lunes, 6 de mayo de 2013

ESCUELA DOMINICAL


                                                      LIBRO DE DANIEL  -IX-
Breve reseña histórica: Nabucodonosor murió en el año 562 a.C. El trono de Babilonia fue ocupado por Evil-Merodac, su hijo, quien reinó entre los años 562 y 560 a.C. <Este rey fue quien sacó a Joaquín de la cárcel, según Jeremías 52:31>. Evil-Merodac fue sucedido en el trono por Neriglisar, yerno de Nabucodonosor. Este reinó entre los años 560 y 556 a.C. Después de la muerte de Neriglisar, su hijo Labassi-Marduc reinó por breve tiempo, siendo asesinado pocos meses después de haber ocupado el trono. En el año 556 a.C., Nabónido, otro yerno de Nabucodonosor accede al trono de Babilonia. Nabónido había sido uno de los conspiradores que habían asesinado a Labassi-Marduc. En los años que duró su reinado, Nabónido estuvo prácticamente ausente de Babilonia y en su ausencia, su hijo mayor Belsasar, producto de su matrimonio con Nitocris, hija de Nabucodonosor, era el regente del reino, es decir, quien verdaderamente reinaba. Belsasar reinó hasta la caída de la ciudad y el reino en manos de los Medo-Persas. Este es el tiempo histórico en que se desarrolla el capítulo cinco de Daniel.
El banquete de Belsasar: 5:1-4. La gran celebración ofrecida por Belsasar era algo, evidentemente, practicado por los grandes monarcas orientales. El rey estaba sentado en una plataforma elevada desde donde todos los invitados lo podían ver <Eran mil invitados>. El exceso de licor y su orgullo desmedido hizo que mandase ´´traer los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas`` En un acto de desenfreno que demostraba la iniquidad de su corazón, Belsasar se dispuso a profanar los vasos sagrados de Jehová. La orden del soberano fue ejecutada con prontitud. Los vasos sagrados del templo que se habían usado para el culto y la adoración del Dios Santo eran ahora profanados por manos y labios pecaminosos. La descripción ofrecida por Daniel, nos hace entender que la celebración era un verdadero bacanal, o sea una fiesta desenfrenada. Los verbos ``bebieron´´ y ``alabaron´´ denotan que ambas cosas eran parte de un mismo acto. Poco se imaginaba Belsasar que en aquella noche el Dios del cielo intervendría judicialmente para poner fin al sacrilegio y a la blasfemia del rey y sus príncipes.
La escritura en la pared: 5:5-9. Cuando mayor era el ruido de la celebración apareció una mano que empezó a escribir en la pared pintada con cal. La blasfemia de Belsasar fue confrontada por Dios. Hubo un silencio sepulcral. La risa se transformó en una mueca de terror; las rodillas del rey se golpeaban la una contra la otra en una muestra cabal del espanto que se apoderó de él. Con el corazón lleno de temor por la visión de la mano que escribía en la pared, ordenó que trajesen ante su presencia a los ``magos caldeos y adivinos´´. El rey  hizo una triple promesa a quien pudiese dar la interpretación de lo escrito en la pared:
 . Sería vestido de púrpura, algo que lo distinguiría como miembro de la realeza;
2º. Llevaría un collar de oro en su cuello, como una condecoración por haber prestado un servicio al rey; y
3º. Sería el  tercer señor en el reino, ocupando así el cargo más elevado después de Belsasar y su padre Nabónido.
En su desesperación, el rey haría promesas que le sería imposible cumplir dado los acontecimientos posteriores. Ninguno de estos sabios pudo leer la escritura y menos dar la interpretación al rey. Como resultado del fracaso de los sabios, la turbación del rey aumentó y su rostro cambió de color, a tal punto que aún sus príncipes quedaron consternados.
Es paradójico que las manos que antes se habían alzado para blasfemar, brindando con las copas sagradas, ahora temblaban ante la visión de una sola mano que escribía la sentencia del juicio sobre Babilonia y sobre el rey. De esa manera se cumple una vez más el principio bíblico que dice: ``No os engañéis, Dios no puede ser burlado´´.

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