domingo, 30 de junio de 2013

ESCUELA DOMINICAL


LIBRO DE DANIEL    XVII
El capítulo 8 del libro de Daniel revela la lucha entre el imperio medo-persa y el imperio greco-macedónico de Alejandro Magno. La carrera meteórica de Alejandro Magno y su súbita muerte diez años después se presenta a través de la figura del ``macho cabrío´´ que poseía un cuerno prominente. También se narra lo ocurrido después de la muerte de Alejandro, es decir la división en cuatro partes de su imperio. La profecía da una atención muy particular a los reinos del norte <<Seleúcidas>> y del sur <<Ptolomeos>> porque ambos se relacionan con la nación de Israel. Una atención mayor y particular se da a Antíoco IV Epífanes. Este rey tomó la ciudad de Jerusalén y profanó el templo de los judíos. Ofreció sacrificios inmundos sobre el altar y colocó una estatua del dios pagano Zeus en el lugar santísimo. Antíoco fue un ser despreciable. Sus hechos fueron un adelanto de lo que hará el anticristo en el futuro.
En el capítulo 9 encontramos tres secciones: 1. A profecía de Jeremías de los setenta años de cautiverio <<Jeremías 25:11-12; 29:10>> 2. La oración de Daniel, y 3. La esperanza del fin de la persecución. Este capítulo ha sido reconocido generalmente como fundamental para la interpretación de gran parte del material profético de la Escrituras.
Daniel había sido uno de los primeros judíos llevados cautivos a Babilonia. Sabiendo que habían pasado muchos años desde que fue llevado a la corte del rey Nabucodonosor, el profeta comienza a investigar en las Escrituras para saber con precisión la fecha del fin de la cautividad <<Daniel 9:1-2>>. Como en ocasiones anteriores, Daniel pone cuidado en la ubicación histórica del suceso a tratar. El Darío mencionado aquí es el mismo mencionado en el capítulo 6. De modo que la fecha a la que Daniel se refiere es el año 538 a.C. El Asuero aquí referido no es el mismo que aparece en Ester 1:1. El rey mencionado en Ester 1:1 es conocido históricamente como Jerjes y reinó entre los años 485 a.C. y 465 a.C. Darío estaba supeditado a la autoridad de Ciro el Grande, es por eso por lo que Daniel dice que ``vino a ser rey´´, o sea, que fue hecho rey. Evidentemente, Ciro el Grande le había dado esa autoridad sobre el reino de los caldeos.
El profeta nos dice: ``Miré atentamente en los Libros´´. Debe notarse el uso del artículo determinado ``los´´. Daniel está hablando de ciertos libros específicos  entre los que se encontraba el libro del profeta Jeremías. De modo que podemos decir que estaba examinando el Canon Sagrado, o sea, el conjunto de libros inspirados de aquella época.
Daniel 9:3. Daniel sabía que solamente Dios podía resolver la cuestión que le preocupaba, de modo que se entregó a la oración, se dio de manera firme a la oración para que el Señor le revele el tiempo exacto del fin de la cautividad. Daniel, evidentemente, vino delante del Señor en una actitud de verdadero reconocimiento de su Majestad.
Daniel 9:4-10. Daniel confiesa el pecado del pueblo del Señor, reconoce la justicia de Dios y suplica por la restauración del santuario desolado <<v.17>>. En el versículo 4 se usan cuatro nombres para designar al Señor. Cada nombre tiene un énfasis diferente aunque Dios es uno solo; 1. Jehová <<``El que es´´, o ``el que causa ser´´>> es el Dios del pacto;  2.  Mi Dios <<Elohim>> significa el poder de Dios en sus múltiples manifestaciones; 3. Señor, que implica que es el dueño de todo y tiene la autoridad sobre ello; 4. Dios <<EL ``Grande, Poderoso´´>> es el nombre más antiguo y conocido. Daniel está apelando e implorando con toda humildad al ser excelso sobre toda la creación, al único e inmortal Dios, al Señor de todo el universo por el perdón y la restauración del pueblo de la heredad del Señor.

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