domingo, 25 de noviembre de 2012

ESCUELA DOMINICAL


                                                              PROVERBIOS Capitulo 23.
¿PARA QUIÉN SERÁ EL DOLOR? V. 1-3. Cuando un hombre rico invita a su mesa al pobre es con algún propósito oculto o malo. El pobre por su simpleza, necesidad, y humildad, suele ser engañado por la sutileza y la hipocresía de su anfitrión. El señor dice: Come, pero no te hagas dañoV. 4-5. Las riquezas son como una mujer seductora que cuando logra atrapar un alma incauta, lo manipula, le vacía y luego lo abandona dejando al desdichado sufriendo por los recuerdos de lo que fue y por la frustración de lo que pudo haber sido. Medite en esto:” El diablo ofrece mucho, da poco, y quita todo”V. 6-8. Comer con el avaro es muy similar que hacerlo con el rico; en él no hay sinceridad y su propósito es destruir el buen carácter de las gentes por medio de la manipulación. Huye de tales personas. V. 9. Tener tanta intimidad con una persona necia no trae ninguna cosa buena; al final, él obrará conforme a lo que es en sí mismo, neciamente. V. 10-11. No trates de apropiarte de lo que no te pertenece, en especial del de los pobres, pues Dios es quien está a favor  de ellos como Poderoso GiganteV. 12. La buena voluntad para poner en práctica la enseñanza recibida, empieza con escuchar atentamente los consejos de los sabios. V. 13-14. Cuánto daño evitaríamos a nuestros hijos, a nosotros mismos, y a la sociedad en que vivimos si tan sólo pusiésemos en práctica el consejo de la Palabra del Señor, que nos dice que, debemos corregir, disciplinar y castigar las manifestaciones de rebeldía de nuestros hijos. Un buen consejo dejado de lado, que ha llevado a la sociedad actual a la situación en que está. V. 15-16. El hijo que ha crecido en obediencia a Dios y a las enseñanzas de sus padres, es motivo de orgullo y gran satisfacción de sus progenitores. V. 17-18. La envidia  es desear ardientemente lo que otra persona posee; tener ese sentimiento en relación a los impíos no es del agrado del Señor; Él quisiera que vivamos en reverencia a Él y a su Palabra, pues, hay recompensa para los justos. V. 19-21. La sabiduría nos ayuda a corregir nuestro mal andar y evitar la compañía de los necios que nos quieren conducir a una vida de glotonería, borrachera y privaciones. V. 22. ¡Qué difícil es escuchar los consejos de nuestros padres! Es por ello que el proverbista insiste una y otra vez en esta amonestación: oyeescucha, presta atención, una y otra vez se nos insta a poner en práctica estos consejos; obedecer a nuestros progenitores y a no descuidarlos en su vejez. V. 23. Cuando vayamos en el mercado de la vida, debemos asegurarnos de comprar estos cuatro elementos: La verdad, la sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia; no la descuidemos, no lo alquilemos y mucho menos venderlo. Esa es nuestra mayor herencia en esta vida. V. 24-25. El hijo sabio causa mucho gozo en el corazón de sus padres. V. 26-28.  Solamente en las manos del Señor nuestro corazón estará seguro y podremos ver el camino por donde andamos para no caer en las garras de personas sin escrúpulos ni moral. V. 29-35. En este triste pasaje vemos la realidad de quienes cayeron en el vicio del alcoholismo. Veamos algunas consecuencias de este vicio: Dolor-Pleitos- Heridas- Golpes. Se nos aconseja a evitar el consumo del alcohol pues pervierte los valores morales y vuelve al hombre un autómata, un robot, una marioneta en manos de este horrible vicio y pecado. Mirar-Codiciar-Tener (31-32), son los elementos que estuvieron presentes en la caída de Eva y luego de Adán y que trajeron consecuencias desastrosas a la humanidad. En forma similar, el alcohol destruye todo lo bueno que uno tiene; pervierte lo sano de nuestra vida (familia, amistades, trabajo, estudios, reputación, etc.), y nos vuelve insensible a todo. Lo único en lo que piensa el alcohólico es en saciar su “sed”; para él el alcohol se convirtió en su dios, el veneno se convirtió en su medicina, pues no puede vivir un solo instante sin ello. Triste panorama que le espera a cualquiera que “se detiene mucho en el vino; para los que van buscando la mezcla” (v.30), sin saber que ese es el camino que conduce a la muerte.-

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