domingo, 21 de octubre de 2012

ESCUELA DOMINICAL



                                         PROVERBIOS Capítulo 18.  
Torre fuerte es Jehová.  Un buen título para este capítulo. Vamos a examinarlo: V. 1. El alma queda insatisfecha por dejar el camino del Señor, y no importa lo que uno haga, el ser humano tiene un vacio en forma de Dios que solamente Dios puede llenarlo. V. 2. Los necios, quienes  tienen como único propósito hacer algo para ser vistos, se exponen innecesariamente, pues nada útil aportan a la humanidad. V. 3. Tan pronto como viene el pecado, nos damos cuenta que la vergüenza lo acompaña. V. 4. En algunas personas hay que cavar muy hondo para encontrar algo bueno en ellas; lo contrario ocurre con los que viven en obediencia al Señor,  pues sus labios derraman en abundancia la sabiduría. V. 5. Se deben considerar los hechos en forma objetiva para emitir un juicio y no dejar que la persona a quien se juzga influencie en nuestras decisiones para tergiversarlas. Vv. 6-7. ¡Cuántos males causan los hombres por no poner freno a su lengua! V. 8. ¡Cuán bajo caen los que siembran discordias por medio del chisme, y qué difícil es sanar ese tipo de heridas! V. 9. Ser irresponsable en nuestras obligaciones es igual a malgastar los bienes. V. 10. He aquí el título de este capítulo. El justo en aflicción recurre a su Señor y Él responde prontamente, dándole el alivio que necesita. V.11. El rico piensa vanamente que sus riquezas han de ser como un escudo que le protegerá de todas sus tribulaciones; él no tiene en cuenta su alma, mucho menos al Creador. V. 12. El hombre no aprende de los errores del pasado. No se acuerda de los grandes hombres, de los imperios y reinos que han caído y desaparecido como resultado del orgullo y la soberbia. Antes de la caída el corazón se eleva a sí mismo a alturas insospechadas, y mientras más alto suba más fuerte es el golpe cuando cae y deja de ser. V. 13. Dios nos ha dado dos orejas y una sola boca; escuchemos más y hablemos menos. Dicen que el necio es aquel que carece de inteligencia, discreción y sentido de aprovechar la oportunidad que da la vida. Veamos: El necio habla de lo que no entiende (v. 2); el necio discute porque le gusta la pelea (v. 6); el necio responde antes de escuchar (v. 13). Sigamos el desarrollo del capítulo. V. 14. Cada uno para sí y Dios para todos; así parece decir este versículo, pues argumenta que cada uno soporta con dificultad el mal que está sufriendo; pero le resulta muy pesado soportar el del prójimo. V. 15. Cada quien busca lo que satisface a su alma; al entendido la sabiduría y el conocimiento le es un manjar de dioses. V. 16. La generosidad es una llave que abre muchas puertas. V. 17. El ser humano procura siempre justificar su mal proceder, pero cuando es confrontado con la realidad de sus hechos no puede sostener su argumento. V. 18. El hombre apela a diversas formas para solucionar los conflictos; la mejor es buscar la dirección de Dios a través de su Palabra. V. 19. Las enemistades entre hermanos y parientes suelen llegar a extremos en que se destruyen familias enteras por no buscar la paz y el perdón. V. 20. El vientre es un receptor pasivo; asimila todo lo que la boca consume, sea bueno o sea malo. Es una ilustración del alma que recibe todo lo que la carne o el espíritu le proveen. V. 21. La muerte o la vida, ¿Cuál escoges? Habla y muere, calla y vive; de esa manera se presenta este versículo para ilustrarnos que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio. V. 22. ¡Qué difícil es en estos tiempos encontrar una buena esposa! Si somos bendecidos con una, demos gracias a Dios por esa bondad. V. 23. La pobreza se viste de humildad; la riqueza trae un manto de orgullo y dureza. V. 24. Ante la ausencia de nuestros parientes, el Señor nos ha concedido en gracia la bendición de la amistad, que muchas veces son mejores que nuestros familiares. ¡Esa también es una gran bendición! ¿Cómo podemos llegar a ser bendición para otros? Hablando con sabiduría (v. 4); dejando el chisme (v. 8); buscando el conocimiento (v. 15); poniendo fin a los pleitos (v. 18) y hablando lo correcto (v. 20).-

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