IGLESIA BAUTISTA INDEPENDIENTE “DIVINA GRACIA”
CAACUPEMÍ-AREGUÁ
El Oficio de Pastor
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue
la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea
la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo
fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos
testigos. I Timoteo 6:11 y 12
Introducción: Hay quienes tratan de encontrar el
pastor ideal para la iglesia en la actualidad. Por lo general, este
pastor ideal es uno que tiene todos los aspectos de su ministerio bajo
control. Desde su ropa (recién lavada y planchadita) hasta su
horario (fijo, pero flexible), se presenta un hombre en control de todo. Aunque
nos gustaría tener a tales pastores, reconocemos que en realidad son muy
escasos. Intentamos imitar a estos héroes pero entendemos que cada
uno tiene sus propios dones y su propio estilo de llevar a cabo su ministerio.
Otros detallan los varios aspectos del trabajo pastoral: la
visitación, la consejería pastoral, la oración, la organización de la
iglesia y la preparación de mensajes. Entre ellos podemos
encontrar consejos prácticos y útiles. Debemos discernir todo lo que
podemos en cuanto a este trabajo tan importante.
Sin embargo, el propósito de este estudio no es el de
detallar cada rama del ministerio pastoral. El propósito es mucho
más básico. Por medio de este estudio, quisiéramos señalar las
raíces de esta vocación. Estas raíces son las que conectan al pastor
a las aguas corrientes de Salmo 1; Será como árbol
plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no
cae; y todo lo que hace, prosperará. Esperamos que al estudiar
este folleto, el pastor vuelva a estas raíces de su propia fe y que reconozca
su importancia. Queremos ayudarle a cuidar y proteger las raíces de
su fe para poder mantenerse en contacto con las corrientes de aguas.
La base general de este estudio será la Primera Carta de
Pablo a Timoteo. En esta carta el Apóstol siempre dirige a Timoteo
hacia lo más fundamental de su ministerio. Juntos con Timoteo,
trataremos de escuchar a la voz del Apóstol mientras nosotros examinemos las
raíces de nuestra fe y de nuestro ministerio.
Lea la Primera Carta de Pablo a Timoteo y conteste las
siguientes preguntas:
1. ¿Quién era
Timoteo?_____________________________
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2. ¿Cuál es el motivo o la ocasión de esta
carta? O sea ¿cuáles son los puntos principales de Pablo en esta
carta?
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3. ¿Cuáles son los dos oficios mencionados en
capítulo 3? ¿Cuál era el ministerio de estos oficios?
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4. Según I Timoteo 4:6-16, ¿cuál era el trabajo
principal de Timoteo?
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I. Las tres responsabilidades básicas del
Pastor:
En esta primera parte del estudio del oficio de Pastor,
nosotros queremos examinar las prioridades bíblicas para la vida y el
ministerio del pastor. Reconocemos que los pastores están muy, pero
muy ocupados. Ellos se dedican a la obra con toda su fuerza. Sin
embargo, muchos de ellos, por lo menos en nuestro contexto cultural, tienen que
dedicarse a otro empleo también para poder ganarse la vida. Su
situación es aún más compleja y difícil. ¿Cómo pueden ellos llevar a
cabo un ministerio tan importante? ¿Cómo será que encuentran tiempo
para todo? Estas preguntas se han contestado en una variedad de
maneras en las vidas de los pastores evangélicos en todo el mundo. Algunas
de las más comunes, son las siguientes:
1. El pastor descuida su relación con Dios. Muchos
de los pastores muy ocupados ya no tienen tiempo para mantener su relación
personal con Dios. Oran y predican en la iglesia o cuando hacen
visitas, pero así que no tienen tiempo para nada personal dejan caer la
relación más importante de la vida.
2. El pastor descuida a su familia. Muchas
veces los hijos de los pastores tienen la reputación de ser los más rebeldes y
desobedientes de toda la congregación. La iglesia puede, en cierto
sentido, llegar a ser la querida del pastor. Ella puede contar con
él en todo, pero su familia no puede contar con él en nada. Cuando
sucede esto los problemas que se crean son casi iguales (celos, envidia,
inseguridad) que si el pastor tuviera a otra mujer.
3. El pastor, por su cansancio y frustración, pierde
la visión y el llamado que sentía al comenzar su ministerio. Continúa
su trabajo, pero con poca energía y poca visión.
Son estas las situaciones que nosotros queremos evitar.
Tenemos que confesar que hasta cierto punto las tres respuestas aquí
mencionadas son verídicas para todos. Por los muchos quehaceres de
la iglesia, la mayoría de los líderes cristianos se ha descuidado en algunas
áreas. Por esto, quisiéramos comenzar con las tres responsabilidades
básicas del pastor.
A. Primera responsabilidad: Cultivar su
Relación con Dios
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,
peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres.... Quiero,
pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas sin ira ni
contienda. I Tim. 2:1, 8
Para muchos cristianos muy
ocupados, las primeras cosas que se caen de la agenda diaria son la oración y
la lectura bíblica. En el caso de los pastores, esto sucede a menudo
por las muchas responsabilidades que tienen en la iglesia. Entre la
visitación, la evangelización, la preparación y la organización, ya no hay
tiempo para la oración. Así que oran tanto en la iglesia y en la
visitación y puesto que leen la Biblia mucho en las mismas situaciones, ya no
creen que sea necesario cultivar una vida espiritual personal. Creen
que lo que hacen en y con la iglesia es suficiente. Esta posición o
creencia, examinada a la luz de la Biblia, no puede estar más equivocada. Y,
además de estar equivocada, ésta es muy peligrosa.
Nosotros vemos en esta carta a Timoteo que todo lo que Pablo
dice a Timoteo, todo lo que le enseña, es fruto de su vida y experiencia
personal. Veamos en I Timoteo 1:15-17:
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que
Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que
habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los
siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Pablo no puede separar su propia experiencia de Dios de lo
que está enseñándole a Timoteo. Pablo está muy consciente del hecho
de que él (Pablo) es el ejemplo viviente de todo lo que él
enseña. Y lo que nosotros vemos, escuchamos y sentimos en las palabras
de Pablo es el fuego de esta relación suya con Dios. Al leer las
cartas de Pablo, y los pasajes como éste, uno se da cuenta de cuan cerca están
Pablo y su Dios todo el tiempo. En cualquier momento Pablo puede
romperse en alabanza a quién le ha bendecido tanto.
Pero no es así para muchos pastores. Muchos de
ellos tratan de llevar su ministerio a cabo como camareros (Mozos) en un
restaurante. Ellos van a la cocina, buscan la comida para el
cliente, se la sirven y se retiran. Están atentos a toda necesidad
del cliente mientras él está en el restaurante, y hacen todo lo posible para
complacerle. Pero el camarero (Mozo) tiene poco que ver con la
comida servida. Ni tampoco es necesario que el camarero (Mozo) tenga
una buena relación con el cocinero: lo importante es el servicio al cliente.
En otras palabras, un pastor puede servir, en varias formas,
la gracia de Dios al miembro de la iglesia. Puede buscarla y
llevársela al creyente en su banco. Pero muchas veces esta gracia
pasa solamente por la boca o las manos del pastor, y no por su corazón. Si
el pastor descuida su relación personal con Dios, está trabajando como un
camarero (Mozo) de la iglesia, sirviendo algo que tiene poco que ver con su
propia vida. Puede ser que la sirva bien, pero no la sirve ni con
integridad ni con autoridad. Y algún día se descubrirá.
Dios no quiere que seamos camareros (Mozos)
eclesiásticos. Por esto nos invita a la cocina y nos hace
copartícipes en su gracia. Nos hace participar en el sufrimiento
(Col. 1:24), la muerte y la vida nueva (Rom. 6:3-5) de nuestro Señor
Jesucristo. Y así Dios establece, primera y básicamente,
la relación entre él y la persona que le está llamando para servir como
pastor. Esta relación es sellada en la sangre de su Hijo, y ninguna
otra relación puede o debe quitar ésta de su primer lugar en nuestras
vidas. El pastor no existe para servir al miembro y no debe poner
los deseos del miembro en el primer lugar. El pastor existe para
servir a Dios. En su servicio a Dios, sirve también (y sirve mejor)
a su pueblo.
Ningún pastor quiere ser un fracasado. Comenzamos
todos con buenas intenciones. Pero muchas veces, sin querer, nos
descuidamos y confundimos lo que debe ser el orden de nuestras vidas, lo que
debe ser nuestro primer amor. Tenemos que recordar las palabras de
Jesús al intérprete de la ley, quien le preguntó a Jesús sobre el gran
mandamiento:
Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento.
Este será su primer amor y su primera responsabilidad.
B. La segunda responsabilidad: La familia
..., marido de una sola mujer,... Que gobierne
bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el
que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de
Dios?)... I Timoteo 3:2,4 y
5
Para el pastor cristiano hay solamente dos opciones en cuanto
a la familia: o no tenerla (I Cor 7:32) o tenerla y cuidarla bien (I Tim
3:4,5). Muchos pastores han tratado de vivir entre las dos opciones:
teniendo la familia pero viviendo como si no la tuvieran.
Aquí quisiéramos aclarar y defender nuestra posición. La
posición es la siguiente: Después de su relación personal con Dios, el segundo
lugar en el corazón y la vida del pastor casado pertenece
a su esposa y a su familia. Es decir, el segundo lugar no pertenece
a la iglesia. El pastor no tiene ni el deber ni el derecho de
sacrificar a su familia en el altar de su ministerio. Aunque muchos
creen que lo tienen, la Biblia claramente enseña que no es así (I Tim
5:8).
El error principal de los que piensan así es el creer que su
relación con Dios y su relación son su iglesia son la misma cosa. O
sea, para ellos el tener a Dios en el primer lugar significa Dios y
su iglesia. Pero Dios y la iglesia no son la misma
cosa. Nuestra relación con Dios sí se vive en el ambiente de la
iglesia. Nuestra relación con Dios sí produce fruto en la misma
iglesia. La iglesia sí es donde la presencia de Dios se manifiesta
en nuestro medio. Sin embargo, aunque afirmamos todo esto, no podemos
decir que Dios y la iglesia son la misma cosa. Dios es Dios, y la
iglesia es aparte, algo creado y redimido por él.
Decimos todo esto solamente para sugerir que el tiempo que
pasamos en o con la iglesia no es, necesariamente, una buena medida de nuestra
sumisión a Dios, de nuestro amor hacia Dios. Podemos pasar todo el
tiempo en la iglesia sin someternos a la voluntad de Dios en muchas
cosas. En algunos casos se puede usar la iglesia para evitar una
plena sumisión en las demás áreas de la vida.
El área que nos preocupa ahora es él de la familia. Hemos
dicho que la relación que tiene el pastor con su familia es una relación más
básica y, en cierto sentido, más importante que su relación con la
iglesia. Queda claro que Pablo lo considera así en la lógica de su
argumento. Un buen matrimonio y una buena vida familiar son
requisitos para el ministerio del anciano, pastor, u obispo. La
familia tiene prioridad aquí, y es parte del mismo testimonio del pastor. Primero
Dios, segundo la familia y tercero, la iglesia. Pablo repite la
misma idea con respecto a los líderes de la iglesia en Tito 1:6 donde dice: ... marido
de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución
ni de rebeldía.
Si nosotros queremos tener un ministerio auténtico e
integral, tenemos que comenzar donde vivimos. La gracia del Señor
tiene que pasar por y morar en nuestros hogares antes de que la podamos llevar
a nuestra iglesia. Muchas veces, por el individualismo de nuestra
época, se nos olvida que la Biblia dice de los esposos, “y serán una sola
carne” (Gen 2:25 y Efe. 5:31). Casarse con Jesucristo
no significa que uno deja la esposa que tiene por la iglesia. Todo lo
contrario, significa que uno llega a ser un esposo o una esposa mejor, aun más dispuesto
a servir a su familia y así atraerla a Cristo (I Cor. 7:12-14).
Lamentablemente son muchas las esposas y familias de
pastores que se sienten solas y abandonadas. Y así
son. No hay otro remedio para el pastor y su familia que una
reorganización total de las prioridades de su vida, comenzando con Dios y
llegando primero a su familia.
Antes de dejar este punto, queremos amonestar a los padres
de hijos pequeños. Muchas veces nosotros pensamos que nuestro único
deber es el de proveer. Le toca a la esposa criarlos, nos
decimos. Pero si usted espera hasta que los niños sean grandes para
tratar de establecer una relación con ellos, ya será demasiado tarde. Invierta
su tiempo ahora en ellos (su dinero no asegurará nada) y esté seguro de que
esta inversión será la mejor de su vida. No espere más, no espere
hasta que sea demasiado tarde.
C. La tercera responsabilidad: Servir al
Pueblo de Dios
Lo que nosotros hemos tratado de hacer, hasta ahora, es
levantar las posiciones que ocupan Dios y la familia en la vida del
pastor. No es nuestro deseo minimizar o menospreciar el amor que
siente el pastor para su iglesia. Este amor, lo queremos reconocer y
alabar. Reconocemos también que le tocarán a la familia del pastor
momentos de problemas y sufrimiento. Por esto el pastor debe hacer
todo lo posible para mantener a su familia unida y segura en su fe.
Aunque nosotros decimos que este es la tercera
responsabilidad en la vida del pastor, ya hemos visto que todas las demás están
relacionados. Todo procede del amor de Dios hacia nosotros y todo
comienza, de nuestra parte, con nuestra respuesta de amor hacia Dios. Para
padres de familias, la respuesta personal tiene que ser familiar, o sea, tiene
que incluir toda la familia.
Este amor, por supuesto, halla expresión en la iglesia
también. La iglesia así llega a ser la familia extendida de no solo
el pastor, sino de todo cristiano (Rom. 8:29). El pastor es el
encargado de la preparación y capacitación de este grupo. El pastor
está enamorado con una visión de lo que Dios puede hacer en la vida de cada
creyente, y su amor se expresa en su búsqueda de descubrir y desarrollar todos
los dones que tiene cada creyente. En I Timoteo nosotros vemos este
deseo en todas las exhortaciones de Pablo que animan a Timoteo a seguir fiel en
la enseñanza de la pura doctrina de las Escrituras. Lo más
importante es el crecimiento y madurez de todos los miembros.
Pablo, en su carta a los Efesios, nos presenta con una
visión clara de lo que debe ser el objeto de nuestro amor, la meta de nuestro
trabajo, cuando dice:
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo. Efe. 4:11-13
El objeto del amor del pastor en la iglesia debe ser no solo
los miembros como están, sino también esta visión de una iglesia madura y
activa; una iglesia que haya llegado a la estatura de la plenitud de
Cristo.
5. ¿Cuáles son las tres responsabilidades básicas
en la vida del Pastor?
_1)_______________________________________________
_2)_____________________________________________
_3)_______________________________________________
6. Según I Timoteo 4:13-16, ¿cómo puede el pastor
proteger y cultivar la primera responsabilidad de su vida?
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7. ¿Qué tienen que ver los camareros (Mozos) con
los pastores?
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8. )¿Por qué se decía que la familia del pastor
debe ser su
Segunda responsabilidad? _________________________
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¿Cuáles pasajes hablan de esto?_____________________
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9. ¿Cómo son relacionados todas estas
responsabilidades en la vida del pastor? ¿Dónde comienza y hasta
dónde llega?
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10. ¿Cuál es el propósito del amor del pastor
hacia su congregación según Efesios 4:11-13?
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II. El Pastor en algunas iglesias
Dentro de la tradición de algunas iglesias, el pastor ha
ocupado un puesto muy importante. Tal vez podemos decir, demasiado
importante, porque muchas de nuestras iglesias han llegado a ser
pastor-céntricas. Las iglesias han querido pastores que hacen lo
todo, y los pastores han querido hacerlo todo. Esto ha dejado poca
oportunidad para el ejercicio de los dones de los miembros.
Gracias a Dios, existen pastores cuya visión acerca de esto
han sido buenas y correctas. Para corregir nuestros errores de
práctica, no tenemos que hacer más que volver a la enseñanza bíblica. Comencemos
con el llamamiento del pastor.
A. Su Llamamiento: El llamamiento de
los líderes u oficiales de la iglesia tiene dos partes: una parte interna, y
otra externa.
1) El llamamiento interno. Este
llamamiento no debe ser visto como un llamamiento sobrenatural por medio de una
revelación especial. Consiste en ciertas indicaciones
providenciales, tales como un fuerte deseo impulsado por el amor hacia Dios, la
obra especial del reino de Dios, la convicción de que los dones necesarios
están en alguna medida presentes, y la experiencia de que Dios está preparando
el camino.
2) El llamamiento externo. El
llamamiento interno halla su complemento necesario en el llamamiento externo de
la iglesia. Este llamamiento externo sirve para confirmar el
interno, y así da al que lo recibe la seguridad de que es llamado por
Dios. Los oficiales de la iglesia tienen una mano que los guía en la
extensión de este llamado, pero no ignoran la voz de la iglesia.
Esta doctrina del llamamiento doble tiene amplias razones,
tanto bíblicas como prácticas. Una de las bases bíblicas de mayor
claridad es la misma historia del apóstol Pablo. De que el Señor lo
llamó personalmente, internamente, no cabe duda (Hechos 9:1-19). Sin
embargo, el gran ministerio misionero de este apóstol, llamado por Jesús, no
comenzó hasta que la iglesia confirmara este llamamiento (Hechos 13:1-3). ¿Cuántos
de los famosos evangelistas de hoy se someten a una autoridad fuera de su
propia organización? Pablo sí se sometía. Pablo y Bernabé
fueron enviados por la iglesia. Así su llamado fue confirmado y se
estableció (o se mantuvo) una relación entre las iglesias que enviaron y las
que se constituyeron.
También podemos ver este doble llamamiento en el caso de
Timoteo. En I Timoteo 4:14 Pablo refiere a la ordenación o
imposición de manos de Timoteo. En esta ceremonia, también
recomendada para los otros líderes de la iglesia (5:22), la iglesia confirma
públicamente lo que Dios comenzó a un nivel personal.
Las razones prácticas para tal doctrina también son
obvias. Primero, la iglesia tiene que poder ver en el candidato los
dones necesarios para el ejercicio de este puesto. Así Dios utiliza
a la iglesia para cerrar la puerta a los que creen tener el llamamiento, pero
no lo tienen. La segunda razón es que la iglesia no puede ejercer
autoridad ni supervisión sobre un pastor si no tiene parte en su
llamamiento. Un pastor fácilmente puede decir, “Yo soy llamado
por Dios, y no por ustedes”. A este pastor nosotros contestamos,
El auténtico llamamiento de Dios incluye el llamamiento público y externo de la
iglesia. Sin esta confirmación externa de parte de la iglesia, el
llamamiento interno no es más que un fuerte deseo de ser líder. Y
este deseo, muchos lo tienen.
En toda la Biblia nosotros encontramos ayudas para tratar
con personas que dicen tener una revelación directa y privada de parte de Dios
(profetas y espíritus - I Jn 4:1-3; revelaciones - Gal 1:8-10; llamamientos -
Hechos 13:1-3). Por lo general nosotros podemos decir, con el pleno
apoyo de la Biblia, que Dios se revela en la comunidad de los santos y en
conformidad con lo revelado en las sagradas escrituras. No
puede ser nada diferente en el caso del pastor. Su llamado tiene que
ser conforme a las escrituras y tiene que ser apoyado por la iglesia.
B. Su Trabajo Principal: El trabajo
pastoral, tiene muchos aspectos y facetas. Cada
componente de este trabajo merece estudio y reflexión. Sin embargo,
nosotros aquí quisiéramos hablar de solamente dos cosas. Estas
dos cosas son la predicación de la palabra de Dios y la oración.
1. La Predicación: Es interesante ver
aquí en I Timoteo cuántas veces el apóstol Pablo exhorta a Timoteo a predicar,
enseñar y preservar la pura doctrina que había recibido. No cabe
duda alguna de que Pablo creía que el aspecto más importante del ministerio de
Timoteo era esta predicación y enseñanza. Veamos:
1:3 - Pablo habla aquí de cómo había pedido a Timoteo a
mandar que otros no enseñaran otra doctrina.
1:15 - Pablo comienza una serie de enseñanzas que comienzan
con las palabras, Palabra fiel y digna de ser recibida por todos...
3:2 - El obispo tiene que ser apto para enseñar.
4:5 - Hablando de los que querían prohibir mucho y así crear
una nueva religión, Pablo dice, porque por la Palabra de Dios y por la
oración es santificado.
4:6 y 7 - Pablo exhorta a Timoteo a enseñar la buena
doctrina que había seguido y rechazar las fábulas y nuevas doctrinas.
4:11 - Esto manda y enseña.
4:13 - Ocúpate en la lectura, la exhortación y la
enseñanza.
5:1 - 6:2 - Pablo aconseja a Timoteo en cuanto a cómo él
debe exhortar a los distintos grupos dentro de la iglesia.
6:3 - Se ve aquí otra vez que Pablo considera que una buena
parte de la batalla de la fe es ganada o perdida en la enseñanza. Aquí
ofrece sus consejos en cuanto a los que no enseñan la doctrina de Dios.
6:20 y 21- Pablo concluye con estas palabras: Oh
Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas
sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual
profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea
contigo. Amén.
Timoteo se encontraba rodeado por profetas falsos y maestros
de fábulas y vanidades. Pablo le exhortaba a proteger su iglesia por
medio de la enseñanza de la pura doctrina cristiana, que se le había enseñado
desde su niñez (II Tim 1:5). En otro lugar, escribiendo a los mismos
efesios, Pablo refiere a la Palabra de Dios como la espada del Espíritu (Efe.
6:17). Con esta espada Timoteo había de defender el pueblo de Dios y
avanzar la causa de su reino.
Pero no era solamente Pablo quien entendía la predicación de
la palabra de Dios como entre los dos trabajos principales del pastor. Los
mismos apóstoles de Jesucristo reconocieron esto también. En Hechos
capítulo 6 nosotros leemos de la primera división de labor en la iglesia
primitiva. Se había levantado un problema entre las viudas griegas y
las hebreas en cuanto a la distribución de la comida. Lo más
interesante aquí es la respuesta de los apóstoles a este problema. Su
respuesta era, No podemos resolverlo, no tenemos tiempo. En vez de
tomar la oportunidad para reconfirmar y fortalecer su liderazgo, ellos vieron
la necesidad de compartir este liderazgo con los demás. ¿Y su
motivo? Ellos mismos lo dijeron:
No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para
servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a
siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a
quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la
oración y el ministerio de la palabra. Hechos 6:2-4
Estas dos prioridades fueron establecidas por el mismo Señor
cuando él envió a los 70. Nosotros leemos en Lucas 10:2 y 3 que el
Señor les pidió dos cosas, que oraran y que fueran a predicar sobre su
reino. Expresando primeramente su dependencia de Dios en todo, Jesús
les envió a predicar las buenas noticias de su llegada al mundo.
A nosotros, los pastores, nos toca el mismo trabajo hoy en
día. El mundo todavía tiene que escuchar estas buenas noticias y
entre todas las tareas que tenemos, ésta debe ser una de las primeras.
2. La Oración: Nosotros hemos puesto
la oración en el segundo lugar aquí en reconocimiento del hecho de que Dios es
el que habla primero. Nuestras oraciones son nuestra respuesta al
Verbo de Dios en nuestras vidas. La oración, entonces, sí es segundo
en su orden cronológico, pero no es segundo en importancia para nosotros. La
Palabra sin la oración está muerta, y la oración sin la Palabra está
perdida. El pastor, tanto en su vida personal como en su vida
profesional, tiene que modelar y enseñar esta vida de comunión y comunicación
con Dios.
Aunque el tema de la Primera Carta de Pablo a Timoteo tiende
hacia la predicación y enseñanza de la doctrina cristiana, en ninguna manera
pasa por alto Pablo la necesidad de oración. Pablo se dedica a este
tema en los primeros 8 versículos de capítulo 2, donde nos dirige hacia los
poderes de este mundo. Se nos explica que Dios desea la salvación de
todos los hombres y que nuestras oraciones contribuyen a un conocimiento más
amplio de nuestro Señor. Para que haya paz y tranquilidad en el
mundo, y para que el evangelio pueda avanzar, Pablo quiere que todos oremos al
Señor.
Los otros pasajes, Hechos 6 y Lucas 10, también presentan
este par de prioridades (la predicación con la oración). Los
apóstoles en Hechos 6 querían seguir dedicándose a la oración, y Jesús pidió a
los 70 de Lucas 10 que oraran antes de que se fueran.
Muchos pastores llenan sus vidas con actividades, proyectos
y programas especiales en la iglesia. Están tan ocupados con
estas actividades que ya no tienen tiempo para pasar con el primer amor de su
vida. Aunque muchas veces no lo cree (o sea, no la practica como si
creyera), no hay mejor inversión de tiempo para su iglesia, que el tiempo que
usted pasa orando por ella.
C. Su Autoridad, su Supervisión y su Relación
con la Iglesia:
1. Autoridad: Muchas iglesias sufren
la tiranía de sus pastores.
Casi todos, en alguna ocasión, hemos estado en iglesias de
pastores tiránicos. Muchas veces estos pastores/dictadores hacen que
todas las cosas funcionen muy bien. A los miembros les gusta un
liderazgo fuerte y sobre todo un liderazgo fuerte y capaz. Todas las
actividades se llevan a cabo y hay un buen ánimo en la iglesia. (Pero
cuidado que nadie se atreva discutir algo con él) Hay que o
aceptarlo 100%, o irse. No hay ningún espacio en el medio. Muchos,
basándose en ciertas enseñanzas bíblicas sobre la autoridad dicen y
enseñan que así deben ser las cosas en la iglesia. El liderazgo debe
ser fuerte y debe mantener control sobre todas las cosas.
Así pensaban los discípulos también. Ellos querían mantener
un control estricto sobre todo lo que se hacía en el nombre de Jesús. En
Marcos 9:38-41 leemos:
Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno
que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo
prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo
prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda
decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros
es. Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque
sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
Para los discípulos lo más importante era la cadena de
mando, el asunto de control y autoridad. Y, lamentablemente, para
muchos pastores este mando llega a ser más importante que la obra. A
esta posición Jesús nos provee un contraste impresionante. Jesús
vino a traer libertad. Libertad para el que echaba fuera demonios, y
libertad para los que brindaban un vaso de agua. La cadena de mando
no era lo importante, la buena obra (el producto de la presencia del Espíritu
de Jesús) era lo que importaba.
El pastor cristiano debe imitar esta actitud de Jesús en
cuanto a su ejercicio de autoridad en la iglesia. Claro que debe
haber una buena organización y planificación. Pero la
autoridad que ejerce el pastor debe ser una para librar, desarrollar y hacer
florecer. Nunca debe ser solamente para controlar o limitar.
2. Supervisión: Nosotros derivamos
nuestra estructura supervisora de dos fuentes. Primero, la derivamos
de la enseñanza bíblica en cuanto a la naturaleza de la iglesia. Pasajes
como I Cor. 12:12-31 y Rom. 12:3-8 son importantes para nuestro entender de
quiénes somos como una iglesia. Todo miembro tiene su don y su rol
en la iglesia, y no hay ninguno que sea más importante que el otro. También
importantes son los pasajes que hablan de la estructura de la iglesia
primitiva. Vemos que Pablo instituía grupos de líderes (ancianos y
diáconos) en cada iglesia (Hechos 14:23, I Tim 3:1-13, Tito 1:5-16) y que las
iglesias se gobernaban por ellos. La segunda fuente es la de la
experiencia humana, que nos empuja de nuevo hacia la primera. Todo
el mundo sabe lo que puede pasar cuando uno, o unos pocos, llegan a tener mucho
poder o mucha autoridad. Sea en la iglesia, o sea en el gobierno, es
importante evitar que toda la autoridad descanse en las manos de uno.
Por estas razones, tanto bíblicas como prácticas, el pastor
en la iglesia está bajo la supervisión constante de la congregación. Esta
supervisión es una supervisión completa e incluye la doctrina y la conducta del
pastor. Si el pastor enseña algo que no concuerda con la Biblia, o
si el pastor no se somete a las normas bíblicas en su conducta, la iglesia, tiene
el derecho y el deber de llamarle la atención y tratar cada área
problemática. El pastor que no se somete a esta supervisión bíblica
no debe ejercer el liderazgo en ninguna congregación.
3. Relación con la Iglesia: Dios pide
a todos sus hijos que sean humildes (Sal 119:71, Miq. 6:8, Mat. 18:4, Stg 4:10
y I Pd 5:6). Pablo dice,
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que
está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe
tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno. Rom. 12:3
En un mundo de tantos abusos de poder, nos toca a los
líderes cristianos proveer un modelo de conducta sincera y humilde. El
propósito del evangelio no es de separar al pueblo de Dios, sino de
unificarlo. Pedro nos explica cómo llevar a cabo este ministerio en
I Pedro 5:2 y 3:
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,
cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están
a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
La Biblia claramente enseña a la iglesia que hay que haber
respeto y honor para los líderes, y sobre todo para los que gobiernan y enseñan
en la iglesia (I Tim 5:17). Sin embargo la misma Biblia no permite
que ningún cristiano se aproveche de su posición, sino que la utilice para el
crecimiento de la iglesia y para el honor del Señor. ¡A Él sea toda
la gloria!
11. ¿Cuáles son las dos partes del llamamiento de
un pastor?
_1)______________________________________________
_________________________________________________
_2)_____________________________________________
________________________________________________
12. ¿Cuál es la base bíblica para esta
doctrina?
________________________________________________
¿Cuáles
son las razones prácticas?
_________________________________________________
__________________________________________________
_________________________________________________
13. ¿Cuáles son las dos partes principales del
trabajo del pastor?
_1)______________________________________________
_2)_______________________________________________
14. ¿Cómo es la autoridad de un pastor diferente
que la autoridad de un jefe o un gobernador?
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
15. ¿Por qué y cómo creemos que los pastores
deben ser supervisados?
Porque (Dos razones)
_1)______________________________________________
________________________________________________
_2)_______________________________________________
_________________________________________________
¿Cómo? __________________________________________
________________________________________________
________________________________________________
________________________________________________
16. ¿Qué aprendemos sobre la idea de autoridad en
Marcos9:38-41?___________________________________
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________________________________________________
________________________________________________
________________________________________________
III. La Preparación y los Requisitos del
Oficio de Pastor:
Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra
desea. Pero es necesario que el obispo sea... I
Tim 3:1 y 2
Estos versículos constituyen la introducción para una lista
de cualidades que debe poseer toda persona que anhela obispado. Obispo, Anciano o
Pastor son términos que se usan en el Nuevo Testamento para describir el mismo
oficio en la iglesia. A este oficio se le están asignadas las tareas
de enseñar y gobernar. El pastor en la iglesia es el
anciano u obispo encargado de la enseñanza de la iglesia. La tarea
de gobernar recae, no sólo en el pastor, sino en toda la congregación.
Al leer los versículos que siguen esta introducción en I Tim
3:1 y 2, nosotros encontramos una serie de cualidades personales y dos
capacidades. Las cualidades personales lo veremos más
adelante. Las dos capacidades son las que acabamos de mencionar: que
gobierne bien y que sea apto para enseñar. Aunque es importante que
el pastor sepa algo de administración, el área que en verdad le toca es el de
la enseñanza (I Tim 3:2; 5:17 y Tito 1:8).
A. La Educación: La importancia de un
buen conocimiento de la doctrina cristiana no puede ser más clara que en
I Timoteo. El enemigo de la iglesia siempre le ha atacado por vía de
la ignorancia de sus miembros (I Tim 1:3,4; 4:3,7; 6:3,4). Si la
iglesia no conoce la verdad, fácilmente se engaña. Todas las sectas
que nos rodean son resultados de esta misma ignorancia. Si los
líderes de nuestras iglesias conocieran y enseñaran mejor las Sagradas
Escrituras, no caerían tantos en las manos de estos falsos profetas. Si
los líderes son ignorantes, ¿qué podemos esperar de los miembros? Por esto
Pablo vuelve y repite a Timoteo:
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de
Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has
seguido. I Tim 4:6
Aunque muchos cristianos creen que la educación hace
daño a la iglesia, son pocos los libros que demuestran tanta educación como la
Biblia. Moisés, Salomón, Job, Isaías, Jeremías, Daniel, Lucas y
Pablo eran todos entre los mejores educados de su tiempo en todo el
mundo. Y Dios sigue, hoy en día, usando la educación para equipar y
capacitar a su iglesia.
Para proteger la herencia bíblica que hemos recibido, es
necesario tener líderes (pastores) que conocen muy bien todas las ramas del
estudio bíblico. Sobre todo, es importante que estos líderes
entiendan la Biblia en su totalidad, que tengan un concepto integral y global
del mensaje de la Biblia. Es este concepto integral y global que nos
puede proteger de los engaños de las sectas. Ellas sí son
especialistas en partes de la Biblia. Nosotros, para defender y
promover la verdad, tenemos que dominar mucho más que algunas partes.
Esta debe ser nuestra visión. Nosotros anhelamos
tener pastores y líderes capaces de defender y promover la bella herencia de fe
que hemos recibido.
B. La Vida Espiritual: Nosotros ya
hemos dicho mucho sobre la vida espiritual de los que desean ser líderes en la
iglesia de Cristo en la primera parte de la primera sección, Su Primera
responsabilidad. Nosotros decíamos allí que el pastor no puede
trabajar como camarero (Mozo) de gracia, sino que debe ser un canal de la
gracia divina. La gracia que nosotros le servimos al pueblo de Dios
tiene primero que haber pasado por nuestras vidas y tiene que haber producido
su fruto en nosotros también. Aquí daremos algunas sugerencias
específicas para proteger y desarrollar esta área de su vida también.
1. La Oración: Una de las ayudas de
mayor provecho en la vida devocional es la de llevar un registro de sus
oraciones y de las respuestas del Señor. Este registro puede proveer
una disciplina en nuestras vidas de oración que difícilmente tenemos sin
él. Si tomamos el tiempo necesario para anotar las peticiones que
debemos recordar en oración, podemos estar más seguros de nuestro cumplimiento
con esta tarea tan importante en nuestro ministerio. Además de esto,
el llevar de un registro nos puede ayudar en el empleo de todos los aspectos de
oración. Pero muchas veces caemos en una rutina de
peticiones. Para evitar este peligro y para proteger nuestra
comunión con el Señor, vale la pena llevar este registro.
2. La Lectura Bíblica: Muchas veces
los pastores y líderes de la iglesia leemos solamente lo que tenemos que leer
para nuestra próxima tarea en la iglesia. Preparamos mensajes y
estudios bíblicos pero con frecuencia nos descuidamos en el área de una lectura
bíblica organizada y regular. Así nuestra lectura es motivada y
conducida por lo que queremos decir a la iglesia, y no por lo que Dios quiere
decirnos a nosotros. Si somos los siervos de Dios, tenemos que dejar
que Dios nos hable. Por esto los pastores deben tener un sistema
organizado de lecturas bíblicas, un sistema que incluye toda la Biblia. Se
puede utilizar el mismo registro para escribir y recordar lo que Dios le dice
por medio de su Palabra cada día.
3. El Día de Descanso: Son muy pocos
los mandamientos de Dios que se descuidan tanto como el que trata el día de
reposo. Es cierto que no encontramos mucho sobre este día en el
Nuevo Testamento, pero la razón por esto tiene que ser el hecho de que casi
todos los autores del NT guardaban la ley hebrea y respetaban el séptimo
día. Pablo decía que el día en sí no era tan importante (Rom. 14:5)
pero nunca decía que el mandamiento en cuanto al día de reposo se había
anulado. Este mandamiento era vigente para Pablo y es vigente para
nosotros hoy.
Dios quiere que haya un ritmo de gracia en nuestras
vidas. Lamentablemente, muchos pastores pensamos que no tenemos
tiempo para gracia, tenemos demasiado trabajo que hacer. Pero así
estamos olvidando que Dios nos dio el día de reposo para recordarnos de que el
trabajo es suyo. Nosotros, debemos recordar mejor que nadie que Dios
es soberano y que su plan no depende de nosotros, ni de nuestros grandes
esfuerzos.
Para nuestro propio bienestar, y para servir como ejemplo
para nuestras congregaciones es indispensable que guardemos un día de
reposo. Hágalo para Dios, para su familia y para su congregación.
4. Compañerismo: No hay nada que sea
tan fácil dañar como la vida espiritual de uno. Así que es algo que
no se ve, algo que se hace en secreto, nadie sabe si se está haciendo. Y
puesto que nadie sabe, va minando la comunión del creyente. Para
evitar esto, muchos cristianos (pastores u obreros) han encontrado que es de
gran ayuda entrar en un compañerismo con otros hermanos, en un círculo de apoyo
cristiano. Este compañerismo puede ser solamente entre
dos personas, o puede ser entre los miembros un grupo pequeño. Lo
importante es que cada participante se abra y hable francamente de su vida
espiritual. En esta forma la otra persona puede animar, estimular y
corregir. El Predicador del libro de Eclesiastés entendía la
importancia de un compañero cuando decía:
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su
trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero (ay
del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También
si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas )cómo se calentará
uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y
cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Eclesiastés 4:9-12
Para los pastores algo así es aún más importante. Los
ataques son fuertes y necesitamos más ayuda que nadie.
C. Los requisitos: Hay cuatro pasajes
en el NT que hablan de las características necesarias para todos los ancianos o
obispos de la iglesia. Tres de estas listas se encuentran en las
cartas de Pablo, y una en I Pedro. El total de los requisitos
requeridos llega a más de 20. Por lo general todas son el fruto de
la madurez cristiana. El anciano debe ser la persona en que la
gracia de Dios haya llegado hasta los extremos de su vida y su ser. No
es una lista fácil, pero sí es una meta importante para todos nosotros. Veremos
algo más de estas listas en la siguiente sección de preguntas.
17. ¿Por qué es tan importante una buena educación teológica
para nuestros pastores?
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_________________________________________________
_________________________________________________
18. ¿Cuáles son los aspectos de una sana vida
espiritual para el pastor?
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19. ¿Cuáles son las cualidades que Pablo pide de
todos los ancianos en I Timoteo 3:1-7?
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20. ¿Qué dice Pablo de los ancianos en I Timoteo
5:17-19?
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21. ¿Qué dice Pedro del mismo oficio en I Pedro
5:1-4?
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IV. La Iglesia y su Responsabilidad hacia el
Pastor:
Antes de terminar este estudio sobre el oficio de Pastor,
quisiéramos incluir una parte dirigida a la iglesia. Hemos hablado
mucho de lo que un pastor debe ser y de lo que él debe hacer. Pero
la Biblia habla también de cómo la iglesia debe ser con respecto a sus líderes
y, sobre todo, los que se dedican a la enseñanza. Aquí en I Timoteo
encontramos algunas cosas que Pablo enseñaba a todas las iglesias sobre este
tema. Veremos estas cosas aquí y animaremos a los miembros de
nuestras iglesias a tomar muy en serio las enseñanzas bíblicas dadas en esta
sección.
Es la actitud de la iglesia, en cuanto a este tema, que
determina la cualidad de liderazgo que obtiene. Casi todos nuestros
líderes y pastores son buenos y dedicados. Sin embargo, casi todos
tienen que dedicarse a otro trabajo para ganarse la vida. Las
iglesias, por ser pequeñas o por carecer de una visión de lo que un buen
liderazgo podría hacer para ellas, no apoyan a estos líderes. Y así,
la iglesia tiene que trabajar con las sobras en vez de lo mejor de lo que
tiene. Esperamos que esta breve sección despierte a la iglesia y que
la ayude a ver sus responsabilidades bíblicas frente a sus pastores.
A. La Oración:
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de
gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos
abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por
el cual también esto preso, para que lo manifieste como debo hablar. Col
4:2-4
Pablo comenzaba sus cartas recordando a sus iglesias del
hecho de que él las llevaba siempre en oración. Por medio de su
ejemplo enseñaba más sobre la oración que él podía con sus palabras. Pero
muchas veces, sobre todo cuando estaba encarcelado, Pablo pedía las oraciones
del pueblo de Dios por él. Pablo no se consideraba tan fuerte que no
necesitaba las oraciones de los fieles. Este misionero ejemplar
pedía a los hermanos colosenses que oraran para que él fuera un misionero aún
mejor.
Los pastores también necesitan las oraciones de su
iglesia. No importa que todo parezca bien en su vida. Siendo
ellos parte del mismo cuerpo, necesitan el apoyo espiritual de los demás
miembros. La mano que no puede contar ni con el brazo ni con la
pierna muy poco puede hacer.
Pablo no solamente pide oración por sí mismo, sino también,
reconoce el poder y la eficacia de estas oraciones en su vida. En II
Corintios 1:11 Pablo les da las gracias a los corintios por haberle ayudado
conseguir su libertad por medio de sus oraciones. Los pastores,
tanto como el apóstol Pablo, pueden sentir este apoyo en sus vidas y pueden ver
los resultados cuando su membrecía lo recuerda en oración.
Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y
por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea
librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a
los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la
voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Romanos
15:30-32
B. La Supervisión del Pastor: Un buen
pastor querrá que alguien le supervise. La mayoría de los pastores
que hace todo en su iglesia lo hace solamente porque sus miembros lo han
abandonado a hacerlo solo. Lo que no quiere ningún pastor es que
alguien le critique sin estar dispuesto a ayudar o a resolver. Esta
clase de supervisión no le sirve a nadie.
La supervisión del pastor es una tarea que corresponde a
toda la iglesia. A ella le corresponde ambas partes de la supervisión, la de
animar y la de corregir. Pero para participar en la supervisión del
pastor, los ancianos (hermanos maduros de la iglesia) tienen
que tener un alto nivel de participación en la obra de la iglesia y un alto
nivel de madurez cristiana. Tienen que llenar los mismos requisitos
personales (I Tim 3:1-7, 5:17-20; Tito 1:5-9), por también ser ancianos, que
los mismos pastores.
Rodeado por estas personas de confianza y trabajo, el pastor
puede sentirse seguro y satisfecho en su trabajo. Si algo anda mal,
un hermano se lo dirá mucho antes de que haya una crisis en la iglesia. Si
algo va bien, también se lo dirá y se le darán las gracias por un trabajo bien
hecho. El trabajo del pastor, aunque tiene que ver con mucha gente,
puede ser un trabajo muy solitario. Le toca a la iglesia asegurar
que su pastor no esté trabajando sólo.
C. El Mantenimiento del Pastor: Es
lamentable que muchos hermanos llamados y capacitados para la obra del
ministerio, tengan que descuidar ese llamado por no encontrar en la iglesia el
apoyo necesario para los líderes, entre los cuales encontramos a muchos
jóvenes, que optan por buscarse un trabajo secular por la falta de apoyo de la
iglesia a sus obreros. Muchos han comenzado estudios
teológicos, pero luego han tenido que buscar otra carrera por no poder
encontrar sustento en la iglesia.
Nunca ha faltado trabajo en la iglesia, siempre ha habido
más de la cuenta. Sin embargo, muchas de nuestras iglesias no han
querido reconocer la importancia de este trabajo con su apoyo financiero. Aunque
quieren lo mejor en otras áreas de su vida, han aceptado lo que haya para este
puesto tan importante. Es hora ya de que nuestras iglesias evalúen
sus sistemas de pago y mantenimiento de los pastores. Claro que un
pastor no puede ser ministro de Dios por el dinero. Pero también
claro está que una persona no puede ser pastor sin dinero.
En I Timoteo 5:17 y 18 Pablo repite lo que dice
en más detalle en I Cor. 9:1-27.
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos
de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues
la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero
de su salario.
Tenemos que considerar y aplicar estas palabras. No
solo para nuestros pastores, sino para el bienestar de la misma iglesia. Si
nosotros queremos un buen liderazgo en la iglesia tenemos que recompensarlo
generosamente. Aun los que sienten el llamado de Dios tienen un
deber previo, el de proveer por su familia (I Tim 5:8). Si sigue
siendo imposible hacerlo en el ministerio, la iglesia seguirá sufriendo las
consecuencias.
Conclusión: A pesar de todos los problemas que
enfrentan al pastor, no hay mejor trabajo en todo el mundo. Tampoco
hay trabajo mejor recompensado. Es un privilegio indescriptible
participar en la obra divina entre los seres humanos. Aunque puede
significar, como en el caso de Pablo, mucho dolor y sufrimiento, uno siempre
sabe que está trabajando como embajador del Todopoderoso (II Cor. 5:20). A
los que se están preparando para este ministerio, les animamos, otra vez, con
las palabras de Pablo:
..., pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efe.
4:11-13
22. ¿Por qué pedía Pablo que sus iglesias oraran por
él? (Dos
Razones)1)______________________________________
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_2)_____________________________________________
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23. ¿Por qué no es supervisada la labor de la mayoría de
nuestros
pastores? ________________________________________
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¿A quién le toca su supervisión?_______________________
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24. ¿Por qué tantas iglesias no han querido pagar a sus
pastores? (Su opinión)
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NOTAS:
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