domingo, 12 de agosto de 2012

Escuela Biblica Dominical: Proverbios


                                                     PROVERBIOS Capítulo 8.

Este capítulo es uno de los pasajes más hermosos del Antiguo Testamento y sin duda el pasaje más bello de Proverbios. La enseñanza, luego de una breve introducción del maestro, es dictada por la sabiduría personificada. Con esto alcanzamos el más alto nivel de enseñanza. En marcado contraste con la actitud de la mujer del capítulo anterior, que con embustes y seducción tiene intimidad al amparo de las sombras de la noche, la sabiduría, abiertamente y con toda dignidad, y en los sitios más concurridos, procura convencer a los hombres a que la reciban y les revela, de hacerlo así, los tesoros que esconde. Vamos a dividir el capítulo. 1-11. Cristo, personificando a la sabiduría, llama a los hijos de los hombres. ¿De dónde clama la sabiduría? Desde lugares altos, importantes para la adoración (v.1), en las encrucijadas de las rutas, donde se divide el camino (v.2); en las puertas de la ciudad, donde se establece la justicia (v.3). ¿A quienes se dirige la sabiduría? A los hombres, quienes representan autoridad en la sociedad (v.4); a los ingenuos y los necios (v.5). ¿Qué mensaje comunica la voz de la sabiduría? Cosas excelentes (v.6); cosas rectas (v.6). ¿Por qué habla la voz de la sabiduría? Para comunicar la verdad (v.7); para prevenir la impiedad (v.7). La sabiduría es una virtud que facilita el gobierno en cualquier sociedad en una forma benéfica para todos.
Yo, la sabiduría (v.12),  es semejante, de alguna manera a las cartas del Nuevo Testamento: Pablo, siervo de Jesús… (Romanos 1:1); Santiago, siervo de Dios (Santiago 1:1); Pedro, apóstol de Jesucristo (1 Pedro 1:1). En todos los casos busca identificarse la fuente del escrito que sigue. La sabiduría tiene su lugar de residencia y tiene sus vecinos con quienes habita: La cordura, la ciencia (v.12), el consejo y el buen juicio (v.14), etc. Es mejor buscar la compañía de los tales que la de los ladrones y asesinos (1:10…; 6:12…; 6:16…); los hombres perversos (2:12…; 6:12…; 6:16…); las mujeres adúlteras – prostitutas (2:16…; 5:3…; 6:24…; 7:6…; 9:13…), con los endeudados (6:1…); y con los perezosos (6:9-11).
En la antigüedad, una forma muy popular de comunicar una verdad en forma dramática era el monólogo. En los versículos 13 al 21, el autor utiliza esta forma para dar lecciones sobre la sabiduría. Parafraseando, dice: Te prevengo, hombre insensato, sobre el temor de Jehová, sobre lo que hace daño, sobre las fuentes del peligro (v.13). Te informo, hombre sensato, sobre las amistades a cultivar (v.14); sobre el poder que posee el creyente (vv.15-16); sobre las riquezas disponibles al que es fiel (vv.17-19). Te ofrezco, hombre creyente, una guía para tu vida, una vida de justicia, una vida abundante (vv.20-21). Con esto se demuestra que la sabiduría es la respuesta para las necesidades físicas y espirituales del hombre.
En los versículos 22-31, el Hijo de Dios declara que Él mismo participó en la creación del mundo. ¡Cuán capaz, cuán apto es el Hijo de Dios para ser el Salvador delo mundo, cuando que fue Él mismo el Creador de éste! El Hijo de Dios fue ordenado para esa gran obra antes de la fundación del mundo. Él se delita en salvar a los hombres y nosotros debemos deleitarnos en su salvación.
En los versículos finales, 32-36, la sabiduría habla como un maestro y se dirige a su auditorio como Hijos, recordándoles que el amarla garantiza la vida (v.35) y el odiarla, la muerte (v. 36). Errar en la sabiduría es dañarse a sí mismo; aborrecerla es un suicidio (v.36).-




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