COMO MATAR A TU IGLESIA
Salmo 11:4; 27:4; 65:4; 84:10; 93:5; 122:1; Eclesiastés .5:1,
Habacuc 2:20Mateo 21:13; Marcos 11:17; Juan
3:1; Hechos 2:46, 47; 1 Corintios 5:1-7; 6:1-11; 11:16;
14:33; Hebreos 10:25; Judas. 1:19; Apocalipsis 2:20-23.
En primer lugar;
¡No vengas!
Si vienes, ¡ven
tarde!
Al venir, ¡ven de
mal humor!
Al salir de la
iglesia, pregúntate: ¿Valía la pena haber venido?
¡No aceptes nunca
un cargo en la iglesia! Vale más seguir criticando a los demás.
¡Visita a las otras
iglesias a cada rato para enseñarle al pastor que él no es quien te manda! Hay
que guardar la independencia.
¡Haz que el pastor
gane su dinero! ¡Deja que él haga todo el trabajo!
Al acudir al
templo, siéntate muy atrás, cerca de la puerta, ¡No cantes! O si cantas, ¡Canta
bien desafinado!
¡No des tus ofrendas
por adelantado! ¡Espera por lo menos hasta haber recibido lo que tu dinero
vale!
¡No animes al
pastor! Si te gusta el sermón, ¡cállate! Pues muchos pastores se perjudican por
causa de la adulación, ¡No permitas que la sangre de él esté sobre tus manos!
¡Cuenta las faltas
de tu pastor a todos los que te visiten! ¿Quién sabe si de otra manera ellos lo
descubrirán?
¡No traigas nunca a
nadie a la iglesia! No hagas nada para ganar a otros miembros nuevos; por lo
menos mientras la congregación tenga tal pastor.
Si hay algunos
miembros animados que sirven a su iglesia y que trabajan por ella, ¡no dejes de
protestar contra esa asociación exclusivista!
Si tu iglesia, por
mala fortuna, es una iglesia feliz y armoniosa, condénala por su tibieza,
indiferencia y falta de celo.
Cooperando como se
sugiere arriba, tú matarás por seguro a tu iglesia. —
No hay comentarios:
Publicar un comentario