martes, 1 de enero de 2013

Un nuevo comienzo




Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. Hechos 9:10-19

No importa lo que usted haya hecho, nadie está más allá de la esperanza. Esa es la gran esperanza del mensaje cristiano. Ninguna cantidad o magnitud de pecado que haya en su pasado podrá ganarle a la gracia de Dios. Si pone en duda esto, recuerde a Saulo, el sanguinario fariseo de Tarso. Cuando el Señor lo salvó, no lo puso en libertad condicional. Eso hicieron los otros discípulos, pero Dios no. Él le dio a Saulo un nuevo nombre y también lo convirtió en una nueva criatura. ¡Eso es lo que hace maravillosa a la gracia!
Aunque usted tenga un pasado deshonroso, puede encontrar un nuevo comienzo con Dios. Esto es lo que siempre he dicho a largo de mi ministerio. Nunca es demasiado tarde para comenzar a hacer lo correcto. Cuando Saulo se arrodilló delante del Dios vivo, finalmente enfrentó la realidad de su pecado. Dios hizo en él una transformación profunda, y comenzó a hacer lo correcto. Es que la gracia da ese nuevo comienzo.
Si Él pudo transformar a un Saulo de Tarso, que estaba dedicado a una violencia asesina, en Pablo el apóstol que predicó y vivió el mensaje de la gracia, también puede transformar su vida.

Escrito por:   Charles Swindoll.  BBN Radio

No hay comentarios:

Publicar un comentario