PROVERBIOS Capítulo 25.
QUITA
LAS ESCORIAS DE LA PLATA. V.
1-2. Como Soberano que es, Dios puede ocultar o revelar sus verdades al ser
humano; pero es honroso a los que tienen un rango de autoridad el investigar
seriamente esas verdades para compartirlos con sus súbditos. V. 3. Hay
cosas que es mejor no tratar de investigar por lo necio o peligroso que pueden
al fin resultar. V. 4-5. Estos versículos nos muestran la similitud entre
la escoria y el impío; lo uno ensucia y degrada el valor de las joyas y, lo
otro, deshonra a un gobierno dándole un tinte de injusto. V. 6-7. El deseo
de escalar posiciones dentro de la sociedad en que vivimos, vuelve a los seres
humanos insensatos e inescrupulosos, utilizando para ello todo tipo de
artimañas, incluyendo la adulación y el “figuretismo”. V. 8-10. Las relaciones
personales se sustentan sobre bases muy frágiles, pero de mucho valor, como la
discreción, la mesura en el trato, la honestidad, y la prudencia; el despreciar
estas virtudes que alimentan las relaciones, causarán los conflictos que
ocasionará la ruptura de lo que alguna vez fue una hermosa relación. V.
11-12. Un consejo oportuno, o una reprensión dicha de manera correcta,
adquieren una belleza muy especial, como la buena fruta que se embellece aún
más en una cesta de plata. V. 13. La fidelidad en el servicio es de muy alta
estima a los ojos del Señor; aprendamos a desarrollar esa virtud
para cuando nos encomienden una labor. V. 14. Las nubes que se levantan
por la mañana dando una esperanza de lluvia, pero que al final termina
solamente en eso, simplemente nubes, dan una gráfica del hombre que se ufana de
ser generoso sin serlo. En ocasiones son “dadivosos” con el dinero ajeno; eso
es falsedad. V. 15. “El tiempo cura todas las heridas” dice el
refrán popular; de la misma manera la lengua persuasiva (blanda), es muy efectiva
para suavizar la mente y el corazón endurecidos. V. 16. El Señor nos da
libertad para gozar de las cosas buenas de la vida; pero nos advierte muy
severamente en contra de los excesos. V. 17. Aprendamos una cosa: Nuestros
vecinos, al igual que nosotros, necesitan descanso, privacidad y tranquilidad;
no seamos muy impertinentes con ellos, apareciendo en sus casas por cualquier
motivo intrascendente. Respetemos y ellos nos respetarán. V. 18. El martillo lastima,
el cuchillo hiere, y la saeta (flecha) daña profundamente;
ese es el efecto que causa aquél que da un falso testimonio. V. 19. La
confianza depositada en una persona infiel provoca mucho dolor, pues cuando se
los presiona un poquito, ellos fallan y traicionan esa confianza. V. 20. “Todo
tiene su tiempo” Cuando el prójimo llora, hay que llorar con él y no
empezar a cantar; eso es muy ofensivo para aquél que sufre. V. 21-22. El
mandamiento bíblico de amar a nuestros enemigos es muy antiguo, y se demuestra
dando: Dale de comer, dale de beber, dale lo que necesita, etc. Cuando pagamos
con el bien el mal que nos hacen, estamos reconociendo a Dios como el Soberano;
así demostramos nuestra sumisión al Creador. V. 23. Hay situaciones en la
vida (tormentas) que se pueden evitar poniéndoles un freno firme, oportuno y
adecuado; así nos evitamos conflictos innecesarios. V. 24. “Mejor
sólo que mal acompañado” Muchos por no estar solos, están en compañía de
malas personas que le hacen la vida imposible. V. 25. Las buenas noticias
calman la sed del alma sedienta: ¡Qué hermosa gráfica! ¡Qué bella ilustración
del efecto bienhechor de la Palabra de Dios! V. 26. Cuando el justo cae en
la tentación del pecado, mancha las límpidas aguas de su testimonio. ¡Cuán malo
es que lo haga delante de los impíos! V. 27. El dedicarse exclusivamente a
gozar de los deleites de la vida no es aconsejable, como tampoco lo es, buscar
la alabanza de los hombres; eso es vanagloria. V. 28. “Un
barco sin timón tiene más posibilidades que un hombre sin control” El versículo
compara a este tipo de personas como una ciudad sin muralla; es decir, muy
vulnerable y camino a la destrucción.-
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