domingo, 25 de agosto de 2013

ESCUELA DOMINICAL



                                                             LIBRO DE DANIEL   XXV
Daniel 11:16-19. La frase ``el que vendrá contra él´´ es una referencia a Antíoco el Grande, quien no solamente pudo humillar a los egipcios sino que también pudo invadir con éxito Israel. Los judíos evidentemente vieron con buenos ojos el cambio de gobierno. Esta invasión fue acompañada con la consiguiente destrucción y sufrimiento del pueblo de la tierra. Después de establecer su dominio sobre Israel, Antíoco planeó hacer lo mismo con Egipto, pero sin usar la fuerza, sino la diplomacia. Antíoco hizo una especie de convenio con Ptolomeo V Epífanes que incluía el casamiento de Cleopatra, hija de Antíoco, con Ptolomeo. Aunque el convenio fue pactado en el año 197 a.C., la boda no se efectuó hasta el año 193 a.C. Una de las razones era, sin duda, que Ptolomeo sólo contaba con diez años de edad en el 197 a.C. La expresión ``hija de mujeres´´ se refiere a la categoría de Cleopatra y a su belleza y juventud. La estrategia de Antíoco fue un rotundo fracaso, ya que ni aún su hija, Cleopatra, se prestó a colaborar con él. El próximo paso de Antíoco fue invadir las islas del Mar Egeo. Seguidamente, emprendió una campaña en el Asia Menor y aún parte de Grecia. En el año 196 a.C., Antíoco fue asistido por Aníbal el cartaginés, quien después de haber sido derrotado por los romanos había buscado refugio en el oriente.  El ``príncipe que hará cesar su afrenta´´ se refiere a Lucio Cornelio Escipión, llamado también Escipión Africano. En el otoño del año 190 a.C. Antíoco fue derrotado en la batalla de Magnesia. Como resultado de la derrota, cedió una gran cantidad de territorio, entregó los elefantes de guerra y los barcos, con excepción de diez, y pagó un total de 15.000 talentos. Además se comprometió a no atacar a los aliados de Roma. Después de sufrir tan aplastante derrota, Antíoco regresó a su tierra y murió en el año 187 a.C.
Daniel 11:20. El sucesor de Antíoco el Grande fue su hijo, Seleuco IV Filopator, quien reinó desde el año 187 al 178 a.C. Este rey fue notorio por haber enviado cobradores de impuestos a través de sus territorios. Una razón por la que estos impuestos eran necesarios radicaba en la deuda que Antíoco el Grande había contraído con Roma. El reinado de Seleuco IV Filopator duró un total de once años, habiendo muerto de manera misteriosa.
Daniel 11:21. A raíz de la muerte de Seleuco IV, el trono de Siria fue ocupado por su hermano Antíoco IV Epífanes, quien comenzó a reinar a la edad de 40 años. Al ascender al trono en el año 175 a.C. encontró un reino inestable y con las arcas vacías. También comenzó un vigoroso programa de helenización con miras a promover la unificación de sus dominios. La persona y el carácter de Antíoco IV Epífanes eran tan contrarias a las normas divinas que se le llama ``hombre despreciable´´. Este es el personaje que aparece en Daniel 8:9.14 y al que se le identifica también como ``un cuerno pequeño´´ porque su comportamiento fue un anticipo de lo que será el anticristo del futuro.  La ``honra del reino´´, en verdad, no pertenecía a Antíoco sino a Demetrio Soter, hijo de su hermano Seleuco; pero haciendo uso de su habilidad para engañar, Antíoco IV Epífanes se apoderó del trono. Como afirma el texto sagrado, el nuevo rey ``vino sin aviso´´ y tomó el poder ``con halagos´´, literalmente significa ``con intrigas´´. De modo que Antíoco IV Epífanes no tenía escrúpulos en el momento de actuar.
Daniel 11:22-23. Si las guerras anteriores habían sido devastadoras, las de los tiempos de Antíoco IV lo sería aún más. El rey del norte logró reunir un ejército considerable de modo que, como dice el texto, ``las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas´´. La expresión ``el príncipe del pacto´´ se refiere a Onías III, el sumo sacerdote, asesinado en el año 171 a.C. Aunque Antíoco ofreció su amistad al rey del sur <Ptolomeo>, quien era su cuñado, evidentemente el rey era incapaz de cumplir sus promesas. Antíoco tenía como característica muy particular el ser un engañador, al igual que el anticristo.-


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