domingo, 2 de septiembre de 2012

ESCUELA DOMINICAL


                                                  PROVERBIOS. Capítulo 11.

El versículo 1 subraya la corrupción que había en el comercio, es por ello que el Señor estableció patrones en cuanto a las pesas y las medidas, véase Levítico 19:35-36 y Deuteronomio 25:13-16. Existían varias formas de obtener ganancias por medio de artimañas, ejemplo: Balanzas con graduación falsa, pesas diferenciadas para la compra y para la venta con lo cual se obtenían una ganancia en forma deshonesta y que Dios desaprobaba en su totalidad.  No importa cuán a la ligera se tomaba  el peso recortado o la balanza falsa, y lo común que sea este delito, es abominación a Dios. V. 2. Al considerar lo seguro que es la humildad, vemos que en el humilde hay sabiduría. V. 3. Los principios de un hombre honesto son permanentes, por lo tanto su camino es claro. V. 4. Las riquezas no serán sustituto para el hombre en el día de su muerte. Vv. 5-6. Los caminos de la iniquidad son peligrosos. El pecado es un castigo en sí mismo. V. 7. Cuando muere el piadoso, se desaparecen todos sus temores; pero cuando muere el impío, se desvanecen todas sus esperanzas. V. 8. El justo suele ser guardado en forma maravillosa de caer en situaciones peligrosas, y el impío cae en su lugar. Todo lo expuesto hasta ahora se aplica a todo hijo de Dios y en forma especial a un ministro de la palabra del Señor. Veamos: Debe ser honrado (vv. 1-2); ser honrado es agradar a Dios (v. 1); agradar a Dios es ser humilde (v. 2); ser humilde es ser sabio (v. 2); debe ser íntegro (vv. 3-8); ser íntegro es guiarse por el bien (vv. 3a, 5a); guiarse por el bien es librarse de la ira de Dios, (vv. 4a, 6a); librarse de la ira de Dios es vivir con esperanza,( v. 7). V. 9.  Los hipócritas por medio de astutas objeciones contra la verdad de la Palabra de Dios engañan a los hombres para que yerren y pequen. Vv. 10-11. Las naciones prosperan cuando desechan a los malos. V. 12. El entendido no juzga a los demás por su éxito. V. 13. El hombre fiel no revela lo que se le ha confiado, a menos que lo requiera la honra de Dios o el bien común. V. 14. Encontraremos siempre que es una ventaja para nosotros pedir consejo. En el transcurso de las historia hubieron hombres que fueron de gran provecho a su pueblo o a su ciudad, veamos cómo podemos serlo nosotros. Hay que mostrar una conducta intachable, (v. 10); ser consecuente con el justo, (v. 10a); hay que producir lo bueno, ejercer una influencia positiva, (v. 11); para influir en el medio en que vivimos, (ver Daniel 6:25-28); para rechazar lo negativo o lo malo del ambiente en que vivimos, (ver Daniel 1:8; 3:18; 6:10). Para producir prosperidad: en ti (1 Reyes 4:29-34; Daniel 3:30; 6:28); en los que te rodean (2 Crónicas 34:35); Hay que ser un buen consejero, v. 14; y hay que ser sabio (Daniel 2:14-18). Para todo esto hay que buscar y recibir ayuda de los sabios e infundir seguridad. V. 15. El bienestar de nuestra familia, nuestra paz, y nuestra capacidad de pagar nuestras deudas, no deben someterse a riesgos. V. 16. La mujer piadosa y discreta cuidará la estima y el respeto. V. 17. El hombre cruel, obstinado y malo, es dolor para sí mismo. V. 18. El que hace bien su oficio, recibirá su recompensa con toda seguridad. V. 19. La verdadera santidad es verdadera felicidad  y mientras más violento es el hombre en sus empresas pecaminosas, más se precipita a su destrucción. V. 20. Nada es más aborrecible a Dios que la hipocresía a la que se refiere aquí;  Dios se complace  con quienes buscan agradarle de acuerdo a sus normas de Justicia. V. 21. La paga por el pecado llega tarde o temprano. V. 22. Abusan de la belleza los que no tienen discresión  ni modestia. V. 23. Este versículo muestra lo que hay en el corazón del justo y del impío. V. 24. El Señor recompensa a los generosos y despoja a los avaros. V. 25. En las cosas temporales Dios suele tratar a sus hijos como ellos tratan a sus hermanos. V. 26. No debemos acaparar almacenar las dádivas de Dios para nuestro propio provecho. V. 27. La ley de la siembra y la cosecha. V. 28. Los justos están injertados en el Señor y aunque parezcan derrotados al final reverdecerán como árboles y fructificarán. V. 29. El que acarrea problemas a su casa por negligencia o por maldad, no podrá disfrutar lo que gana, como el hombre no puede retener el viento o satisfacerse de él. V. 30. El hombre justo es como un árbol que proporciona vida con su ejemplo y atrae las almas para su Señor. V. 31. Dios es un justo pagador, sea que hagamos el bien o el mal, por lo que no debemos desmayar cuando hacemos lo correcto, aún cuando en apariencia no veamos el fruto de nuestra labor.

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