viernes, 5 de octubre de 2012

Produce para Dios.



"Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica." Efesios 2:10 (NV)
Se celebró en Argentina el día de la industria. Mostraron por la tele un aviso muy interesante de la empresa Techint en el que un ingeniero le dice a la cámara: No sabes lo lindo que es ver que los caños que hacemos van a las principales ciudades del mundo. Y que cuando llegan, en cada uno dice: made in argentina. El que relataba esto era una persona mayor, un hombre ya jubilado, que trabajó seguramente en la empresa muchos años.
Y como todo empleado con mucha antigüedad, siente propia la producción hecha. Se sentía parte de la empresa que hacía caños, porque él era parte de ello. El aviso revaloriza la producción nacional y remarca el orgullo de producir bienes en Argentina. De hacer cosas que sirven.
Viendo el aviso, comparé la actitud de este jubilado con la de algunos compañeros de trabajo. A aquel se le iluminaban los ojos cuando recordaba lo que hacían. Mis compañeros están llenos de quejas, reclamando por todo, y a veces sin razón. Y pensaba ¿Dónde está la diferencia? En que el empleado de Techint sentía propio la producción que hacía. Más allá de los beneficios que la empresa le daba, se sentía identificado con lo que estaba haciendo. Y sabía que lo producía para ser útil.
Es notable como los seres humanos repetimos conductas. ¿Por qué será que escuchamos tan a menudo a algunos cristianos quejarse en la iglesia? ¿Por qué algunos son como una carretilla que hay que arrastrarlos para que hagan algo? ¿Y por qué otros son ejemplo de devoción, santidad, compromiso, caridad cristiana y espiritualidad? ¿Qué hace a unos tan diferentes de los otros?
Todos tenemos el mismo Espíritu de Dios, todos tenemos la misma esencia. Todos somos hechos por Dios, y tenemos una utilidad. Dios nos hizo nuevas criaturas con una finalidad. En la industria celestial, todos tenemos la misma materia prima y todos tenemos el mismo proceso de fabricación. Sin embargo, el producto final no siempre es el mismo.
La diferencia la marca simplemente: la actitud, el sentimiento de pertenencia, el deseo de agradar y servir a Dios, solo por el placer de hacerlo. El estar enamorado de Dios, y no sentir el cristianismo como una religión sino como un estilo de vida.

REFLEXIÓN – ¿Eres útil? Produce para Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Escrito por:   Daniel Pérez Cliffe 

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