LOS
PROFETAS MENORES
JOEL (III)
Capítulo 3. Cronológicamente, los tres
primeros versículos apuntan al período posexílico, es decir al tiempo posterior
al exilio de los judíos que se inició en el año 587/6 a. de J.C. La frase “He aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo”
es una frase indefinida. Simplemente apunta hacia el momento o día en que el Señor decidirá
actuar a favor de su pueblo. Así como Dios ya había juzgado a su pueblo, con el
correr del tiempo juzgaría a las naciones paganas y restauraría a su pueblo Israel.
El reunir “a
todas las naciones” conlleva un sentido de juicio (Ver Sofonías 3:8).
Josafat
significa “Jehová juzga”, por lo
cual, el valle de Josafat significa
el lugar determinado por Dios donde Él juzgará a las naciones. El contexto permite saber cuáles han
sido las razones del juicio contra ellas: “Esparcieron entre las naciones” al pueblo
judío y luego “repartieron mi tierra”. Esta fue
una realidad amarga que el pueblo hebreo tuvo que vivir en dos ocasiones:
Cuando Asiria invadió y conquistó a Israel,
el Reino del Norte, en el 722/1 a. de J.C. (Ver 2 Reyes 17:1-41),
y cuando Babilonia invadió a Judá,
el Reino del Sur, en el 587/6 a. J.C. y destruyó totalmente la
ciudad y el Templo (Ver 2 Reyes25:1-21; Jeremías 52:28-30). Después de
ser conquistados, en ambos casos, el pueblo judío fue deportado. Su territorio
fue ocupado por y dividido por otros pueblos. Otra de las razones del juicio
divino era que niños “Dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas
por vino para beber”.
Los versículos 4-8 son una profecía contra dos
pueblos en particular: Los fenicios (Tiro y Sidón, que estaban al norte de Israel) y los
filisteos (Que lo componían las cinco ciudades principales: Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón; Ver Josué 13:3; 1
Samuel 6:17). ¿La razón? “Habéis llevado mi plata y mi oro” (Vers. 5),
y “Vendisteis
los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos para
alejarlos de su tierra” (Vers. 6). Ellos recibirían la paga de la misma
manera en que lo hicieron a los judíos (Vers. 8).
Los versículos 9-15 proyectan la imagen de lo que
pudiera llamarse “la última batalla”
entre Jehová
Dios y las naciones enemigas de Israel.
Hay un llamado a todas las naciones enemigas del pueblo de Israel
a congregarse para la batalla final en el Valle
de Josafat. “La mies está ya madura” nos habla de que las naciones ya
están listas para ser juzgadas; “El lagar ya está lleno, rebosan las cubas” es
decir, “mucha
es la maldad de ellos”. Es el “Valle
de la decisión”, el lugar dictaminado por Dios para dar su veredicto contra las naciones paganas. Se acerca
el Día de
Jehová cuando conmoverá los cielos y la tierra, pero “Jehová será la
esperanza para su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”. El Señor promete
su presencia en medio de su pueblo; por ello, la ciudad debe ser santificada.
Los últimos versículos del libro de Joel subrayan algunas de las
abundantes bendiciones que Dios tiene reservadas para su pueblo. El
profeta enfatiza acerca de la fertilidad de la tierra: “Los montes destilarán mosto, y los collados
fluirán leche”. Así era la tierra que Dios había prometido a su pueblo
desde el principio. “Y saldrá una fuente de la casa de Jehová”, es
decir, Dios,
desde su morada, proveerá todo el sostén necesario para la vida de su pueblo”
¡¡Jehová
morará en Sion!!
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