domingo, 24 de junio de 2012

Escuela Biblica Dominical: Proverbios


Proverbios Capitulo 1

“Un proverbio es un dicho que comunica una verdad específica de una manera directa y eficaz”. El vers. 1 identifica al autor de estos proverbios; los versículos 2-4 aclaran las razones por los cuales fueron escritos dichos proverbios: Para recibir sabiduría, doctrina (enseñanza), razones prudentes, consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad, sagacidad, inteligencia y cordura. Estas son características constantemente exigidas a los hijos de Dios y son rasgos distintivos del gobierno de Dios en la vida de los mismos. Los simples son los que están demasiado abiertos a toda influencia . Se recuerda a los que viven sabiamente que la fuente de la sabiduría es inagotable (v.5), y es la clave para comprender los dichos y proverbios de los sabios (v.6).” El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” Configura una especie de lema para el libro, y describe su principio básico (v.7). El principio implica tanto el inicio como la esencia de nuestra vida. Sin contar con el conocimiento y el tremor de Dios, es imposible adquirir la sabiduría que nos ha de servir de guía a nuestra existencia. “Oye, hijo mío” implica obediencia; (v.8), y el padre inicia con ella una serie de lecciones, excepto la última que es dictada por la sabiduría. “Evitar la compañía de los malvados” (vv.10-16) Estos versículos describen perfectamente la sociedad actual y el creciente desarrollo de la delincuencia con su nefasta consecuencia de robo, saqueo y muerte. El sabio consejo de Salomón es “Hijo mío, no andes en camino con ellos, aparta tus pies de sus veredas” (v. 15). Posteriormente pasa a darnos una hermosa ilustración acerca de la codicia (vv.17-19). Nos dice al respecto que es parecida a la carnada que es puesta por un cazador; es atractiva y sabrosa en apariencia, pero si no hay carnada, entonces la red, o la trampa, puede ser evitada fácilmente. A partir de aquí (vv.20-33), la Sabiduría toma la palabra y declara cuán peligroso es no escuchar los llamados de Dios, habiendo mostrado cuan peligroso es escuchar las tentaciones de Satanás. Tres clases de personas son aquí llamadas por la sabiduría: Los simples. Los pecadores que aman sus simples nociones del bien y del mal, sus sencillos prejuicios en contraposición a los caminos y a los sabios consejos de Dios y se ufanan de ello. Los burladores. Gente orgullosa, arrogante, cínica, altiva y desafiante, que hace chistes y bromas de todas las cosas; los burladores de la religión que rebajan y denigran toda cosa sagrada y seria. Los necios. Una persona rústica, un patán y torpe; un petulante, obstinadamente descuidado, sin freno “uno que es insensible a la verdad moral y actúa sin tenerlo en cuenta” Los peores son aquellos que odian a quienes les enseñan, y que tienen un disgusto muy bien arraigado contra la verdadera piedad. El precepto es simple; vuélvete a mi reprensión, acepta mi consejo y vivirás. Esta es la primera de las secciones en que se personifica a la sabiduría. La sabiduría que tiene su origen en el temor de Dios, extiende una generosa invitación para que todo el mundo aprenda, pero la inmensa mayoría de la humanidad rehúsa escuchar, pese a que por su negativa, caiga sobre su cabeza la ruina y el dolor. Se nos recuerda (v.24) con cuánta insistencia los profetas rogaron al pueblo clamando ¡Buscad a Jehová, y vivid! (ejemplo: Amós 5:4); al igual que ellos proclamaron sus mensajes en los lugares públicos, así también “La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; clama en los principales lugares de reunión…” (vv.20-21). Las entradas de las puertas de la ciudad eran los lugares donde se realizaban las transacciones públicas y privadas y donde funcionaban las cortes de justicia; (ejemplo: Rut 4:1…). Los versículos 24-32 describen la reacción general provocada por la exhortación y sus funestas consecuencias. El caos, el desastre y la calamidad serán los resultados de tal desobediencia, y entonces será demasiado tarde para recurrir a la ayuda de la sabiduría celestial. Tal es el fin, dice la sabiduría, de los que no oyen la voz de la sabiduría “Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal”.
Estudio Biblico redactado por el Pastor Lucio Almirón, Iglesia Bautista Independiente "Divina Gracia"

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