miércoles, 15 de enero de 2014

ESCUELA DOMINICAL

                                                  LOS PROFETAS MENORES
                                                    OSEAS  (Final)
Al concluir el capítulo once, Oseas acusó a Efraín de rodear al Señor de falsedad y engaño. Ahora en el capítulo 12 demostrará que Israel ha sido tan desleal y quebrantador de pactos con los hombres como lo fue con el Señor. Israel se alimenta de viento (nada) mientras envía su aceite (su tesoro) a Egipto (V. 1) en pago por cualquier tipo de ayuda que pudiera prestarle esa nación a un ya decadente reino israelita. El señor les recuerda a los judíos las experiencias de Jacob y los contrastes que hay en su vida con la nación israelita. Jacob siempre buscó el favor del Señor, incluso en sus momentos de flaqueza y dudas; pero los israelitas no apreciaban los caminos de Jehová. Aún en el vientre de su madre, Jacob trató de obtener la bendición de ser el primogénito (Génesis 25:22-26) y ya adulto estuvo dispuesto de luchar toda la noche con el Ángel de Jehová (Vv. 3-4) para obtener la bendición del Señor. Su fortaleza residía en su debilidad consciente que consistía en su muslo descoyuntado (2 Corintios 12:9-10). Cuando Jacob ya no pudo seguir luchando, recurrió al llanto y las súplicas, prevaleciendo de ese modo con respecto a Dios y recibiendo el honor de ser llamado “Israel”, o sea, príncipe de Dios. De este modo, Oseas muestra que Jacob, tras haberse esforzado por obtener la bendición de Jehová desde el vientre de su madre, logró finalmente que Dios se la concediera en su madurez. ¡Qué diferente eran sus descendientes de la época del profeta! Mientras Jacob prevaleció con respecto a Dios, los israelitas se vieron dominados por los ídolos. Los cananeos o fenicios fueron los grandes mercaderes de la época (Isaías 23:11 y Ezequiel 17:4) y se hicieron famosos por sus procedimientos codiciosos y fraudulentos. Ahora se compara a Efraín con ellos. Utilizando pesas falsa y amando la opresión violaban continuamente los mandamientos de la ley de Dios. Con el ejemplo de Jacob (V.12) y el de Abraham (V. 13) el Señor manifiesta su fidelidad para con aquellos que le buscan y le sirven.
En el capítulo 13 menciona los tiempos pasados cuando Efraín era honrado en la nación. Cuando hablaba, todos temblaban. No obstante, cuando se entregó a la adoración a Baal durante el reinado de Acab, murió (1 de Reyes 16:31). Su poderío fue destruido y quebrantado. Murió espiritualmente, con la consiguiente decadencia espiritual; y empezó a fabricar imágenes que no tenían ningún valor y que no eran más que obras e hombres. Al adorar a los ídolos, Efraín está próximo a desaparecer.  El versículo 4, el Señor enfatiza solemnemente su condición de Dios de Israel, el único Dios; y en el versículo 9 señala la condición de Israel: “Te perdiste” y movido por su misericordia le da la solución: “Mas en mí está tu ayuda”. Aún cuando Israel persistía en su desenfreno e idolatría, el Señor multiplica sus misericordias para con él “De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte” (V. 14).

En muchos sentidos, el capítulo 14 de Oseas es el más bello de toda la profecía y provee de una conclusión apropiada. Se repite la exhortación de todos los profetas al pueblo del Señor: “Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios”. Su caída se debó a su propio pecado, pero el Señor abre una puerta de esperanza para su restauración; las bendiciones son incalculables. Se les suplica que retornen al Señor, que le presenten un arrepentimiento sincero, no sacrificios ni ofrendas. Lo que Dios desea es un corazón contrito y humillado. Al regresar de ese modo, el Señor les concederá su perdón y su gracia para dejar de lado sus obras malas, la idolatría, y la confianza en el poder de los hombres. El Señor desea “Fruto de labios que confiesan su nombre” porque  “En ti el huérfano alcanzará misericordia” (V.3); entonces el Señor sanará la rebelión de su pueblo “Los amará de pura gracia” e Israel aprenderá a caminar en rectitud delante de la presencia del Señorporque los caminos de Jehová son rectos, los justos andarán por ella” (V.9)

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