EL DON DE LA ENSEÑANZA
Un don muy descuidado por la iglesia es el de la enseñanza.
Con tantas escuelas dominicales que se quejan por la falta de maestros, cada
creyente debería examinarse para ver si posee o no este don. El don de la
enseñanza es la capacidad sobrenatural de enseñar y aplicar efectivamente la
verdad de la Palabra de Dios. Jesús es el maestro de maestros (Mateo 4:23). El enseñaba a la gente con
elementos de su propio ambiente, usando cosas sencillas que están a la mano:
ovejas, vides, pájaros… y pasa de lo conocido a lo desconocido; ilustraba con
parábolas, enseñó por medio del ejemplo.
Hay un don que con frecuencia acompaña al don de la
enseñanza y es el don profético. Los dos dones se mencionan juntos en Hechos 5:42. En la iglesia de Antioquía
había profetas y maestros (Hechos 13:1);
dos de ellos, Pablo y Bernabé, enseñaron
y predicaron la Palabra de Dios en ese
lugar por mucho tiempo (Hechos 11:26;
15:35)
Pablo combinaba ambos dones (Hechos 28:30-31), y reunió a un grupo de hermanos alrededor suyo
que le ayudaban para ese ministerio. En la Gran Comisión la iglesia recibe el
mandamiento de enseñar (Mateo 28:20);
Pablo y Bernabé estuvieron enseñando por todo un año a los hermanos en
Antioquía (Hechos 11:26); en Corinto
Pablo continuó enseñando la Palabra entre ellos durante un año y seis meses (Hechos 18:11). Otros ejemplos: (Hechos 19:10; 20:2). La aptitud para
enseñar es un requisito fundamental que se requiere para el Pastor u Obispo (1 Timoteo 3:2). Apto para enseñar
denota la capacidad, el potencial, la disposición, la voluntad, la actitud, la
inclinación. En otras palabras, se refiere al don de la enseñanza. El
crecimiento en el conocimiento exige el estudio de las grandes doctrinas de la fe
acerca de Dios, Cristo, el Espíritu Santo, el hombre, la salvación, la iglesia,
los ángeles, los demonios, Satanás, las Escrituras, la escatología(los sucesos futuros); para ello se
requiere el estudio serio de las Escrituras, tanto del Antiguo como el Nuevo
Testamento.
Para ayudar a los santos en el aprendizaje del don de Dios
necesitamos creyentes con el don de la enseñanza. Los que tienen talento para
la música pueden instruir por medio de ella (Colosenses 3:16); las mujeres deberían enseñar a los niños y a las
mujeres más jóvenes (2 Timoteo 1:5;
3:14-15). La enseñanza es esencial para comunicar correctamente las
instrucciones del Señor Jesús.
La nuestra es una fe razonada; la adoración exige facultades
intelectuales (1 Corintios 14:15).
Todo nuevo convertido debe saber que necesita una instrucción, y esa
instrucción debe provenir de un conocimiento que procede de un cuerpo de
verdad: LA BIBLIA.
La enseñanza es vital, central e indispensable en el
progreso de la iglesia “mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6); es por eso que Dios en su sabiduría dotó a algunos con
el don de la enseñanza, y como decía el apóstol Pablo, que el que posea ese don
que lo dedique a la enseñanza (Romanos
12:7).-
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