miércoles, 15 de enero de 2014

CÓMO MATAR A TU IGLESIA

                              COMO MATAR A TU IGLESIA

Salmo 11:4; 27:4; 65:4; 84:10; 93:5; 122:1; Eclesiastés .5:1,
Habacuc 2:20Mateo 21:13; Marcos 11:17; Juan
3:1; Hechos 2:46, 47; 1 Corintios 5:1-7; 6:1-11; 11:16;
14:33; Hebreos 10:25; Judas. 1:19; Apocalipsis 2:20-23.

En primer lugar; ¡No vengas!
Si vienes, ¡ven tarde!
Al venir, ¡ven de mal humor!
Al salir de la iglesia, pregúntate: ¿Valía la pena haber venido?
¡No aceptes nunca un cargo en la iglesia! Vale más seguir criticando a los demás.
¡Visita a las otras iglesias a cada rato para enseñarle al pastor que él no es quien te manda! Hay que guardar la independencia.
¡Haz que el pastor gane su dinero! ¡Deja que él haga todo el trabajo!
Al acudir al templo, siéntate muy atrás, cerca de la puerta, ¡No cantes! O si cantas, ¡Canta bien desafinado!
¡No des tus ofrendas por adelantado! ¡Espera por lo menos hasta haber recibido lo que tu dinero vale!
¡No animes al pastor! Si te gusta el sermón, ¡cállate! Pues muchos pastores se perjudican por causa de la adulación, ¡No permitas que la sangre de él esté sobre tus manos!
¡Cuenta las faltas de tu pastor a todos los que te visiten! ¿Quién sabe si de otra manera ellos lo descubrirán?
¡No traigas nunca a nadie a la iglesia! No hagas nada para ganar a otros miembros nuevos; por lo menos mientras la congregación tenga tal pastor.
Si hay algunos miembros animados que sirven a su iglesia y que trabajan por ella, ¡no dejes de protestar contra esa asociación exclusivista!
Si tu iglesia, por mala fortuna, es una iglesia feliz y armoniosa, condénala por su tibieza, indiferencia y falta de celo.
Cooperando como se sugiere arriba, tú matarás por seguro a tu iglesia. —


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