sábado, 6 de octubre de 2012

Cristo no falla




"Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: ¡Lázaro, sal fuera!" Juan 11:43 (NVI)
Esta historia de la resurrección de Lázaro me encanta y cada vez que la leo encuentro un nuevo detalle que me impacta y me hace pensar. El amigo de Jesucristo estaba enfermo, y como estaban cerca, le mandan a decir al Maestro de la situación. Cristo se queda un par de días más esperando y su amigo muere. Deja a sus dos hermanas solas, sin futuro. Al dolor por la pérdida del hermano se les agregaba la terrible incertidumbre del futuro. No había subsidios para mujeres solas. En medio de tanto dolor y angustia Jesucristo aparece, y actúa. Y como siempre, Dios es ampliamente superior a cualquier dificultad. Se presenta frente a la tumba de su amigo, y se conmueve. Era necesario el sufrimiento de la familia para manifestar la gloria de Dios con el milagro. Pero Jesucristo sufría por comprender el dolor de las hermanas.
Lázaro iba a resucitar, todo volvería a la normalidad, pero el dolor y la angustia de esos días de enfermedad, de la muerte, del silencio, del entierro, y de la soledad no se les borraría a Marta y a María. El tiempo curaría todas las heridas, pero iba a quedar la cicatriz de la lastimadura.
Sabiendo todo eso y conociendo en detalle el dolor de estas hermanas, Cristo llora frente a la tumba cerrada y pide que corran la piedra de la entrada. Y entonces exclama con autoridad y poder: Lázaro, sal fuera.
Un autor cristiano comenta que si no hubiera llamado a Lázaro por su nombre seguramente todos los muertos del cementerio se hubieran levantado de sus tumbas. Pero Cristo fue preciso. Comprendió el problema y le dio una solución a medida. Jesucristo siempre actúa de esa manera. No aplica un plan genérico para problemas particulares. No hace copy and paste para hacer las cosas más rápidas. Hace un desarrollo particular para cada uno.
Nunca está demasiado ocupado para atender a tus necesidades. Y tiene siempre la respuesta que necesitas para tu necesidad puntual. Tal vez no actúa en el tiempo que tu quisieras, ni en la forma que quisieras, ni con las alternativas que desearías. Pregúntale a Marta o a María que sintieron y seguramente, cuando volvieron de enterrar a su hermano, pensaban lo mismo. Pero Jesucristo no falla, nunca.

REFLEXIÓN – Cristo tiene un plan a tu medida.

Un gran abrazo y bendiciones

Escrito por:   Daniel Pérez Cliffe de BBN.

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