sábado, 27 de octubre de 2012

EL OFICIO DEL PASTOR (ESTUDIO BIBLICO)



 IGLESIA BAUTISTA INDEPENDIENTE “DIVINA GRACIA”

CAACUPEMÍ-AREGUÁ


El Oficio de Pastor


Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.  I Timoteo 6:11 y 12

Introducción: Hay quienes tratan de encontrar el pastor ideal para la iglesia en la actualidad.  Por lo general, este pastor ideal es uno que tiene todos los aspectos de su ministerio bajo control.  Desde su ropa (recién lavada y planchadita) hasta su horario (fijo, pero flexible), se presenta un hombre en control de todo.  Aunque nos gustaría tener a tales pastores, reconocemos que en realidad son muy escasos.  Intentamos imitar a estos héroes pero entendemos que cada uno tiene sus propios dones y su propio estilo de llevar a cabo su ministerio.

Otros detallan los varios aspectos del trabajo pastoral: la visitación, la consejería pastoral, la oración, la organización de la iglesia  y la preparación de mensajes.  Entre ellos podemos encontrar consejos prácticos y útiles.  Debemos discernir todo lo que podemos en cuanto a este trabajo tan importante.


Sin embargo, el propósito de este estudio no es el de detallar cada rama del ministerio pastoral.  El propósito es mucho más básico.  Por medio de este estudio, quisiéramos señalar las raíces de esta vocación.  Estas raíces son las que conectan al pastor a las aguas corrientes de Salmo 1; Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.  Esperamos que al  estudiar este folleto, el pastor vuelva a estas raíces de su propia fe y que reconozca su importancia.  Queremos ayudarle a cuidar y proteger las raíces de su fe para poder mantenerse en contacto con las corrientes de aguas.
     
La base general de este estudio será la Primera Carta de Pablo a Timoteo.  En esta carta el Apóstol siempre dirige a Timoteo hacia lo más fundamental de su ministerio.  Juntos con Timoteo, trataremos de escuchar a la voz del Apóstol mientras nosotros examinemos las raíces de nuestra fe y de nuestro ministerio.





Lea la Primera Carta de Pablo a Timoteo y conteste las siguientes preguntas:

1.  ¿Quién era Timoteo?_____________________________

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2.  ¿Cuál es el motivo o la ocasión de esta carta?  O sea ¿cuáles son los puntos principales de Pablo en esta carta?

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3.  ¿Cuáles son los dos oficios mencionados en capítulo 3?  ¿Cuál era el ministerio de estos oficios?

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4.  Según I Timoteo 4:6-16, ¿cuál era el trabajo principal de Timoteo?

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I.  Las tres responsabilidades básicas del Pastor:

En esta primera parte del estudio del oficio de Pastor, nosotros queremos examinar las prioridades bíblicas para la vida y el ministerio del pastor.  Reconocemos que los pastores están muy, pero muy ocupados.  Ellos se dedican a la obra con toda su fuerza.  Sin embargo, muchos de ellos, por lo menos en nuestro contexto cultural, tienen que dedicarse a otro empleo también para poder ganarse la vida.  Su situación es aún más compleja y difícil.  ¿Cómo pueden ellos llevar a cabo un ministerio tan importante?  ¿Cómo será que encuentran tiempo para todo?  Estas preguntas se han contestado en una variedad de maneras en las vidas de los pastores evangélicos en todo el mundo.  Algunas de las más comunes, son las siguientes:


1. El pastor descuida su relación con Dios.  Muchos de los pastores muy ocupados ya no tienen tiempo para mantener su relación personal con Dios.  Oran y predican en la iglesia o cuando hacen visitas, pero así que no tienen tiempo para nada personal dejan caer la relación más importante de la vida.

2. El pastor descuida a su familia.  Muchas veces los hijos de los pastores tienen la reputación de ser los más rebeldes y desobedientes de toda la congregación.  La iglesia puede, en cierto sentido, llegar a ser la querida del pastor.  Ella puede contar con él en todo, pero su familia no puede contar con él en nada.  Cuando sucede esto los problemas que se crean son casi iguales (celos, envidia, inseguridad) que si el pastor tuviera a otra mujer. 

3. El pastor, por su cansancio y frustración, pierde la visión y el llamado que sentía al comenzar su ministerio.  Continúa su trabajo, pero con poca energía y poca visión.

Son estas las situaciones que nosotros queremos evitar. Tenemos que confesar que hasta cierto punto las tres respuestas aquí mencionadas son verídicas para todos.  Por los muchos quehaceres de la iglesia, la mayoría de los líderes cristianos se ha descuidado en algunas áreas.  Por esto, quisiéramos comenzar con las tres responsabilidades básicas del pastor.

A.  Primera responsabilidad: Cultivar su Relación con Dios

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres....  Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas sin ira ni contienda.  I Tim. 2:1, 8


  Para  muchos cristianos muy ocupados, las primeras cosas que se caen de la agenda diaria son la oración y la lectura bíblica.  En el caso de los pastores, esto sucede a menudo por las muchas responsabilidades que tienen en la iglesia.  Entre la visitación, la evangelización, la preparación y la organización, ya no hay tiempo para la oración.  Así que oran tanto en la iglesia y en la visitación y puesto que leen la Biblia mucho en las mismas situaciones, ya no creen que sea necesario cultivar una vida espiritual personal.  Creen que lo que hacen en y con la iglesia es suficiente.  Esta posición o creencia, examinada a la luz de la Biblia, no puede estar más equivocada.  Y, además de estar equivocada, ésta es muy peligrosa. 

Nosotros vemos en esta carta a Timoteo que todo lo que Pablo dice a Timoteo, todo lo que le enseña, es fruto de su vida y experiencia personal.  Veamos en I Timoteo 1:15-17:

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.  Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.  Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos.  Amén.     

Pablo no puede separar su propia experiencia de Dios de lo que está enseñándole a Timoteo.  Pablo está muy consciente del hecho de que  él (Pablo) es el ejemplo viviente de todo lo que él enseña.  Y lo que nosotros vemos, escuchamos y sentimos en las palabras de Pablo es el fuego de esta relación suya con Dios.  Al leer las cartas de Pablo, y los pasajes como éste, uno se da cuenta de cuan cerca están Pablo y su Dios todo el tiempo.  En cualquier momento Pablo puede romperse en alabanza a quién le ha bendecido tanto.


Pero no es así para muchos pastores.  Muchos de ellos tratan de llevar su ministerio a cabo como camareros (Mozos) en un restaurante.  Ellos van a la cocina, buscan la comida para el cliente, se la sirven y se retiran.  Están atentos a toda necesidad del cliente mientras él está en el restaurante, y hacen todo lo posible para complacerle.  Pero el camarero (Mozo) tiene poco que ver con la comida servida.  Ni tampoco es necesario que el camarero (Mozo) tenga una buena relación con el cocinero: lo importante es el servicio al cliente.

En otras palabras, un pastor puede servir, en varias formas, la gracia de Dios al miembro de la iglesia.  Puede buscarla y llevársela al creyente en su banco.  Pero muchas veces esta gracia pasa solamente por la boca o las manos del pastor, y no por su corazón.  Si el pastor descuida su relación personal con Dios, está trabajando como un camarero (Mozo) de la iglesia, sirviendo algo que tiene poco que ver con su propia vida.  Puede ser que la sirva bien, pero no la sirve ni con integridad ni con autoridad.  Y algún día se descubrirá.

Dios no quiere que seamos camareros (Mozos) eclesiásticos.  Por esto nos invita a la cocina y nos hace copartícipes en su gracia.  Nos hace participar en el sufrimiento (Col. 1:24), la muerte y la vida nueva (Rom. 6:3-5) de nuestro Señor Jesucristo.    Y así Dios establece, primera y básicamente, la relación entre él y la persona que le está llamando para servir como pastor.  Esta relación es sellada en la sangre de su Hijo, y ninguna otra relación puede o debe quitar ésta de su primer lugar en nuestras vidas.  El pastor no existe para servir al miembro y no debe poner los deseos del miembro en el primer lugar.  El pastor existe para servir a Dios.  En su servicio a Dios, sirve también (y sirve mejor) a su pueblo.


Ningún pastor quiere ser un fracasado.  Comenzamos todos con buenas intenciones.  Pero muchas veces, sin querer, nos descuidamos y confundimos lo que debe ser el orden de nuestras vidas, lo que debe ser nuestro primer amor.  Tenemos que recordar las palabras de Jesús al intérprete de la ley, quien le preguntó a Jesús sobre el gran mandamiento:

Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Este es el primero y grande mandamiento.

Este será su primer amor y su primera responsabilidad.

B.  La segunda responsabilidad: La familia  

..., marido de una sola mujer,...  Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)...  I Timoteo 3:2,4 y 5        

Para el pastor cristiano hay solamente dos opciones en cuanto a la familia: o no tenerla (I Cor 7:32) o tenerla y cuidarla bien (I Tim 3:4,5).  Muchos pastores han tratado de vivir entre las dos opciones: teniendo la familia pero viviendo como si no la tuvieran.    

Aquí quisiéramos aclarar y defender nuestra posición.  La posición es la siguiente: Después de su relación personal con Dios, el segundo lugar en el corazón y la vida del pastor casado pertenece a su esposa y a su familia.  Es decir, el segundo lugar no pertenece a la iglesia.  El pastor no tiene ni el deber ni el derecho de sacrificar a su familia en el altar de su ministerio.  Aunque muchos creen que lo tienen, la Biblia claramente enseña que no es así (I Tim 5:8). 


El error principal de los que piensan así es el creer que su relación con Dios y su relación son su iglesia son la misma cosa.  O sea, para ellos el tener a Dios en el primer lugar significa Dios y su iglesia.  Pero Dios y la iglesia no son la misma cosa.  Nuestra relación con Dios sí se vive en el ambiente de la iglesia.  Nuestra relación con Dios sí produce fruto en la misma iglesia.  La iglesia sí es donde la presencia de Dios se manifiesta en nuestro medio.  Sin embargo, aunque afirmamos todo esto, no podemos decir que Dios y la iglesia son la misma cosa.  Dios es Dios, y la iglesia es aparte, algo creado y redimido por él.

Decimos todo esto solamente para sugerir que el tiempo que pasamos en o con la iglesia no es, necesariamente, una buena medida de nuestra sumisión a Dios, de nuestro amor hacia Dios.  Podemos pasar todo el tiempo en la iglesia sin someternos a la voluntad de Dios en muchas cosas.  En algunos casos se puede usar la iglesia para evitar una plena sumisión en las demás áreas de la vida. 

El área que nos preocupa ahora es él de la familia.  Hemos dicho que la relación que tiene el pastor con su familia es una relación más básica y, en cierto sentido, más importante que su relación con la iglesia.  Queda claro que Pablo lo considera así en la lógica de su argumento.  Un buen matrimonio y una buena vida familiar son requisitos para el ministerio del anciano, pastor, u obispo.  La familia tiene prioridad aquí, y es parte del mismo testimonio del pastor.  Primero Dios, segundo la familia y tercero, la iglesia.  Pablo repite la misma idea con respecto a los líderes de la iglesia en Tito 1:6 donde dice: ... marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 


Si nosotros queremos tener un ministerio auténtico e integral, tenemos que comenzar donde vivimos.  La gracia del Señor tiene que pasar por y morar en nuestros hogares antes de que la podamos llevar a nuestra iglesia.  Muchas veces, por el individualismo de nuestra época, se nos olvida que la Biblia dice de los esposos, “y serán una sola carne”  (Gen 2:25 y Efe. 5:31).  Casarse con Jesucristo no significa que uno deja la esposa que tiene por la iglesia. Todo lo contrario, significa que uno llega a ser un esposo o una esposa mejor, aun más dispuesto a servir a su familia y así atraerla a Cristo (I Cor. 7:12-14).

Lamentablemente son muchas las esposas y familias de pastores que  se sienten solas y abandonadas.  Y así son.  No hay otro remedio para el pastor y su familia que una reorganización total de las prioridades de su vida, comenzando con Dios y llegando primero a su familia. 

Antes de dejar este punto, queremos amonestar a los padres de hijos pequeños.  Muchas veces nosotros pensamos que nuestro único deber es el de proveer.  Le toca a la esposa criarlos, nos decimos.  Pero si usted espera hasta que los niños sean grandes para tratar de establecer una relación con ellos, ya será demasiado tarde.  Invierta su tiempo ahora en ellos (su dinero no asegurará nada) y esté seguro de que esta inversión será la mejor de su vida.  No espere más, no espere hasta que sea demasiado tarde.

C.  La tercera responsabilidad: Servir al Pueblo de Dios

Lo que nosotros hemos tratado de hacer, hasta ahora, es levantar las posiciones que ocupan Dios y la familia en la vida del pastor.  No es nuestro deseo minimizar o menospreciar el amor que siente el pastor para su iglesia.  Este amor, lo queremos reconocer y alabar.  Reconocemos también que le tocarán a la familia del pastor momentos de problemas y sufrimiento.  Por esto el pastor debe hacer todo lo posible para mantener a su familia unida y segura en su fe. 


Aunque nosotros decimos que este es la tercera responsabilidad en la vida del pastor, ya hemos visto que todas las demás están relacionados.  Todo procede del amor de Dios hacia nosotros y todo comienza, de nuestra parte, con nuestra respuesta de amor hacia Dios.  Para padres de familias, la respuesta personal tiene que ser familiar, o sea, tiene que incluir toda la familia.  

Este amor, por supuesto, halla expresión en la iglesia también.  La iglesia así llega a ser la familia extendida de no solo el pastor, sino de todo cristiano (Rom. 8:29).  El pastor es el encargado de la preparación y capacitación de este grupo.  El pastor está enamorado con una visión de lo que Dios puede hacer en la vida de cada creyente, y su amor se expresa en su búsqueda de descubrir y desarrollar todos los dones que tiene cada creyente.  En I Timoteo nosotros vemos este deseo en todas las exhortaciones de Pablo que animan a Timoteo a seguir fiel en la enseñanza de la pura doctrina de las Escrituras.  Lo más importante es el crecimiento y madurez de todos los miembros.

Pablo, en su carta a los Efesios, nos presenta con una visión clara de lo que debe ser el objeto de nuestro amor, la meta de nuestro trabajo, cuando dice:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.  Efe. 4:11-13

El objeto del amor del pastor en la iglesia debe ser no solo los miembros como están, sino también esta visión de una iglesia madura y activa; una iglesia que haya llegado a la estatura de la plenitud de Cristo.


5.  ¿Cuáles son las tres responsabilidades básicas en la vida del Pastor?

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6.  Según I Timoteo 4:13-16, ¿cómo puede el pastor proteger y cultivar la primera responsabilidad de su vida?

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7.  ¿Qué tienen que ver los camareros (Mozos) con los pastores?

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8.  )¿Por qué se decía que la familia del pastor debe ser su
Segunda responsabilidad?  _________________________ 

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 ¿Cuáles pasajes hablan de esto?_____________________

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 9.  ¿Cómo son relacionados todas estas responsabilidades en la vida del pastor?  ¿Dónde comienza y hasta dónde llega?

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10.  ¿Cuál es el propósito del amor del pastor hacia su congregación según Efesios 4:11-13?

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II.  El Pastor en algunas iglesias

Dentro de la tradición de algunas iglesias, el pastor ha ocupado un puesto muy importante.  Tal vez podemos decir, demasiado importante, porque muchas de nuestras iglesias han llegado a ser pastor-céntricas.  Las iglesias han querido pastores que hacen lo todo, y los pastores han querido hacerlo todo.  Esto ha dejado poca oportunidad para el ejercicio de los dones de los miembros.

Gracias a Dios, existen pastores cuya visión acerca de esto han sido buenas y correctas.  Para corregir nuestros errores de práctica, no tenemos que hacer más que volver a la enseñanza bíblica.  Comencemos con el llamamiento del pastor.

A.  Su Llamamiento: El llamamiento de los líderes u oficiales de la iglesia tiene dos partes: una parte interna, y otra externa. 

1) El llamamiento interno.  Este llamamiento no debe ser visto como un llamamiento sobrenatural por medio de una revelación especial.  Consiste en ciertas indicaciones providenciales, tales como un fuerte deseo impulsado por el amor hacia Dios, la obra especial del reino de Dios, la convicción de que los dones necesarios están en alguna medida presentes, y la experiencia de que Dios está preparando el camino.

2) El llamamiento externo.  El llamamiento interno halla su complemento necesario en el llamamiento externo de la iglesia.  Este llamamiento externo sirve para confirmar el interno, y así da al que lo recibe la seguridad de que es llamado por Dios.  Los oficiales de la iglesia tienen una mano que los guía en la extensión de este llamado, pero no ignoran la voz de la iglesia.

Esta doctrina del llamamiento doble tiene amplias razones, tanto bíblicas como prácticas.  Una de las bases bíblicas de mayor claridad es la misma historia del apóstol Pablo.  De que el Señor lo llamó personalmente, internamente, no cabe duda (Hechos 9:1-19).  Sin embargo, el gran ministerio misionero de este apóstol, llamado por Jesús, no comenzó hasta que la iglesia confirmara este llamamiento (Hechos  13:1-3).  ¿Cuántos de los famosos evangelistas de hoy se someten a una autoridad fuera de su propia organización?  Pablo sí se sometía.  Pablo y Bernabé fueron enviados por la iglesia.  Así su llamado fue confirmado y se estableció (o se mantuvo) una relación entre las iglesias que enviaron y las que se constituyeron.

También podemos ver este doble llamamiento en el caso de Timoteo.  En I Timoteo 4:14 Pablo refiere a la ordenación o imposición de manos de Timoteo.  En esta ceremonia, también recomendada para los otros líderes de la iglesia (5:22), la iglesia confirma públicamente lo que Dios comenzó a un nivel personal. 

Las razones prácticas para tal doctrina también son obvias.  Primero, la iglesia tiene que poder ver en el candidato los dones necesarios para el ejercicio de este puesto.  Así Dios utiliza a la iglesia para cerrar la puerta a los que creen tener el llamamiento, pero no lo tienen.  La segunda razón es que la iglesia no puede ejercer autoridad ni supervisión sobre un pastor si no tiene parte en su llamamiento.  Un pastor fácilmente puede decir, “Yo soy llamado por Dios, y no por ustedes”.  A este pastor nosotros contestamos, El auténtico llamamiento de Dios incluye el llamamiento público y externo de la iglesia.  Sin esta confirmación externa de parte de la iglesia, el llamamiento interno no es más que un fuerte deseo de ser líder.  Y este deseo, muchos lo tienen.


En toda la Biblia nosotros encontramos ayudas para tratar con personas que dicen tener una revelación directa y privada de parte de Dios (profetas y espíritus - I Jn 4:1-3; revelaciones - Gal 1:8-10; llamamientos - Hechos 13:1-3).  Por lo general nosotros podemos decir, con el pleno apoyo de la Biblia, que Dios se revela en la comunidad de los santos y en conformidad con lo revelado en las sagradas escrituras.   No puede ser nada diferente en el caso del pastor.  Su llamado tiene que ser conforme a las escrituras y tiene que ser apoyado por la iglesia.

B.  Su Trabajo Principal: El trabajo pastoral,  tiene muchos aspectos y facetas.  Cada componente de este trabajo merece estudio y reflexión.  Sin embargo, nosotros aquí quisiéramos hablar de solamente dos cosas.   Estas dos cosas son la predicación de la palabra de Dios y la oración.

1.  La Predicación: Es interesante ver aquí en I Timoteo cuántas veces el apóstol Pablo exhorta a Timoteo a predicar, enseñar y preservar la pura doctrina que había recibido.  No cabe duda alguna de que Pablo creía que el aspecto más importante del ministerio de Timoteo era esta predicación y enseñanza.  Veamos:

1:3 - Pablo habla aquí de cómo había pedido a Timoteo a mandar que otros no enseñaran otra doctrina.
1:15 - Pablo comienza una serie de enseñanzas que comienzan con las palabras, Palabra fiel y digna de ser recibida por todos...
3:2 - El obispo tiene que ser apto para enseñar.
4:5 - Hablando de los que querían prohibir mucho y así crear una nueva religión, Pablo dice, porque por la Palabra de Dios y por la oración es santificado.

4:6 y 7 - Pablo exhorta a Timoteo a enseñar la buena doctrina que había seguido y rechazar las fábulas y nuevas doctrinas.
4:11 - Esto manda y enseña.
4:13 - Ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
5:1 - 6:2 - Pablo aconseja a Timoteo en cuanto a cómo él debe exhortar a los distintos grupos dentro de la iglesia.
6:3 - Se ve aquí otra vez que Pablo considera que una buena parte de la batalla de la fe es ganada o perdida en la enseñanza.  Aquí ofrece sus consejos en cuanto a los que no enseñan la doctrina de Dios.
6:20 y 21- Pablo concluye con estas palabras: Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe.  La gracia sea contigo.  Amén. 

Timoteo se encontraba rodeado por profetas falsos y maestros de fábulas y vanidades.  Pablo le exhortaba a proteger su iglesia por medio de la enseñanza de la pura doctrina cristiana, que se le había enseñado desde su niñez (II Tim 1:5).  En otro lugar, escribiendo a los mismos efesios, Pablo refiere a la Palabra de Dios como la espada del Espíritu (Efe. 6:17).  Con esta espada Timoteo había de defender el pueblo de Dios y avanzar la causa de su reino.

Pero no era solamente Pablo quien entendía la predicación de la palabra de Dios como entre los dos trabajos principales del pastor.  Los mismos apóstoles de Jesucristo reconocieron esto también.  En Hechos capítulo 6 nosotros leemos de la primera división de labor en la iglesia primitiva.  Se había levantado un problema entre las viudas griegas y las hebreas en cuanto a la distribución de la comida.  Lo más interesante aquí es la respuesta de los apóstoles a este problema.  Su respuesta era, No podemos resolverlo, no tenemos tiempo.  En vez de tomar la oportunidad para reconfirmar y fortalecer su liderazgo, ellos vieron la necesidad de compartir este liderazgo con los demás.  ¿Y su motivo?  Ellos mismos lo dijeron:

No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.  Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.  Y nosotros persistiremos en la oración y el ministerio de la palabra.  Hechos 6:2-4

Estas dos prioridades fueron establecidas por el mismo Señor cuando él envió a los 70.  Nosotros leemos en Lucas 10:2 y 3 que el Señor les pidió dos cosas, que oraran y que fueran a predicar sobre su reino.  Expresando primeramente su dependencia de Dios en todo, Jesús les envió a predicar las buenas noticias de su llegada al mundo.

A nosotros, los pastores, nos toca el mismo trabajo hoy en día.  El mundo todavía tiene que escuchar estas buenas noticias y entre todas las tareas que tenemos, ésta debe ser una de las primeras.

2.  La Oración: Nosotros hemos puesto la oración en el segundo lugar aquí en reconocimiento del hecho de que Dios es el que habla primero.  Nuestras oraciones son nuestra respuesta al Verbo de Dios en nuestras vidas.  La oración, entonces, sí es segundo en su orden cronológico, pero no es segundo en importancia para nosotros.  La Palabra sin la oración está muerta, y la oración sin la Palabra está perdida.  El pastor, tanto en su vida personal como en su vida profesional, tiene que modelar y enseñar esta vida de comunión y comunicación con Dios. 


Aunque el tema de la Primera Carta de Pablo a Timoteo tiende hacia la predicación y enseñanza de la doctrina cristiana, en ninguna manera pasa por alto Pablo la necesidad de oración.  Pablo se dedica a este tema en los primeros 8 versículos de capítulo 2, donde nos dirige hacia los poderes de este mundo.  Se nos explica que Dios desea la salvación de todos los hombres y que nuestras oraciones contribuyen a un conocimiento más amplio de nuestro Señor.  Para que haya paz y tranquilidad en el mundo, y para que el evangelio pueda avanzar, Pablo quiere que todos oremos al Señor.

Los otros pasajes, Hechos 6 y Lucas 10, también presentan este par de prioridades (la predicación con la oración).  Los apóstoles en Hechos 6 querían seguir dedicándose a la oración, y Jesús pidió a los 70 de Lucas 10 que oraran antes de que se fueran. 

Muchos pastores llenan sus vidas con actividades, proyectos y programas especiales en la iglesia.   Están tan ocupados con estas actividades que ya no tienen tiempo para pasar con el primer amor de su vida.  Aunque muchas veces no lo cree (o sea, no la practica como si creyera), no hay mejor inversión de tiempo para su iglesia, que el tiempo que usted pasa orando por ella.


C.  Su Autoridad, su Supervisión y su Relación con la Iglesia:

1.  Autoridad: Muchas iglesias sufren la tiranía de sus pastores.

Casi todos, en alguna ocasión, hemos estado en iglesias de pastores tiránicos.  Muchas veces estos pastores/dictadores hacen que todas las cosas funcionen muy bien.  A los miembros les gusta un liderazgo fuerte y sobre todo un liderazgo fuerte y capaz.  Todas las actividades se llevan a cabo y hay un buen ánimo en la iglesia.  (Pero cuidado que nadie se atreva discutir algo con él)  Hay que o aceptarlo 100%, o irse.  No hay ningún espacio en el medio.  Muchos, basándose en ciertas enseñanzas bíblicas sobre la  autoridad dicen y enseñan que así deben ser las cosas en la iglesia.  El liderazgo debe ser fuerte y debe mantener control sobre todas las cosas. 

Así pensaban los discípulos también. Ellos querían mantener un control estricto sobre todo lo que se hacía en el nombre de Jesús.  En Marcos 9:38-41 leemos:

Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.  Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.  Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.  Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Para los discípulos lo más importante era la cadena de mando, el asunto de control y autoridad.  Y, lamentablemente, para muchos pastores este mando llega a ser más importante que la obra.  A esta posición Jesús nos provee un contraste impresionante.  Jesús vino a traer libertad.  Libertad para el que echaba fuera demonios, y libertad para los que brindaban un vaso de agua.  La cadena de mando no era lo importante, la buena obra (el producto de la presencia del Espíritu de Jesús) era lo que importaba. 


El pastor cristiano debe imitar esta actitud de Jesús en cuanto a su ejercicio de autoridad en la iglesia.  Claro que debe haber una buena  organización y planificación.  Pero la autoridad que ejerce el pastor debe ser una para librar, desarrollar y hacer florecer.  Nunca debe ser solamente para controlar o limitar. 

2.  Supervisión: Nosotros derivamos nuestra estructura supervisora de dos fuentes.  Primero, la derivamos de la enseñanza bíblica en cuanto a la naturaleza de la iglesia.  Pasajes como I Cor. 12:12-31 y Rom. 12:3-8 son importantes para nuestro entender de quiénes somos como una iglesia.  Todo miembro tiene su don y su rol en la iglesia, y no hay ninguno que sea más importante que el otro.  También importantes son los pasajes que hablan de la estructura de la iglesia primitiva.  Vemos que Pablo instituía grupos de líderes (ancianos y diáconos) en cada iglesia (Hechos 14:23, I Tim 3:1-13, Tito 1:5-16) y que las iglesias se gobernaban por ellos.  La segunda fuente es la de la experiencia humana, que nos empuja de nuevo hacia la primera.  Todo el mundo sabe lo que puede pasar cuando uno, o unos pocos, llegan a tener mucho poder o mucha autoridad.  Sea en la iglesia, o sea en el gobierno, es importante evitar que toda la autoridad descanse en las manos de uno. 


Por estas razones, tanto bíblicas como prácticas, el pastor en la iglesia está bajo la supervisión constante de la congregación. Esta supervisión es una supervisión completa e incluye la doctrina y la conducta del pastor.  Si el pastor enseña algo que no concuerda con la Biblia, o si el pastor no se somete a las normas bíblicas en su conducta, la iglesia,  tiene el derecho y el deber de llamarle la atención y tratar cada área problemática.  El pastor que no se somete a esta supervisión bíblica no debe ejercer el liderazgo en ninguna congregación.

3.  Relación con la Iglesia: Dios pide a todos sus hijos que sean humildes (Sal 119:71, Miq. 6:8, Mat. 18:4, Stg 4:10 y I Pd 5:6).  Pablo dice,

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.  Rom. 12:3

En un mundo de tantos abusos de poder, nos toca a los líderes cristianos proveer un modelo de conducta sincera y humilde.  El propósito del evangelio no es de separar al pueblo de Dios, sino de unificarlo.  Pedro nos explica cómo llevar a cabo este ministerio en I Pedro 5:2 y 3:

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

La Biblia claramente enseña a la iglesia que hay que haber respeto y honor para los líderes, y sobre todo para los que gobiernan y enseñan en la iglesia (I Tim 5:17).  Sin embargo la misma Biblia no permite que ningún cristiano se aproveche de su posición, sino que la utilice para el crecimiento de la iglesia y para el honor del Señor.  ¡A Él sea toda la gloria!



11.  ¿Cuáles son las dos partes del llamamiento de un pastor? 
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12.  ¿Cuál es la base bíblica para esta doctrina? 

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                                                                                                                                       ¿Cuáles son las razones prácticas?

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13.  ¿Cuáles son las dos partes principales del trabajo del pastor?

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14.  ¿Cómo es la autoridad de un pastor diferente que la autoridad de un jefe o un gobernador?

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15.  ¿Por qué y cómo creemos que los pastores deben ser supervisados?
Porque (Dos razones)
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¿Cómo? __________________________________________

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16.  ¿Qué aprendemos sobre la idea de autoridad en

Marcos9:38-41?___________________________________

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III.  La Preparación y los Requisitos del Oficio de Pastor:

Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.  Pero es necesario que el obispo sea...   I Tim 3:1 y 2

Estos versículos constituyen la introducción para una lista de cualidades que debe poseer toda persona que anhela obispado.  Obispo, Anciano o Pastor son términos que se usan en el Nuevo Testamento para describir el mismo oficio en la iglesia.  A este oficio se le están asignadas las tareas de enseñar y gobernar.  El pastor en la iglesia  es el anciano u obispo encargado de la enseñanza de la iglesia.  La tarea de gobernar recae, no sólo en el pastor, sino en toda la congregación.


Al leer los versículos que siguen esta introducción en I Tim 3:1 y 2, nosotros encontramos una serie de cualidades personales y dos capacidades.  Las cualidades personales lo veremos más adelante.  Las dos capacidades son las que acabamos de mencionar: que gobierne bien y que sea apto para enseñar.  Aunque es importante que el pastor sepa algo de administración, el área que en verdad le toca es el de la enseñanza (I Tim 3:2; 5:17 y Tito 1:8).

A.  La Educación: La importancia de un buen conocimiento de la doctrina cristiana no puede ser más clara que  en I Timoteo.  El enemigo de la iglesia siempre le ha atacado por vía de la ignorancia de sus miembros (I Tim 1:3,4; 4:3,7; 6:3,4).  Si la iglesia no conoce la verdad, fácilmente se engaña.  Todas las sectas que nos rodean son resultados de esta misma ignorancia.  Si los líderes de nuestras iglesias conocieran y enseñaran mejor las Sagradas Escrituras, no caerían tantos en las manos de estos falsos profetas.  Si los líderes son ignorantes, ¿qué podemos esperar de los miembros? Por esto Pablo vuelve y repite a Timoteo:

Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.  I Tim 4:6

 Aunque muchos cristianos creen que la educación hace daño a la iglesia, son pocos los libros que demuestran tanta educación como la Biblia.  Moisés, Salomón, Job, Isaías, Jeremías, Daniel, Lucas y Pablo eran todos entre los mejores educados de su tiempo en todo el mundo.  Y Dios sigue, hoy en día, usando la educación para equipar y capacitar a su iglesia.


Para proteger la herencia bíblica que hemos recibido, es necesario tener líderes (pastores) que conocen muy bien todas las ramas del estudio bíblico.  Sobre todo, es importante que estos líderes entiendan la Biblia en su totalidad, que tengan un concepto integral y global del mensaje de la Biblia.  Es este concepto integral y global que nos puede proteger de los engaños de las sectas.  Ellas sí son especialistas en partes de la Biblia.  Nosotros, para defender y promover la verdad, tenemos que dominar mucho más que algunas partes. 

Esta debe ser nuestra visión.  Nosotros anhelamos tener pastores y líderes capaces de defender y promover la bella herencia de fe que hemos recibido.

B.  La Vida Espiritual: Nosotros ya hemos dicho mucho sobre la vida espiritual de los que desean ser líderes en la iglesia de Cristo en la primera parte de la primera sección, Su Primera responsabilidad.  Nosotros decíamos allí que el pastor no puede trabajar como camarero (Mozo) de gracia, sino que debe ser un canal de la gracia divina.  La gracia que nosotros le servimos al pueblo de Dios tiene primero que haber pasado por nuestras vidas y tiene que haber producido su fruto en nosotros también.  Aquí daremos algunas sugerencias específicas para proteger y desarrollar esta área de su vida también.

1.  La Oración: Una de las ayudas de mayor provecho en la vida devocional es la de llevar un registro de sus oraciones y de las respuestas del Señor.  Este registro puede proveer una disciplina en nuestras vidas de oración que difícilmente tenemos sin él.  Si tomamos el tiempo necesario para anotar las peticiones que debemos recordar en oración, podemos estar más seguros de nuestro cumplimiento con esta tarea tan importante en nuestro ministerio.  Además de esto, el llevar de un registro nos puede ayudar en el empleo de todos los aspectos de oración.   Pero muchas veces caemos en una rutina de peticiones.  Para evitar este peligro y para proteger nuestra comunión con el Señor, vale la pena llevar este registro.


2.  La Lectura Bíblica: Muchas veces los pastores y líderes de la iglesia leemos solamente lo que tenemos que leer para nuestra próxima tarea en la iglesia.  Preparamos mensajes y estudios bíblicos pero con frecuencia nos descuidamos en el área de una lectura bíblica organizada y regular.  Así nuestra lectura es motivada y conducida por lo que queremos decir a la iglesia, y no por lo que Dios quiere decirnos a nosotros.  Si somos los siervos de Dios, tenemos que dejar que Dios nos hable.  Por esto los pastores deben tener un sistema organizado de lecturas bíblicas, un sistema que incluye toda la Biblia.  Se puede utilizar el mismo registro para escribir y recordar lo que Dios le dice por medio de su Palabra cada día.

3.  El Día de Descanso: Son muy pocos los mandamientos de Dios que se descuidan tanto como el que trata el día de reposo.  Es cierto que no encontramos mucho sobre este día en el Nuevo Testamento, pero la razón por esto tiene que ser el hecho de que casi todos los autores del NT guardaban la ley hebrea y respetaban el séptimo día.  Pablo decía que el día en sí no era tan importante (Rom. 14:5) pero nunca decía que el mandamiento en cuanto al día de reposo se había anulado.  Este mandamiento era vigente para Pablo y es vigente para nosotros hoy.

Dios quiere que haya un ritmo de gracia en nuestras vidas.  Lamentablemente, muchos pastores pensamos que no tenemos tiempo para gracia, tenemos demasiado trabajo que hacer.  Pero así estamos olvidando que Dios nos dio el día de reposo para recordarnos de que el trabajo es suyo.  Nosotros, debemos recordar mejor que nadie que Dios es soberano y que su plan no depende de nosotros, ni de nuestros grandes esfuerzos. 


Para nuestro propio bienestar, y para servir como ejemplo para nuestras congregaciones es indispensable que guardemos un día de reposo.  Hágalo para Dios, para su familia y para su congregación.

4.  Compañerismo: No hay nada que sea tan fácil dañar como la vida espiritual de uno.  Así que es algo que no se ve, algo que se hace en secreto, nadie sabe si se está haciendo.  Y puesto que nadie sabe, va minando la comunión del creyente.  Para evitar esto, muchos cristianos (pastores u obreros) han encontrado que es de gran ayuda entrar en un compañerismo con otros hermanos, en un círculo de apoyo cristiano.  Este compañerismo puede ser  solamente entre dos personas, o puede ser entre los miembros un grupo pequeño.  Lo importante es que cada participante se abra y hable francamente de su vida espiritual.  En esta forma la otra persona puede animar, estimular y corregir.   El Predicador del libro de Eclesiastés entendía la importancia de un compañero cuando decía:

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.  Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero (ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.  También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas )cómo se calentará uno solo?  Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.  Eclesiastés 4:9-12

Para los pastores algo así es aún más importante.  Los ataques son fuertes y necesitamos más ayuda que nadie.   
      

C.  Los requisitos: Hay cuatro pasajes en el NT que hablan de las características necesarias para todos los ancianos o obispos de la iglesia.  Tres de estas listas se encuentran en las cartas de Pablo, y una en I Pedro.  El total de los requisitos requeridos llega a más de 20.  Por lo general todas son el fruto de la madurez cristiana.  El anciano debe ser la persona en que la gracia de Dios haya llegado hasta los extremos de su vida y su ser.  No es una lista fácil, pero sí es una meta importante para todos nosotros.  Veremos algo más de estas listas en la siguiente sección de preguntas.

17. ¿Por qué es tan importante una buena educación teológica para nuestros pastores?

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18.  ¿Cuáles son los aspectos de una sana vida espiritual para el pastor?

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19.  ¿Cuáles son las cualidades que Pablo pide de todos los ancianos en I Timoteo 3:1-7?

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20.  ¿Qué dice Pablo de los ancianos en I Timoteo 5:17-19?

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21.  ¿Qué dice Pedro del mismo oficio en I Pedro 5:1-4?

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IV.  La Iglesia y su Responsabilidad hacia el Pastor:

Antes de terminar este estudio sobre el oficio de Pastor, quisiéramos incluir una parte dirigida a la iglesia.  Hemos hablado mucho de lo que un pastor debe ser y de lo que él debe hacer.  Pero la Biblia habla también de cómo la iglesia debe ser con respecto a sus líderes y, sobre todo, los que se dedican a la enseñanza.  Aquí en I Timoteo encontramos algunas cosas que Pablo enseñaba a todas las iglesias sobre este tema.  Veremos estas cosas aquí y animaremos a los miembros de nuestras iglesias a tomar muy en serio las enseñanzas bíblicas dadas en esta sección.

Es la actitud de la iglesia, en cuanto a este tema, que determina la cualidad de liderazgo que obtiene.  Casi todos nuestros líderes y pastores son buenos y dedicados.  Sin embargo, casi todos tienen que dedicarse a otro trabajo para ganarse la vida.  Las iglesias, por ser pequeñas o por carecer de una visión de lo que un buen liderazgo podría hacer para ellas, no apoyan a estos líderes.  Y así, la iglesia tiene que trabajar con las sobras en vez de lo mejor de lo que tiene.  Esperamos que esta breve sección despierte a la iglesia y que la ayude a ver sus responsabilidades bíblicas frente a sus pastores.

A.  La Oración:

Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también esto preso, para que lo manifieste como debo hablar.  Col 4:2-4


Pablo comenzaba sus cartas recordando a sus iglesias del hecho de que él las llevaba siempre en oración.  Por medio de su ejemplo enseñaba más sobre la oración que él podía con sus palabras.  Pero muchas veces, sobre todo cuando estaba encarcelado, Pablo pedía las oraciones del pueblo de Dios por él.  Pablo no se consideraba tan fuerte que no necesitaba las oraciones de los fieles.  Este misionero ejemplar pedía a los hermanos colosenses que oraran para que él fuera un misionero aún mejor. 

Los pastores también necesitan las oraciones de su iglesia.  No importa que todo parezca bien en su vida.  Siendo ellos parte del mismo cuerpo, necesitan el apoyo espiritual de los demás miembros.  La mano que no puede contar ni con el brazo ni con la pierna muy poco puede hacer. 

Pablo no solamente pide oración por sí mismo, sino también, reconoce el poder y la eficacia de estas oraciones en su vida.  En II Corintios 1:11 Pablo les da las gracias a los corintios por haberle ayudado conseguir su libertad por medio de sus oraciones.  Los pastores, tanto como el apóstol Pablo, pueden sentir este apoyo en sus vidas y pueden ver los resultados cuando su membrecía lo recuerda en oración. 

Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.  Romanos 15:30-32


B.  La Supervisión del Pastor: Un buen pastor querrá que alguien le supervise.  La mayoría de los pastores que hace todo en su iglesia lo hace solamente porque sus miembros lo han abandonado a hacerlo solo.  Lo que no quiere ningún pastor es que alguien le critique sin estar dispuesto a ayudar o a resolver.  Esta clase de supervisión no le sirve a nadie.

La supervisión del pastor es una tarea que corresponde a toda la iglesia. A ella le corresponde ambas partes de la supervisión, la de animar y la de corregir.  Pero para participar en la supervisión del pastor, los ancianos  (hermanos maduros de la iglesia)  tienen que tener un alto nivel de participación en la obra de la iglesia y un alto nivel de madurez cristiana.  Tienen que llenar los mismos requisitos personales (I Tim 3:1-7, 5:17-20; Tito 1:5-9), por también ser ancianos, que los mismos pastores.

Rodeado por estas personas de confianza y trabajo, el pastor puede sentirse seguro y satisfecho en su trabajo.  Si algo anda mal, un hermano se lo dirá mucho antes de que haya una crisis en la iglesia.  Si algo va bien, también se lo dirá y se le darán las gracias por un trabajo bien hecho.  El trabajo del pastor, aunque tiene que ver con mucha gente, puede ser un trabajo muy solitario.  Le toca a la iglesia asegurar que su pastor no esté trabajando sólo.

C.  El Mantenimiento del Pastor: Es lamentable que muchos hermanos llamados y capacitados para la obra del ministerio, tengan que descuidar ese llamado por no encontrar en la iglesia el apoyo necesario para los líderes, entre los cuales encontramos a muchos jóvenes, que optan por buscarse un trabajo secular por la falta de apoyo de la iglesia a sus obreros.   Muchos han comenzado estudios teológicos, pero luego han tenido que buscar otra carrera por no poder encontrar sustento en la iglesia. 

Nunca ha faltado trabajo en la iglesia, siempre ha habido más de la cuenta.  Sin embargo, muchas de nuestras iglesias no han querido reconocer la importancia de este trabajo con su apoyo financiero.  Aunque quieren lo mejor en otras áreas de su vida, han aceptado lo que haya para este puesto tan importante.  Es hora ya de que nuestras iglesias  evalúen sus sistemas de pago y mantenimiento de los pastores.  Claro que un pastor no puede ser ministro de Dios por el dinero.  Pero también claro está que una persona no puede ser pastor sin dinero.   

En I Timoteo 5:17 y 18  Pablo repite lo que dice en más detalle en I Cor. 9:1-27. 

Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.  Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

Tenemos que considerar y aplicar estas palabras.  No solo para nuestros pastores, sino para el bienestar de la misma iglesia.  Si nosotros queremos un buen liderazgo en la iglesia tenemos que recompensarlo generosamente.  Aun los que sienten el llamado de Dios tienen un deber previo, el de proveer por su familia (I Tim 5:8).  Si sigue siendo imposible hacerlo en el ministerio, la iglesia seguirá sufriendo las consecuencias.

Conclusión: A pesar de todos los problemas que enfrentan al pastor, no hay mejor trabajo en todo el mundo.  Tampoco hay trabajo mejor recompensado.  Es un privilegio indescriptible participar en la obra divina entre los seres humanos.  Aunque puede significar, como en el caso de Pablo, mucho dolor y sufrimiento, uno siempre sabe que está trabajando como embajador del Todopoderoso (II Cor. 5:20).  A los que se están preparando para este ministerio, les animamos, otra vez, con las palabras de Pablo:


..., pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.  Efe. 4:11-13

22. ¿Por qué pedía Pablo que sus iglesias oraran por él?  (Dos

Razones)1)______________________________________

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_2)_____________________________________________

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23. ¿Por qué no es supervisada la labor de la mayoría de nuestros

pastores? ________________________________________

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¿A quién le toca su supervisión?_______________________

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24. ¿Por qué tantas iglesias no han querido pagar a sus pastores?  (Su opinión)

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NOTAS:                                                                                    












                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  




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