) Juan 1:29  Que quita el pecado del mundo.  Juan usa la palabra pecado en número singular, para cualquiera clase de iniquidad; como si dijera, que toda clase de injusticia la cual separa los hombres de Dios es quitada por Cristo.  Y cuando él dice, el pecado del Mundo, el extiende este favor indiscriminadamente a toda la raza humana; para que los Judíos no vayan a pensar que él había sido enviado solamente a ellos.  Por lo que inferimos que todo el mundo está envuelto en la misma condenación; y que como todos los hombres in excepción son culpables de injusticia delante de Dios, ellos deben ser reconciliados con él.  Juan el Bautista, por eso, al hablar generalmente del pecado del mundo, tiene la intención de impresionar la convicción de nuestra miseria, y exhortarnos a buscar el remedio.  Ahora nuestra responsabilidad es, el abrazar el  beneficio el cual es ofrecido a todos, que cada uno de nosotros pueda estar convencido de que no hay nada que lo detenga de obtener la reconciliación en Cristo, si viene a él por la guía de la fe. 
 (2) Gálatas  5:12  Pero es la voluntad de Dios que nosotros debamos buscar la salvación de todos los hombres sin excepción, tal como Cristo sufrió por los pecados del mundo entero. 
 (3) Colosenses  1:14  El dice que esta redención procurada por medio de la sangre de Cristo, por el sacrificio de su muerte todos los pecados del mundo fueron expiados.
 (4) Marcos 14:24  "No solo debemos recordar que el mundo en general ha sido redimido por la sangre de Cristo, sino que cada uno debe considerar para sí mismo que sus propios pecados han sido expiados". 
 (5) 1 Juan 2:2  En el comentario a este verso, Calvino no ve una aplicación al mundo entero sino solamente a los cristianos del mundo.  Sin embargo, dice aceptar el dicho: "Cristo murió suficientemente por los pecados del mundo entero pero eficazmente por los escogidos".
La predicación del Evangelio
Calvino continuamente hacía énfasis en la predicación del evangelio juntamente con la creencia de que Cristo murió por los pecados de todos los hombres sin excepción.   Para Calvino el hecho de que la predicación del evangelio de Cristo debía ser general a todos los hombres sin excepción significaba que su sacrificio también lo era.



No puede haber una oferta honesta de parte de Diosa toda criatura”, que incluye aun a los impíos, en la que se le ofrezca la una cruz como perdón cuando esa sacrificio nunca estuvo ni siquiera disponible para ellos. Dios es fiel y verdadero y no le miente ni a los impíos.
Ahora, la universalidad de la gracia de Cristo no puede ser juzgada mejor que por la naturaleza de la predicación del Evangelio, por lo que no puede haber quien conscientemente lo niegue.  Si vemos y reconocemos, por lo tanto, el principio sobre el cual la doctrina del evangelio ofrece salvación a todos, todo el sagrado asunto queda arreglado de una vez.  Que el evangelio, en su naturaleza, es capaz de salvar a todos nadie puede negarlo. Es bastante manifiesto que todos los hombres, sin diferencia o distinción, son externamente llamados o invitados al arrepentimiento y la fe. Es igualmente evidente que el mismo Mediador es puesto al frente de todos, como aquel que solo puede reconciliarles hacia el Padre.  Pero es completamente bien sabido que ninguna de estas cosas puede ser entendida o percibida sino por la fe, en cumplimiento de la declaración del apóstol Pablo que “el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;”  entonces ¿Qué puede ser a los otros sino un “sabor de muerte para muerte”? como el mismo apóstol poderosamente lo expresa en otro lugar.
Y aun más, tal como es innegablemente manifiesto que de dentro de las multitudes que Dios llama por su voz en el evangelio muy pocos creen, la mayor parte de estas multitudes se mantienen en incredulidad, de esto la próxima conclusión, es que la misericordia de Dios es ofrecida igualmente a aquellos que creen y a aquellos que no creen, de manera que nadie pueda excusarse delante de él. Algunos hacen una distinción aquí, manteniendo que el evangelio es de salvación a todos en lo que respecta a su poder para salvar, pero no en su efecto de salvar.  Pero ellos, de ninguna manera sueltan el nudo de este medio argumento.  Todavía somos llevados de vuelta al mismo punto de la gran pregunta, si el mismo poder para creer es conferido a todos los hombres.  Ahora, Pablo asigna la razón por la cual no todos obedecen al evangelio.  El se refiere al profeta Isaías: “Señor ¿Quién ha creído a nuestro anuncio, y sobre quien se ha manifestado el brazo de Jehová? (Romanos 10:16)  El profeta aquí, asombrado ante los pocos que creen, parece gritar en alta voz,  ¡Que era algo de la más grande vergüenza y acusación el que, mientras la Palabra de Dios estaba sonando en los oídos de todos los hombres, había escasamente algunos corazones internamente tocados por ella! Pero para que la horrible depravación en el hombre no aterrorice los que contemplan esto, el apóstol Pablo después de esto, indica que no les es dado a todos el creer, sino solamente a aquellos a quienes Dios se manifiesta a sí mismo (v. 20).  En una palabra, el apóstol en este capítulo indica que cualquier esfuerzo y sonido de la voz humana será inefectivo, a menos que el poder de Dios obre en los corazones de los oyentes. 
 Cristo es la propiciación por los pecados el mundo entero.  Por eso, aquellos que excluyen a los réprobos de alguna participación de los beneficios de Cristo, deben, por necesidad, ponerlos en algún  otro lugar fuera del mundo.”    Es un hecho, sin controversia, que Cristo vino a expiar los pecados “del mundo entero”; pero la verdad y el hecho es que esto se aplica a “todo aquel que cree en El”, para que “no se pierda, mas tenga la vida eterna”. En verdad, el evangelista Juan propone el Oficio de Cristo como otra cosa sino la de “juntar los hijos de Dios” en uno por Su muerte. De todo lo cual concluimos que aunque la reconciliación es ofrecida a todos los hombres a través de Él, aun así, que el beneficio mayor pertenece peculiarmente a los que creen, para que ellos sean “reunidos” y ser “en conjunto” participes de la vida eterna.
“Suficiente para todos, efectiva para los escogidos”.
Tal como Calvino, son muchísimos los teólogos reformados de renombre los que han usado estas palabras para describir la obra de Cristo en la cruz. Pero hemos visto una avalancha de material que resalta de manera inadecuada la frase “expiación limitada”.  Entender qué es lo que significa y lo que no significa esta frase podría ser de gran valor para poder mantener un claro entendimiento bíblico de la muerte de Cristo. 
Se plantea la idea de que Cristo, en la cruz, tomó una cierta cantidad de pecados suficiente como para cubrir todas las faltas cometidas solamente por un cierto número de personas o elegidos.  Desde ese punto de vista se trata de filtrar todo el contenido bíblico que menciona al “mundo”, “los hombres”, etc.
Entonces, se concluye que si Cristo tomó sobre sí solamente la culpa de un grupo de escogidos, no puede haber manera para quien la muerte de Cristo pueda cubrir los pecados de siquiera ‘uno’ más que no sea de los escogidos.  Tristemente ese no es un punto de vista consistente con el mensaje de la Biblia. Es muy correcto decir que Cristo murió “por sus ovejas”. Sin embargo, no es correcto decir que la muerte de Cristo incluye únicamente los pecados de sus ovejas aunque la muerte de Cristo salva únicamente a los que creen, quienes sí son sus ovejas. Para algunos esto pareciera ser un enredo contradictorio pero es eso exactamente lo que enseña la Biblia.
 La muerte del Hijo de Dios es la ofrenda y la satisfacción única y perfecta por los pecados, y de una virtud y dignidad infinitas, y sobradamente suficiente como expiación de los pecados del mundo entero….Sin embargo, el hecho de que muchos, siendo llamados por el Evangelio, no se conviertan ni crean en Cristo, mas perezcan en incredulidad, no ocurre por defecto o insuficiencia de la ofrenda de Cristo en la cruz, sino por propia culpa de ellos.”
Sobre asuntos bíblicos, las palabras de los hombres no pueden estar nunca sobre la Palabra de Dios. No obstante, Dios ha dado ‘maestros’ a la iglesia por medio de los cuales el error es expuesto y las sanas y santas palabras de la Escritura son explicadas de manera que el pueblo de Dios pueda ser edificado por ellas. 
¿Murió Cristo por los escogidos solamente, o por todos los hombres?  La respuesta ha sido demasiado prejuiciada con términos ambiguos, tales como “redención particular”, “redención limitada”, o “redención general”, “redención ilimitada”, “redención indefinida”.  ¿Qué quieren decir con redención?  La palabra (expiación) es usada solamente una vez en el Nuevo Testamento (Romanos 5:11), y ahí significa expresamente y exactamente reconciliación.  Esto es probado siendo así: la misma palabra griega en el próximo verso, llevando el mismísimo significado, es traducida reconciliación.
Ahora, la gente continuamente mezcla dos ideas cuando hablan de redención: Una es la redención por la culpa provista en el sacrificio de Cristo.  La otra es, la reconciliación individual del creyente con su Dios, basada sobre el sacrificio de Cristo hecho una vez y por todas, pero actualmente efectivo cuando el pecador cree y por fe.  El último es el verdadero significado de la redención, y en ese mismo sentido, la redención, la reconciliación, debe ser particular, y está limitada al pecador quien ahora cree. 
Pero el sacrificio y la expiación es una. La singular, gloriosa, indivisible obra del redentor divino, infinita e inagotable en merito.  Si hubiese habido tan solo un solo pecador, Set, este sacrificio completo hubiese sido necesitado para expiar su culpa.  Si cada pecador en la raza de Adán hubiese sido escogido, el mismo y único sacrificio sería suficiente para todos. Nosotros absolutamente debemos de deshacernos del error de que la expiación es un agregado de dones a ser divididos y distribuidos, un pedazo a cada receptor, como las piezas de dinero sacadas de un saco para ser distribuidas a una multitud de méndigos. Si fuera más grande la masa de méndigos, se llegaría al fondo del saco antes de que cada uno recibiera su limosna, y mucho más dinero debería ser provisto.  Yo repito, esta noción es totalmente falsa como la aplican a la expiación de Cristo, porque es una obra divina.  Es indivisible, es inagotable, suficiente en sí misma para cubrir la culpa de todos los pecados que jamás se hayan de cometer en la tierra.  Este es el sentido bendito en el cual es Apóstol Juan dice “1 Juan. 2:2): “Cristo es la propiciación (la misma palabra como expiación) para los pecados del mundo entero.
El sacrificio de Cristo.
1.    Hace un despliegue de la benevolencia general y misericordia hacia los pecadores perdidos, para la gloria de su gracia infinita. Porque él dice, “Porque no quiero la muerte del que muere” (Ezequiel 18:32).
2.    El sacrificio de Cristo ha comprado ciertamente para toda la raza humana completa misericordiosa y la oferta sincera del cielo para todos.  Pues, solo por Cristo,  no ha ocurrido la destrucción del hombre instantáneamente después de su pecado, como ocurrió con los ángeles caídos.
3.    El sacrificio de Cristo, voluntariamente rechazado por los hombres, pone la perversidad, y la culpa de su naturaleza del ser humano en una luz mucho más fuerte, para la gloria final de la justicia de Dios.
4.    El sacrificio de Cristo ha comprado y provisto, arrepentimiento, justificación, perseverancia, y glorificación. 
No se le puede poner ningún límite a la dignidad del Eterno Hijo de Dios quien se ofreció a sí mismo por nuestros pecados, por lo tanto, ningún límite se le puede asignar al valor meritorio de su obra.  Lo que fue suficiente para uno fue suficiente para todos. Todo lo que Cristo hizo y sufrió hubiese sido necesario si solamente un alma humana hubiera sido el objeto de la redención.
El único redentor de los escogidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien siendo el eterno Hijo de Dios, se hizo hombre, y así fue y continua siendo; Dios y hombre, en dos distintas naturalezas y una persona, para siempre.

*¿La raza humana necesitaba un redentor?
-Sí; porque por nuestras iniquidades nos hemos vendidos a nosotros mismos. (Isaías. 50:1).
*¿Hubiera hecho falta un redentor si Adán no hubiera pecado?
-No; porque los sanos no necesitan médico. (Mateo. 9:12).
* ¿Pudo un ángel haber sido nuestro redentor?
-No; porque los ángeles fueron acusados de necedad.  (Job 4:18).
*¿Es Jesucristo el redentor?
 -Sí; porque hay un solo mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo hombre. (1 Timoteo. 2:5).
 *¿El es el  único redentor?
-Sí; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en el cual podamos ser salvos.  (Hechos. 4:12).
*¿Es el un Redentor Universal?
 -Si; él se dio a sí mismo en rescate por todos. (1 Timoteo. 2:6). 
*¿Murió él para comprar una oferta general?
-Sí; el Hijo del hombre fue levantado, para que todo aquel que cree en él no perezca. (Juan. 3:14,15).
* ¿Está mejor el mundo entero a causa de la mediación de Cristo?
 -Sí;  porque por él todas las cosas subsisten. (Colosenses. 1:7).
*¿Es culpa de Cristo entonces que tantos perezcan?
 -No; Dios no quiere que el pecador perezca (2 Pedro 3:9).
En 1 Timoteo 2:4 dice que Dios quiere que “todos los hombres” sean salvos  y eso significa “todos los hombres de la raza humana” y no ‘algunos’ hombres de al raza humana. Si Dios hubiese querido decir “algunos” el Espíritu Santo hubiera dicho a Pablo que pusiera “algunos” pero no fue así. La inspiración al apóstol fue “todos los hombres” y eso es lo que significa.
Conclusión
¿Estamos entendiendo la cruz dentro de su contexto bíblico o solo nos basamos en la lógica? Una cosa es clara y definitiva: “La muerte de Cristo tiene un alcance global a la raza humana, aunque, lastimosamente, no todos se apropian de ese sacrificio suficiente, expiatorio y sustitutivo”.

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