domingo, 18 de noviembre de 2012

ESCUELA DOMINICAL


                                     PROVERBIOS Capítulo 22.   
INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO. V.1. El buen concepto que los demás pueden llegar a tener de uno, o la buena fama que uno tiene,  no se compran con el dinero; eso se gana con integridad. V. 2. Las riquezas son circunstancias de la vida; lo que debemos llevar en cuenta es que todos tenemos un Creador. V. 3. Todos estamos expuestos al peligro, pero la sabiduría hace que uno las evite. V. 4. Las satisfacciones que recibe el hijo de Dios son de tal magnitud que, uno se siente enriquecido, honrado y lleno de vida. Tales son las bendiciones de quienes reverencian con su vida al Señor. V. 5. En la vida, las tentaciones abundan y muchas conducen por caminos de destrucción; si apreciamos el valor de nuestra alma, haremos bien en apartarnos de dichas tentaciones y dichos caminos. V. 6. Establecer una buena y sólida enseñanza en la niñez nos permitirá cosechar hombres justos, buenos e íntegros. No debemos olvidar que estamos sembrando en nuestros hijos los valores que conducirán su vida. V. 7. El mundo se maneja con conceptos materialistas; en general, los que poseen riquezas se adueñan de los bienes y la voluntad de los pobres; eso es lamentable. V. 8. Se siembra una semilla de iniquidad y se cosecha un árbol de blasfemia cuya rama más débil se llama insolencia. Dios se encargará de quebrar y reducir toda esa mala siembra. V. 9. En el rostro de Dios se dibuja una sonrisa cuando alguien tiene misericordia de su prójimo y lo ayuda. V. 10. “Muerto el perro, acabó la rabia”. Se aplica aquí este refrán. V. 11. El hombre limpio de corazón derrama gracia y sabrosura por sus labios; eso es del agrado de todos  y le abre las puertas para escalar en la vida. V. 12. Dios acompaña la labor de los científicos, a  aquellos que le honran con sus descubrimientos; pero está en contra de los que a propósito niegan su existencia. V. 13. El haragán encuentra todo tipo de excusas para no trabajar. V. 14. Los labios de la mujer extraña (licenciosa, inmoral, libertina) son como un pantano muy profundo en donde van a caer y quedar los que abandonaron los caminos rectos del Señor. V. 15. Nuestra sociedad está plagada de jóvenes violentos y viciosos por causa de no haberlos enseñado y disciplinado de niños; en algunos casos todavía podemos enderezarlos con “la vara de la corrección”. V. 16. El ser humano no ha aprendido que, al robar al pobre lo hace al Señor y Él no dejará eso impune. Vv. 17-21. Un bello pasaje dónde se nos amonesta a: A) Prestar toda nuestra atención a la enseñanza correcta (v.17); B) Deleitarnos en esa enseñanza (v.18a); C) Incorporarlo  a nuestra personalidad (v.17b); D) Confiar en el Señor (v. 19); E) Compartir siempre la verdad que conocemos (v.21); F) Adquirir confianza y seguridad en dichas enseñanzas (v.21a); Comunicar a otros esa verdad (v.21b). Vv. 22-23. No te aproveches de la ignorancia o la debilidad del semejante para sacarle lo poco que tiene, porque el Soberano Dios es el Juez, Abogado y Defensor de los pobres, y castigará severamente a los opresores de los débiles y desamparados. V. 24-25.  No te relaciones ni tengas intimidad con las personas que fácilmente dejan desbordar sus pasiones, iras y resentimientos; no sea que, habituado a esa forma de vida, adquieras los mismos hábitos y vengas a ser como uno de ellos. Vv. 26-27. Por enésima vez, el proverbista nos amonesta a no apresurarnos para tomar un compromiso o salir de garante a alguien; esos impulsos del carácter nos llevan luego a situaciones lamentables, y llegamos incluso, a perderlo todo. V. 28. No debemos dejar los consejos que nos dieron nuestros padres; ellos evitarán que traspasemos los límites que existen entre la rectitud, la cordura, el buen juicio,  y el desatino, descontrol y la necedad. V. 29. El ser una persona solícita, voluntariosa y diligente, hará que uno sea considerado como estimable a los ojos de nuestros superiores; eso permitirá que vayamos mejorando cada vez más nuestra posición en la vida, en el trabajo y en la sociedad donde vivimos. Esa es la forma de honrar a Dios por medio de nuestras buenas obras.-  

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