PROVERBIOS Capítulo 29.
SIN PROFECÍA EL PUEBLO SE DESENFRENA. V. 1. Aquí hay una advertencia muy
sobria y clara. La falta de un verdadero arrepentimiento y la necedad en
aceptar la culpa, conduce al hombre a una situación sin remedio. V. 2. Se resalta nuevamente la
importancia de tener gobernantes justos; lo opuesto a ello lleva al pueblo a un
sufrimiento constante. V. 3. La
sabiduría que proviene de Dios produce satisfacción en los padres y previene a
los hijos de las lujurias destructoras. V.
4. Los impuestos exagerados o las prebendas políticas empobrecen y
destruyen al pueblo; un gobierno íntegro y juicioso da estabilidad al país. V. 5. La adulación debilita las
defensas del ser humano exponiéndolo a la traición. V. 6. Quien trasgrede las
leyes de Dios recibe su merecido castigo, más el que vive en integridad tiene
fiesta en su corazón. V. 7. La
indiferencia a las necesidades del prójimo es un grave pecado; el insensato no
entiende eso, el justo sí. V. 8. El
burlador se caracteriza por la falta de disciplina, el carácter altivo y la
manera de despreciar a los demás; va “echando
leña” a la destrucción de la moral y las buenas costumbres. Los sabios y
prudentes son capaces de “apagar”
las pasiones y así, mostrar un buen testimonio de vida. V. 9. No es prudente para el sabio tener un altercado con el necio;
siempre saldrá mal parado. Lo mejor es evitarlo. V. 10. Aquí vemos el contraste entre el bueno y el malo. El
sanguinario odia al íntegro, el recto, sin embargo, busca el bien del hombre
malo. V. 11. Sigue el pensamiento
del versículo anterior. El necio no controla su “espíritu” sino que, …suelta
su ira. El sabio tiene control sobre las pasiones de su alma y calma sus
impulsos. V.12. “Cuando llueve, todos se mojan” nuestros
líderes dan el ejemplo a seguir al pueblo; éstos son ovejas que siguen a su “pastor”. V. 13. El pobre y el rico, el bueno y el malo, el necio y el sabio.
Nadie tiene excusa delante del Señor; a todos se les “alumbra los ojos” para discernir lo moral de lo inmoral, lo que es
bueno de lo que es malo. V. 14. La
verdad, la trasparencia, la equidad, etc; son valores que ayudan a estabilizar
a un gobierno. Para tenerlo en cuenta. V.
15. Los padres deben tener en cuenta el provecho de la debida corrección y
la maldad que hay en la indulgencia indebida. El Señor nos ordena a ejercer el
control sobre nuestros hijos a través de la disciplina verbal y el castigo
físico. La vergüenza es el fin de una “educación” con mucha licencia y sin ningún
límite. V. 16. “Siéntate al costado del camino y verás pasar el cuerpo de tu enemigo”
Así dice un refrán chino. Sugiere el arte de esperar y no consumirse por la
maldad de los demás. “Espera en Jehová”
dice un Salmo, y nos alienta a no desesperarnos por el aumento de la maldad en
el mundo. V. 17. Un hijo bien
disciplinado es un gozo para los padres. No se debe tolerar que los hijos vivan
si corrección cuando se portan mal. V.
18. Un lugar sin Biblias ni ministros que propaguen los mandamientos del
Señor es presa fácil para el aumento de la maldad y la destrucción de las
almas. Se necesitan obreros fieles que alcen la voz para denunciar la maldad y
la inmoralidad. V. 19. Las palabras
son inútiles cuando el oído se cierra. La vara es ayuda en estos casos, pero lo
esencial es un cambio de corazón que producirá un cambio en el carácter y la
actitud. V. 20. Cuando el hombre es
engreído, precipitado y dado a las rencillas, es de menos valor que el necio. V. 21. Cuando no se distingue un hijo
de un siervo, al final ambos recibirán la misma herencia. V. 22. La furia y la ira son responsables de peleas y desatinos que
después lo lamentamos. V. 23. La
humildad es una escalera que conduce a la honra; la soberbia, sin embargo, es
un tobogán que conduce al desastre. V.
24. “El cómplice y el ladrón, ambos
van al paredón”. V. 25. El ser
humano es traicionero, no es bueno confiar en ellos; por el contrario, confiar
en Dios es negocio seguro. V. 26. No
está mal buscar el favor de los gobernantes si no olvidamos que el soberano
absoluto es Dios. V. 27. El justo
aborrece los pecados del impío y evita su compañía; el impío no soporta la
rectitud del justo. Lo que no debemos olvidar es que detrás del impío hay una
familia que sufre, son dignos de lástima.-
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