PROVERBIOS
Capítulo 6.
Nuevamente
vamos a dividir este capítulo para un mejor desarrollo. Versículos 1-5. Advertencia contra el
apresuramiento para salir de garante. 6-10.
Un reproche a la pereza. 12-19.
Siete cosas que aborrece el Señor. 20-35.
Exhortaciones para andar conforme al mandamiento de Dios.
Vv.
1-5. Si vivimos conforme a la Palabra de
Dios, encontraremos que es provechosa en cualquier momento y situación. Somos
mayordomos de todo lo que el Señor ha puesto bajo nuestras manos, incluyendo lo
material, y tenemos que responder a Dios por la manera en que disponemos de
ella. Es malo desperdiciarla actuando precipitadamente o en planes que nos
enreden en dificultades y
tentaciones. El hombre nunca debe avalar por más de lo que es capaz y esté
dispuesto a pagar; debe considerar cada suma de dinero por la cual esté
comprometido como si fuera deuda propia y jamás debe tomar compromisos que
dañen la economía de su familia. El salir de garante a otra persona pone a uno
con la soga al cuello y si es esa nuestra situación actual, debemos hacer todo
lo que esté a nuestro alcance para salir de esa situación.
Vv.
6-11. La diligencia en los negocios es ya
un resultado de la sabiduría y es el deber de todo hombre; no tanto para
obtener riquezas, sino para no ser una carga para los demás. En la naturaleza
encontramos muchos ejemplos que nos ilustran acerca de la manera de
comportarnos. Por ejemplo, las hormigas son muy diligentes y dan cátedras a los
que son perezosos. Podemos aprender sabiduría de los animales más viles y ser
avergonzados por ellos. Los hábitos de la indolencia y la pereza crecen en las
gentes; así la vida se precipita al desperdicio y la pobreza. Esta (la
pobreza), se acerca paulatinamente; primero está lejos y cuando llega, es como
un hombre armado, demasiado fuerte para ser resistido.
Vv.
12-19. Si los perezosos han de ser
condenados por no hacer nada, mucho más los que hacen todo el mal que pueden.
Obsérvese como se describe a ese tipo de persona. Dice y hace todo con astucia
y con mala intención. Es perverso, mentiroso, fraguando planes malignos,
vicioso, que caerá abatido en cualquier momento como resultado de su pecado.
Aquí hay una lista de cosas que Dios abomina. Son pecados esencialmente
provocadores para Dios y que son dañinos para el bienestar de la vida humana. No
sólo debemos odiarla en los demás, sino mucho más en nosotros y evitarlas con
marcada desaprobación dichas prácticas. Son marcas que señalan a los
depravados. Peca con sus ojos (vv.13,17), con sus manos (vv.13,17), con el corazón (vv.14,18), con los pies (vv.13,18), es chismoso y enredador (vv.14-19).
Vv.
20-35. La Palabra de Dios tiene mucho que decirnos sobre cada
aspecto de nuestra vida, de nuestros hábitos y de nuestra conducta; su fiel
reprensión nunca debe incomodarnos. Cuando consideramos el adulterio, cuán
odioso es, y cuán ciertamente destruye la vida espiritual en el alma humana, no
debe asombrarnos que las advertencias en su contra sean repetidas tan a menudo.
Daña en lo más profundo la relación matrimonial y genera un sinfín de
resentimientos que no será fácil superar. El adúltero se destruye a sí mismo y
no le resta más que esperar el castigo divino y el reproche de sus íntimos;
además de generar una enemistad insuperable con el marido engañado y a
diferencia del ladrón, no podrá restituir de ninguna manera lo robado; o sea la
virtud de la mujer ajena y la honra propia. Vigilemos muy de cerca cada sentido
por el cual puede entrar este tipo de veneno que afecta nuestras mentes y
nuestros afectos. -
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