LIBRO DE DANIEL
XXVII
Daniel 11:31-33. El insólito ataque de Antíoco
Epífanes no doblegó el espíritu de los judíos fieles. Al contrario, la persecución hizo que muchos se
unieran para dar comienzo a lo que se conoce como la guerra de los Macabeos.
El líder del movimiento contra Antíoco fue un anciano sacerdote llamado Matatías
que vivía en una ciudad llamada Modín. El fiel sacerdote no sólo rehusó la
orden de ofrecer sacrificios a un dios pagano, sino que dio muerte al emisario
real y destruyó el altar. Seguidamente Matatías y sus hijos <Juan, Simón, Judas, Eleazar y Jonatán>
organizaron una guerra de guerrillas que comenzó a causar serios estragos entre
las fuerzas de Antíoco.
En el año 166 a.C., sólo unos meses
después de comenzada la guerra, Matatías murió y uno de sus hijos <Judas>
le sucedió como líder del movimiento. Antíoco pensaba que su ejército aplastaría la
rebelión en un corto tiempo, pero se equivocaba. El ejército sirio sufrió
derrota tras derrota. En diciembre del año 164
a.C., el ejército de los Macabeos marchó triunfante por las calles de Jerusalén.
El 25 de diciembre de ese año el
templo fue purificado y dedicado nuevamente al culto de Jehová <Ver Juan 10:22>.
Los esfuerzos de Antíoco por conseguir que muchos de los judíos traicionaran
al pacto <11:32>
fracasaron ante el empuje y la fidelidad de aquellos descritos como ``el pueblo que
conoce a su Dios´´. Es evidente que hubo un esfuerzo concentrado de
parte de los maestros de Israel, llamados ``los sabios del pueblo´´ para
animar al remanente fiel <<11:33>. Como el versículo 33 sugiere, muchos pagaron
con sus vidas, pero permanecieron fieles a la ley de Dios.
Daniel 11:34-35. Los que sufrieron persecución
en tiempos de Antíoco
Epífanes ciertamente recibieron el consuelo y la ayuda de parte de Judas Macabeo.
La frase ``muchos
se juntaran a ellos con lisonjas´´ es una clara referencia a los
apóstatas que solamente buscaban la protección de sus vidas físicas, pero
carecían de convicciones religiosas. Aquellos sufrimientos redundarían en una
depuración del pueblo de Israel. Al estudiar estas profecías tocantes a
la persona de Antíoco
IV Epífanes, a la que la Palabra de Dios dedica un total de quince
versículos, no es difícil ver por qué este hombre es un prototipo del
anticristo. Su odio al pueblo judío, su desafío a la misma Persona de Dios, sus engaños e
iniquidades y su profanación del templo de Jehová. Todo esto es un presagio de lo que
ocurrirá cuando el hijo de perdición aparezca en el escenario de la historia.
Daniel 11:36. El pasaje dice que ``el rey hará su
voluntad´´; o sea, que hará lo que le plazca. Además ``se ensoberbecerá´´,
es decir, promoverá su propia persona elevándose por encima de los demás.
Aunque estas dos características fueron demostradas por hombres como Alejandro
Magno, Antíoco Epífanes, Herodes el Grande, Augusto César, y otros;
en los últimos tiempos alcanzarán un grado máximo en la persona del anticristo.
También el pasaje aludido aquí dice ``se engrandecerá sobre todo dios´´ <Ver 2 Tesalonicenses
2:4>. Estando en lo más alto de su carrera ``contra el Dios de los dioses hablará
maravillas´´. La blasfemia del ``rey soberbio´´ y su guerra
contra Dios
llegará a su fin mediante la soberana intervención del Señor; es decir, su
prosperidad y aparente éxito terminarán con el derramamiento de la ira de Dios <Ver
Daniel capítulo 7; 2 tesalonicenses capítulo 2 y
Apocalipsis capítulo 13>.
Daniel 11:37. Según este versículo, hay tres
cosas que el ``rey
soberbio´´ despreciará: 1. El Dios de sus padres; 2. El amor de las mujeres; y 3. Dios
alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario