miércoles, 15 de enero de 2014

ESCUELA DOMINICAL

                                                LOS PROFETAS MENORES
                                                   JOEL  (III)
Capítulo 3. Cronológicamente, los tres primeros versículos apuntan al período posexílico, es decir al tiempo posterior al exilio de los judíos que se inició en el año 587/6 a. de J.C. La frase “He aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo” es una frase indefinida. Simplemente apunta hacia el momento o día en que el Señor decidirá actuar a favor de su pueblo. Así como Dios ya había juzgado a su pueblo, con el correr del tiempo juzgaría a las naciones paganas y restauraría a su pueblo Israel. El reunir “a todas las naciones” conlleva un sentido de juicio (Ver Sofonías 3:8). Josafat significa “Jehová juzga”, por lo cual, el valle de Josafat significa el lugar determinado por Dios donde Él juzgará a las naciones. El contexto permite saber cuáles han sido las razones del juicio contra ellas: “Esparcieron entre las naciones” al pueblo judío  y luego “repartieron mi tierra”. Esta fue una realidad amarga que el pueblo hebreo tuvo que vivir en dos ocasiones: Cuando Asiria invadió y conquistó a Israel, el Reino del Norte, en el 722/1 a. de J.C. (Ver 2 Reyes 17:1-41), y cuando Babilonia invadió a Judá, el Reino del Sur, en el 587/6 a. J.C. y destruyó totalmente la ciudad y el Templo (Ver 2 Reyes25:1-21; Jeremías 52:28-30). Después de ser conquistados, en ambos casos, el pueblo judío fue deportado. Su territorio fue ocupado por y dividido por otros pueblos. Otra de las razones del juicio divino era que niños “Dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber”.
Los versículos 4-8 son una profecía contra dos pueblos en particular: Los fenicios (Tiro y Sidón, que estaban al norte de Israel) y los filisteos (Que lo componían las cinco ciudades principales: Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón; Ver Josué 13:3; 1 Samuel 6:17). ¿La razón? “Habéis llevado mi plata y mi oro” (Vers. 5), y “Vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos para alejarlos de su tierra” (Vers. 6). Ellos recibirían la paga de la misma manera en que lo hicieron a los judíos (Vers. 8).
Los versículos 9-15 proyectan la imagen de lo que pudiera llamarse “la última batalla” entre Jehová Dios y las naciones enemigas de Israel.
Hay un llamado a todas las naciones enemigas del pueblo de Israel a congregarse para la batalla final en el Valle de Josafat. “La mies está ya madura” nos habla de que las naciones ya están listas para ser juzgadas; “El lagar ya está lleno, rebosan las cubas” es decir, “mucha es la maldad de ellos”. Es el “Valle de la decisión”, el lugar dictaminado por Dios para dar su veredicto contra las naciones paganas. Se acerca el Día de Jehová cuando conmoverá los cielos y la tierra, pero “Jehová será la esperanza para su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”. El Señor promete su presencia en medio de su pueblo; por ello, la ciudad debe ser santificada.

Los últimos versículos del libro de Joel subrayan algunas de las abundantes bendiciones que Dios tiene reservadas para su pueblo. El profeta enfatiza acerca de la fertilidad de la tierra: “Los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche”. Así era la tierra que Dios había prometido a su pueblo desde el principio. “Y saldrá una fuente de la casa de Jehová”, es decir, Dios, desde su morada, proveerá todo el sostén necesario para la vida de su pueblo” ¡¡Jehová morará en Sion!!

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