lunes, 16 de septiembre de 2013

ESCUELA DOMINICAL



                                                            LIBRO DE DANIEL   XXVII

Daniel 11:31-33. El insólito ataque de Antíoco Epífanes no doblegó el espíritu de los judíos fieles. Al  contrario, la persecución hizo que muchos se unieran para dar comienzo a lo que se conoce como la guerra de los Macabeos. El líder del movimiento contra Antíoco fue un anciano sacerdote llamado Matatías que vivía en una ciudad llamada Modín. El fiel sacerdote no sólo rehusó la orden de ofrecer sacrificios a un dios pagano, sino que dio muerte al emisario real y destruyó el altar. Seguidamente Matatías y sus hijos <Juan, Simón, Judas, Eleazar y Jonatán> organizaron una guerra de guerrillas que comenzó a causar serios estragos entre las fuerzas de Antíoco. En el año 166 a.C., sólo unos meses después de comenzada la guerra, Matatías murió y uno de sus hijos <Judas> le sucedió como líder del movimiento. Antíoco pensaba que su ejército aplastaría la rebelión en un corto tiempo, pero se equivocaba. El ejército sirio sufrió derrota tras derrota. En diciembre del año 164 a.C., el ejército de los Macabeos marchó triunfante por las calles de Jerusalén. El 25 de diciembre de ese año el templo fue purificado y dedicado nuevamente al culto de Jehová <Ver Juan 10:22>. Los esfuerzos de Antíoco por conseguir que muchos de los judíos traicionaran al pacto <11:32> fracasaron ante el empuje y la fidelidad de aquellos descritos como ``el pueblo que conoce a su Dios´´. Es evidente que hubo un esfuerzo concentrado de parte de los maestros de Israel, llamados ``los sabios del pueblo´´ para animar al remanente fiel <<11:33>. Como el versículo 33 sugiere, muchos pagaron con sus vidas, pero permanecieron fieles a la ley de Dios.
Daniel 11:34-35. Los que sufrieron persecución en tiempos de Antíoco Epífanes ciertamente recibieron el consuelo y la ayuda de parte de Judas Macabeo. La frase ``muchos se juntaran a ellos con lisonjas´´ es una clara referencia a los apóstatas que solamente buscaban la protección de sus vidas físicas, pero carecían de convicciones religiosas. Aquellos sufrimientos redundarían en una depuración del pueblo de Israel. Al estudiar estas profecías tocantes a la persona de Antíoco IV Epífanes, a la que la Palabra de Dios dedica un total de quince versículos, no es difícil ver por qué este hombre es un prototipo del anticristo. Su odio al pueblo judío, su desafío a la misma Persona de Dios, sus engaños e iniquidades y su profanación del templo de Jehová. Todo esto es un presagio de lo que ocurrirá cuando el hijo de perdición aparezca en el escenario de la historia.
Daniel 11:36. El pasaje dice que ``el rey hará su voluntad´´; o sea, que hará lo que le plazca. Además ``se ensoberbecerá´´, es decir, promoverá su propia persona elevándose por encima de los demás. Aunque estas dos características fueron demostradas por hombres como Alejandro Magno, Antíoco Epífanes, Herodes el Grande, Augusto César, y otros; en los últimos tiempos alcanzarán un grado máximo en la persona del anticristo. También el pasaje aludido aquí dice ``se engrandecerá sobre todo dios´´ <Ver 2 Tesalonicenses 2:4>. Estando en lo más alto de su carrera ``contra el Dios de los dioses hablará maravillas´´. La blasfemia del ``rey soberbio´´ y su guerra contra Dios llegará a su fin mediante la soberana intervención del Señor; es decir, su prosperidad y aparente éxito terminarán con el derramamiento de la ira de Dios <Ver Daniel  capítulo 7; 2 tesalonicenses capítulo 2 y Apocalipsis capítulo 13>.
Daniel 11:37. Según este versículo, hay tres cosas que el ``rey soberbio´´ despreciará: 1. El Dios de sus padres; 2. El amor de las mujeres; y 3. Dios alguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario